Después de todo lo que ha pasado en su vida y todo el daño que le causaron. Kira está en su peor momento, ansiando el poder volver a los brazos de su mafioso favorito.
Pero, grandes problemas vienen. La historia se reescribe y los rostros conocidos...
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Laboratorios Nocticula S. A Barcelona, España
Kira
Ese recuerdo se repetía cada maldito segundo en mi cabeza desde hace un año. Mi cuerpo había dejado de pertenecerme, mi cerebro vivía en una nube constante de dolor y llanto. Y si antes era una no-muerta, ahora definitivamente lo estaba.
Lucio se había ido.
Olivia había dado vuelta Barcelona en busca de sus hermanos y yo internamente me culpaba. Mi día a día se había resumido en hacer lo mismo una y otra vez.
Izan entró por la puerta de mi oficina mientras cerraba mi computador y, con el cansancio en mi mirada reparé en él.
- ¿Que sucede?
- ¿Hace cuanto no duermes? - su pregunta me hizo molestarme y a la vez replantearme la idea de querer irme muy lejos. Pero la realidad a su pregunta era que hacia un año que no dormía. Cada vez que cerraba los ojos su cuerpo pálido hacia acto de presencia.
Sus dedos fríos recorrían mi rostro y juro que a veces pensaba que por un milagro estaba vivo. Pero mi cuerpo me decía que estaba muerto. Aquello que describí esa tarde se había vuelto mi realidad pero multiplicado por mil por que mi corazón también sangraba por él.
No sabíamos nada de Alexander desde entonces y mi charla por saber quien había sido en realidad resultó en que una de las casas de Izan se prendiera fuego. Mi lado sin consciencia estaba reprimida de nuevo, bueno a medias. Se asomaba cada tanto y hacia de las suyas. Pero podía, al menos por ahora, mantenerla controlada.
Me dolía escuchar el nombre de Vladislav y saber que siempre fue todo una mentira.
Vladislav nunca existió. Siempre fue Alexander, ¿y la cereza del pastel?... Ni siquiera era mi señor. Días después de volver mis recuerdos volvieron en su totalidad. Y la imagen de entrenar con Vladislav a las afueras del castillo en Rumanía se torcieron a una imagen de Alexander y yo, ambos haciendo lo mismo.
Él fue aquel niño que Izan amó como un hijo, y ese niño me amó como si fuera su hermana. Y como si no fuera lo único que hubiera cambiado. Fue él quién me encontró perdida en aquel bosque de Rusia. Me había visto a través de sus visiones y sabía en quién me convertiría.
Lloré todavía mas luego de recordar eso. Los chicos aún no lo sabían. Y con Izan quisimos guardar el secreto hasta tener toda la historia completa. No era común que los recuerdos del mismo Izan fueran manipulados de esa manera.
Volví a buscar ese castillo en el desierto pero ya no estaba, ni rastro de el.
- Kira... - Izan me miraba con los ojos entrecerrados. Lo había vuelto a hacer, me había perdido tanto en mis pensamientos que a veces o la mayoría del tiempo iniciaba una conversación y a mitad de ella me perdía.
