Capítulo 33: Energía selectiva

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27 de junio de 2023

Deseo profundo

ALÉJATE DE MÍ

11 de julio de 2023

Foto antigua

En absoluto siento ganas de dirigirme a ti, pero esta historia ha de ser cerrada, y no será sin inmortalizar todo hasta el momento para así recordar por qué jamás debo volver. Es hora de partir para siempre.

Voy a coger todos los bártulos e irme porque esto jamás tuvo un sentido y he agotado las pocas energías que me quedaban para encontrarlo.

No quiero odiarte, por eso no veo opción mejor que la de irme.

Esta vez has hecho las cosas demasiado mal como para sacar de alguna parte mi capacidad de perdonarte.

Definitivamente juegas conmigo, es un hecho evidente, dejarás de hacerlo cuando ya no te lo permita...porque está claro que día en que llegues a cansarte no es barajable, nunca pasará.

Soy yo quien escribe sobre ti, pero eres tú el que jamás se va.

De acuerdo, abramos las puertas a nuestro último recuerdo.

Querías una explicación a mi distanciamiento, así surgió la idea de vernos, más bien mi idea, soy yo la que la mayoría de ocasiones tira de esto. Tu respuesta a mi propuesta dijo en palabras literales así:

- Claro, deberíamos🖤

¿Debíamos Aron? ¿Cuánto de seguro estás de eso ahora que lo hemos vivido?

Debes verme...entendido, la historia empieza como un deber, desde el inicio vamos clarificando el camino.

Recuerda en tu yo más profundo esto: querer y no poder.

Ahora convirtámoslo en esto: deber no es querer.

Cuando te vi sentí la paz de siempre, pero algo dentro de mí estaba distinto, latía diferente. Voy a intentar explicártelo como muchas veces hago, a mi manera:

¿Sabes esa sensación de estar profundamente enamorado de una persona? Verla con una luz ultrapotente que te invade de placer, impulsos y energía. Ahora visualiza la decepción, esa que reviste a la misma persona que derrochaba destellos de grietas oscuras y negras que no dejan salir, como antes era, la luz entera. Así pude verte, agrietado por el desgaste de lo nuestro, corrompido por la amarga decepción. Como una foto deteriorada por el tiempo llena de manchas negras que la hacen ilegible.

El estado al verte no es común a nada de lo que he sentido antes, pero no puedo asignarlo a algo bueno, puesto que descompone mi versión más risueña y decidida.

Sé que no aprendo a fluir contigo, eres por el único que me esfuerzo, de hecho, jamás he reservado en un sitio para ir a comer con un chico, siempre dejo que ellos sean los que sorprendan. En tu caso hay una sensación que me hace sospechar que necesitas ayuda para arrancar, por eso siempre trato de echarte una mano, de apaciguar las aguas que veo levemente revueltas. Quizá me equivoco, pero sacas este lado de mí que no puedo frenar, es puro instinto.

Escogí un lugar tranquilo, con buenas vistas, cierto es que no pensé en todo, ya sabes, mi característica torpeza...nos asamos como pollos por mi culpa por los 40 grados que hacía en la terraza, pero también sabes eso que siempre trato de explicarte, rara vez no se alinean los astros conmigo para que todo vaya como espero, salgo muy bien de lo malo, a veces pienso que fui diseñada para eso.

El rato pasando calor fue gracioso, no voy a mentirte, y quizá un preludio a lo que nos esperaba al final de la noche.

Nuestro momento escogiendo la comida es uno de los pequeños ápices que me han hecho seguir  aquí, esos ratos en que somos nosotros, en que nos olvidamos de cuánto nos hemos idealizado, en que somos naturales y expresamos nuestros gustos, en que nos vamos conociendo cara a cara y no a través de un maldito teléfono.

Ático de mi almaOnde histórias criam vida. Descubra agora