Capítulo 14: Espejo del alma

82 3 1
                                    

19 de abril de 2022

Nuestro principio interminable

Vale, debo asumir que estas hojas están convirtiéndose en el cajón que guardará por siempre nuestra historia. ¿Qué hace falta para que se termine de una vez por todas? Plasmar aquí todo lo que necesito. Estoy inmortalizando nuestras vivencias, para así nunca olvidarte cuando continúe con mi camino.

Si he caído presa de la limerencia contigo tendré que asumir que eres un ideal inexistente que solo puede acabar convirtiéndose en una gran decepción.

Me acuerdo de cuando nos vimos al poco tiempo de yo entregarte mis cartas. Íbamos con nuestros amigos y por total empeño del destino nos cruzamos sin esperarlo. Íbamos cada uno en el coche con nuestros amigos. Me acuerdo de cómo me miraste a través de la ventanilla, fue una mirada un tanto interesante, quizá la de que no te esperabas que alguien como yo guardase tantas cosas. También Jaime me miró de forma curiosa, está claro que algo le habrás contado, no te culpo, es tu mejor amigo, pero espero que hayas sabido guardar nuestro secreto más allá de los que son tus 5 dedos de la mano de confianza plena. Me encantan nuestras miradas entre la gente, que juguemos a hacernos los despistados. Que me dijeses que Contando Lunares es nuestra canción no me pareció nada desacertado: "vente vacila un poquito que aunque yo me hago el loquito me encanta y lo sabes", pues ya ves si lo sé.

No pudiste aguantar a escribirme segundos después:

- Bela ¿Donde vais?
- Hola Aron, vamos al mirador de al lado de casa de Camila a echar un rato
- Pues allí vamos nosotros también
- ¿Cómo? ¿Vais para allá?
- Sí, nos vemos ahora

Así fue como acabamos todos juntos en el mismo mirador. Desde luego cambiaste tu rumbo solo por verme, eso a día de hoy me tiene robada la tranquilidad.

Es que tus ojos me transmiten que te gusto muchísimo pero no sé si será solo físico. Desde luego rubia no soy, así que tu debilidad no puedo ser tanto, mil veces me has repetido que tu debilidad son las rubias. Qué pesadito con las rubias, pero me encanta ser morena y gozar de ser una excepción. Por cierto, creo que rubia yo estaría horrible, no creo que vaya a probarlo...

Bueno que me desvío. Me costó mucho mirarte a los ojos en aquel mirador, era como si me estuvieses mirando y yo estuviese completamente desnuda. Ya no me acuerdo de más, solo de que sentí eso. Creo que me mirabas con compasión, como si te sintieses mal por todo. Tranquilo, tampoco ha sido para tanto y la vida es así, un día nos toca estar en una posición y otro en otra, también he podido ser el punto contrario a esto con otras personas, lo he vivido todo. Claramente en estas hojas escribo todo de forma intensa y a flor de piel porque es en los momentos en que escribo, cuando las cosas me desbordan en la mente y necesito expulsarlo. Es cierto que me has hecho daño pero ha sido sin quererlo y así funciona la vida, no me debes nada, no tienes que arreglar todo esto, has sido como eres y has hecho lo que has sentido -o eso creo-. Con esto quiero decir que no te guardo rencor ni espero nada de ti, ya está, has sido una persona importante sin merecerlo pero de eso también yo tengo la culpa y me compete acabar con ello.

No esperaba ni mucho menos que con mis cartas sintieses pena, porque tampoco tienes por qué tenerla, esta historia me ha divertido, he sentido adrenalina, me ha hecho aprender algo, también yo he jugado a engrandecerla con mi mente eso es innegable, así que bueno no tienes por qué preocuparte de nada.

Mira que nos hemos visto pocas veces pero la mayoría han sido travesuras...yo mintiendo para meternos en sitios, los dos saltándonos las clases, alguna que otra tercera persona de por medio sin tener ni idea...en fin en fin, cositas. Por perder me he perdido hasta pruebas que contaban como examen, así que esas decimitas que tengo de menos en la carrera a ver cómo vas a pagármelas, que esas sí que todavía me las debes, tú verás cómo las compensas.

Ático de mi almaWhere stories live. Discover now