16 | Astronauta en busca de hallazgos

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16 | Astronauta en busca de hallazgos.

—¡Heather Alaia Bruna!

No termino de asimilar que Jazz se encuentra dormido a mi lado, porque mi padre mantiene los ojos bien abiertos desde el umbral de la puerta de mi habitación, sin embargo, no pasa mucho tiempo para que el chico se remueva. Pasados los segundos, las piezas empiezan a encajar en su cabeza, porque lleva la mirada de papá a mí con lo que reconozco como nerviosismo. Quedamos lado a lado en posición de indio.

—No he hecho nada indebido con su hija, señor—es lo primero que suelta, y yo estampo una mano en mi rostro, sintiendo el calor subir a mis mejillas—. En realidad, ¡tampoco sé cuándo me quedé dormido! No era mi intención quedarme a dormir en su casa.

Papá le envía una larga mirada a Jazz, mientras llena de aire sus pulmones.

—Agradece que no los encontré como sus madres los trajeron al mundo.

—Basta, ya...—murmuro.

—¡Al menos hubieras informado que se quedaría!—mueve sus brazos de una manera que me resulta graciosa, y me entorna los ojos—. Hablo en serio, por un momento pensé que caería desmayado al verlos.

Y, para reforzar sus palabras, se lleva una mano al corazón de manera sumamente teatral. Ruedo los ojos con diversión.

—Quise hacerlo, pero ya se encontraban dormidos y no quise despertarlos—le explico—. Además, tenía pensado que Jazz se fuera antes de que...

Ahora es el pelinegro quien se lleva una mano al corazón.

—¿Me utilizas y luego me desechas?

—Pero, ¡si no hicimos nada!

—¡Dormimos juntos!

Guardo silencio. Técnicamente, sí es cierto, pero ruedo los ojos cuando encuentro una expresión divertida en su rostro, luego, lleva la mirada hacia papá, que nos observa con una ceja enarcada y los brazos cruzados. Sé que lo hace para fastidiarme.

—Una disculpa por la impresión que se llevó al entrar a la habitación, señor Windsor. No volverá a suceder.

—Mmm—es todo lo que responde para luego señalar sus ojos con dos dedos—. Los espero en el desayuno.

Y vuelve a cerrar la puerta de la habitación.

Ladeo la cabeza, apuntando con el dedo índice a Jazz.

—Parecías realmente cansado, así que decidí no despertarte. No te preocupes por papá.

—Heather...

—¿Qué?

—Ni siquiera les he hablado a tus padres de lo que sea que tenemos, y ya me encontró en tu cama. ¿No te parece que está mal visto eso?

Me tomo un tiempo para responder, porque en su rostro ya no hay ni una pizca de diversión.

—Papá no es tonto, y es chismoso, así que ya le he adelantado algunas cosas. De hecho, él fue el que me impulsó a ir ese día a tu casa para que intentemos esto—nos señalo—. Además, vamos a nuestro ritmo, y si hay algo que más valoro de la relación con mis padres es el respeto que existe por las decisiones que tomamos—noto que se mordisquea el labio inferior mientras contempla la puerta de la habitación, seguramente recordando lo que pasó anteriormente, así que añado:—. En realidad, le resulta divertido causarnos vergüenza, pero es verdad que hubiese sido incómodo que nos encontrara...ya sabes...

Crece una sonrisita pícara en sus labios.

—Pero no nos encontró, ¿eh?

Suspiro, y debo admitir que es cercano a un suspiro lastimero.

El poder de una sonrisaWhere stories live. Discover now