Fotografía

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La expresión que había en el rostro de Levi era digna de un poema mientras observaba al hombre frente a ustedes preparar aquel enorme y extraño aparato, montándolo sobre un trípode, calibrándola y perdiéndose debajo de la manta obscura que tenía detrás. Él no parecía nada convencido de aquello que veía, mostrándolo abiertamente con su evidente mal humor, cruzándose de brazos.

-Repíteme que demonios estamos haciendo aquí.- Masculló, interrumpiendo tu labor de arreglar uno de los voladillos en el vestido color crema con el que habías vestido a Dánae, girándote a verlo.

-Vinimos a tomarnos una fotografía.- Respondiste divertida, recibiendo una mirada de odio de parte de tu esposo.

-¿... Y por qué mierda vamos a tomarnos una fotografía cuando soy uno de los más buscados por la corona?

Sonreíste cansada mientras soltabas un suspiro, pensando en que ya era la quinta vez que preguntaba aquello. 

-Quiero hacer algo con esa fotografía.- Explicaste mientras enderezabas un poco la corbata negra que sustituía por la ocasión al cravat en su cuello. 

Vestido elegantemente con la versión de gala del uniforme de la Legión de Exploración, la chaqueta larga y negra con insignias y medallas adornando la tela, guantes blancos como su camisa con el anillo negro en su dedo por encima de la tela y el cabello negro peinado hacia atrás, él te mandó una mirada de pocos amigos mientras se encontraba a si mismo sujetando entre sus brazos a su hija. Admitías que estando de esa forma resultaba jodidamente irresistible.

Y al parecer él pensaba lo mismo de ti. Con cuidado de no estrechar a Dánae entre los cuerpos de ambos, se acercó a ti y depositó un suave beso sobre tus labios pintados en carmín, haciéndote sonrojar ligeramente por no haberlo esperado. Cuando él deseaba algo de afecto o si creía que lucías bien, casi siempre te lo demostraba con un beso inesperado, casto y a veces nervioso, casi como un niño tímido...

-Luces muy apuesto, Levi.- Sonreíste dulce mientras te alejabas un par de pasos, observando el adorable cuadro que hacían él y Dánae en sus brazos, dormitando. -Ambos lucen perfectos.-

-Tch.- Los ojos azul acero del mayor se movieron a un lado, tímidos. -Tú tampoco luces mal...-

Sus palabras hicieron que te mirases a ti misma, confundida. No lucías realmente especial según tú; llevabas también el uniforme de gala con tus respectivas medallas, una larga falda blanca como los pantalones de Levi, zapatillas de tacón pequeño marrones, tu camisa negra y una corbata blanca en tu cuello sustituyendo los pañuelos que siempre llevabas, tus manos cubiertas con guantes negros, el anillo de cristal por encima de la tela igualmente. Tu cabello había crecido en aquellos nueve meses de embarazo, cayendo largo hasta los omóplatos, de nuevo suave y brillante como cuando eras una novata. Sin darte cuenta, siempre te vestías en una versión de negativo a como él lo hacía.

-Ya está todo listo, señores.- El camarógrafo salió de debajo de la cortina, mirándolos con una sonrisa amable e interrumpiendo el momento. -Por favor, en sus posiciones.-

Ambos asintieron. Tu compañero te entregó a Dánae y tú caminaste hasta sentarte en la bonita silla de madera que el camarógrafo había dispuesto para ti -insistencia de Levi para que estuvieses más abajo que él-, colocando a la niña de forma que la cámara también captase su rostro. Unos segundos después sentiste una mano cálida sobre tu hombro cuando él se irguió a tu derecha. Se suponía que él debía sujetar la silla...

-Muy bien, ahora miren a la cámara y no se muevan hasta que se los diga.

Una luz cegadora salió del aparato un rato después. El hombre salió de debajo de la cortina, luciendo inconforme.

Roulette Of MemoriesWhere stories live. Discover now