22| Beneficio

908 97 59
                                    

Han pasado tres días desde que Alexandre tuvo la genial y grandiosa idea de alejarme de Dwade porque "tuvimos un gran avance y ahora debemos explotar esto para obtener mejores resultados". Básicamente el hecho de que Dwade recuperó su tamaño por más de una hora fue demasiado bueno y decidieron entrenar más desde el fin de semana. Hasta ahí todo bien, no entiendo porque Alex dijo que yo debería mantenerme a raya en esto y que sería mejor que Dwade se quedará con él por unos días.    

Mi mirada seguía pegada a la cajetilla de cigarrillos de mi cajón mientras mis dedos juegan con el zippo.

Necesito... No, quiero un cigarrillo.

Como Dwade estaba a mi lado todo el tiempo ni siquiera me percaté de que había dejado de fumar, o sea sí me enteré que lo hice pero no me cayó el veinte. Simplemente no me importó porque era más importante que Dwade no sintiera mi aroma molesto. Pero ahora no tengo que preocuparme de que eso ocurra porque él no está conmigo ahora mismo.

Ah, podía sentir la abstinencia recorrer mis venas.

Es todo una tontería.

Me levanté de mi cama, me acerqué a aquel cajón y saqué esa cajetilla de cigarrillos para después lanzarla al bote de basura junto a mi escritorio.

Sería absurdo si después de todo este tiempo volviera a fumar solo porque Dwade no está a mi lado, no puedo depender de él, tengo que mejorar por mí mismo.

Cerré la tapa del zippo antes de meterlo de regreso en el cajón donde antes estaban mis cigarrillos, por un momento pense en tirarlo pero me arrepenti al instante, fue un regalo de mi hermano asi que no voy a botarlo, después me agache para recoger mi mochila del suelo y salir de mi habitación.

Mis pasos se detuvieron en seco cuando noté la presencia de los dueños de la casa en la sala. Mi padre está hablando por teléfono mientras que mi madre parece estar entretenida viendo qué comprar por internet.

—Buenos días —mencioné, aunque desde que los ví dejaron de ser buenos días— Ya me voy a la escuela.

Una risa nasal salió de mi madre, es sencillo entender que tanto mi presencia como mis palabras le causaron bastante gracia.

—¿A qué? ¿A ver con quién te peleas? —habló con sarcasmo sin despegar la mirada de su computadora— Solo vete, ¿no ves que estamos ocupados?

No respondí nada, solo me di la vuelta y salí por la puerta principal para después enviarle un mensaje a mi hermano.

Tynan
Están en casa así que no vengas.

Presioné el botón de encendido/apagado antes de guardar mi celular en el bolsillo de mi pantalón.

Miré al cielo por un momento, quería ver qué tan azul estaba hoy pero está cubierto de nubes grises; quizá llueva más tarde. Solo ignoré eso para comenzar a caminar hacia la parada del autobús e ir a la escuela.

Recuerdo que cuando era más pequeño a menudo buscaba obtener la atención de mis padres, su aprobación y que ellos estuvieran orgullosos de mí. Lo único que recibía a cambio de mi esfuerzo eran gritos, insultos, desprecio y golpes, porque sí, mi hermano se usa a sí mismo como escudo para que no me toquen pero hubo un tiempo donde él era demasiado pequeño como para hacer alguna diferencia.

En algún punto simplemente dejó de importarme. 

Sentí mi celular vibrar así que lo saqué de mi bolsillo, antes de revisar quién me envió mensaje detuve mis pasos y me orillé junto a un árbol. A mí me molesta mucho cuando voy caminando tranquilamente y me encuentro a una persona que se cree de plástico que va usando su celular sin miedo de chocar contra alguien o algo. Me molesta porque comúnmente terminan chocando conmigo y por alguna razón termina siendo culpa mía.

Microamor [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora