🍃Como debía de ser 🌿| Harry Potter y Draco Malfoy.[1]

Capitulo veintisiete

Frostwind se pronuncia igual: Frost-wind

Zyroxith: Zai-roksith

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10 de octubre de 1988

Aprieto la tela de mi túnica con nerviosismo mientras espero pacientemente a la orilla de mi cama. Mi abuelo y mi padre están discutiendo en alguna parte de la mansión y mi madre está sentada junto a mí acariciando suavemente los mechones de mi cabello mientras esperamos que hacer.

Me miro en el espejo frente a mí, llevo puesto una túnica de color azul rey con detalles en dorado, los colores de mi familia. Mi cabello blanco está perfectamente peinado hacia atrás. Los elfos hicieron un gran trabajo arreglándome para la ceremonia de cumpleaños. Sentí la tensión en el aire desde el primer momento en que desperté en la mañana, al saber que mi abuelo vendría a la mansión para estar presente.

El abuelo casi nunca viene, y cuando lo hace es para cosas importantes. Se que hoy que cumplo ocho años es un día importante, mis padres me lo dijeron hace unos meses. Lo acepte inmediatamente, repitiendo mi decisión cada que mi padre vuelve a preguntar. Madre ha estado muy feliz con eso y mi padre siempre se notó muy tenso e indeciso. "No es justo" es lo que siempre lo oigo decir, completamente negado a que el peso de todo caiga sobre mí.

Mi lobo plateado duerme plácidamente en su cama a un lado de la habitación, siempre está conmigo desde que tengo memoria. Y hoy especialmente ha dado un gran estirón. Madre supo que esa era una señal de que mi magia está madurando y estoy listo para asumir el peso de mi apellido. Frostwind es magia pura, una manifestación pura de mi poder mágico. Cada miembro directo de la familia Marchuk tiene uno. El de padre por ejemplo es un dragón plateado que para estar siempre con él se convierte en un pequeño búho blanco de ojos azules. Su nombre es Zyroxith.

La puerta de mi habitación se abre y por ella entra mi padre, tiene exactamente la misma ropa que yo y se queda de pie a un lado de la puerta. Ya es hora de empezar.

— Vas a aceptar tu destino y vas a hacerlo bien ¿Verdad, amor? — Pregunta mi madre suavemente en un susurro, sus ojos plateados me miran con delicadeza. — ¿Lo harías por mí?

La miro durante unos segundos y luego miro a padre, quien mira todo con una expresión neutra y completamente inmóvil en su sitio, esperando por mí. Mi labio inferior tiembla. Tengo miedo. Se que nuestra familia tiene una misión, ser guardianes, pero...

— Pero padre... — Susurro en el mismo tono de voz.

Mi madre acaricia suavemente mi mejilla, sin perder la sonrisa cálida en sus labios.

— Tu padre no lo entiende, cariño. Tú... eres el único que puede ayudarlos. — Sonríe y luego besa mi frente. — ¿Vas a decirle a papá que vas a aceptarlo?

La miro a los ojos y luego miro mi silueta en el espejo. Me levanto y camino con pasos indecisos hacia mi padre, quien extiende una mano hacia mí y me apresuró para agarrarla. Antes de desaparecer por la puerta miro una vez más a mí madre, quien sonríe animándome.

Miro nuevamente a mi padre y trago saliva.

— Padre... — Le llamo suavemente.

— Arthur. — Responde ya resignado a intentar convencerme de lo contrario.

Cierro mis ojos y respiro profundo mientras repaso las palabras en mi mente.

— Por la sangre que corre en mis venas, por el legado que heredo, juro lealtad a la familia Marchuk. Seré el guardián de nuestro linaje, protegeré los secretos y las responsabilidades que recaen sobre mí. Cumpliré con mi deber, sin vacilación ni duda, y llevaré el nombre Marchuk con honor y dignidad. — Mis palabras suenan fuertes y claras, aunque siento un nudo en la garganta.