"Encontré el amor
donde no se suponía que debía estar".
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Jordyn Swan se ve obligada a viajar para salvar al idiota novio de su hermana, sin saber lo que le espera, sin saber que en Italia, su...
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HA PASADO una semana desde la última vez que Jordyn vio a Caius. Estaría mintiendo si dijera que no lo extraña. Demetri se fue para ir a una misión con Jane, Alec y Felix hace unos días. Ha tenido varios guardias diferentes desde que él se fue, aunque ninguno es tan divertido como él. Se siente bastante sola, cada vez que llamaba a Bella sus conversaciones eran cortas y secas, lo que la preocupaba un poco, pero Bella le dijo que no era nada.
No ha salido de su habitación desde que Demetri se fue, aunque no le importa mucho. Ella extraña el jardín, había ido todos los días, pero está bien quedándose en su habitación.
Actualmente está sentada en su escritorio, observando al jardinero cuidar las flores. Se levantó no hace mucho, son sólo las 9 de la mañana. Espera su desayuno con el estómago refunfuñando.
Una sonrisa se forma en su rostro cuando se abre la puerta y entra una mujer con su cabello castaño claro recogido en un moño apretado, su capa gris claro fluye detrás de ella, la V dorada centrada en el medio de su pecho y sus tacones haciendo eco en la habitación tranquila. Jordyn nunca había visto a esta mujer antes; es hermosa, por supuesto.
–Señorita Swan–, su voz tiene un ligero acento griego. Le hace una señal a Jordyn y coloca una bandeja de tostadas francesas frente a ella.
–Gracias–. Jordyn le sonríe.
La mujer le devuelve la sonrisa, –Soy Chelsea. Seré tu guardia hasta que Demetri regrese–. Chelsea extiende su mano.
Jordyn paso su bocado de comida y le estrechó la mano fría, –Encantado de conocerte.
–Te dejaré comer. Estaré afuera si me necesitas–. Chelsea esboza una sonrisa deslumbrante y sale de la habitación en segundos.
Jordyn come lentamente su tostada y fruta, disfrutando de la vista desde su ventana.
Una vez que termina, salta de su silla y entra en su armario, agarrando una chaqueta de cuero marrón, una camiseta blanca y unos vaqueros azules holgados. Todavía no tiene idea de por qué tiene tanta ropa que combina perfectamente con su estilo, y supone que Alice tuvo algo que ver con eso. Ella no está en contra, por supuesto, sino todo lo contrario.
Ella sale de su armario y se pone los zapatos, agarrando el cuaderno y el lápiz que Demetri le había comprado. Espera que Chelsea la acompañe a los jardines para poder dibujar. Las mejores ideas las saca a relucir en los jardines, y las coloridas flores son como combustible para su cerebro.
Abre la puerta y ve a Chelsea parada junto a la puerta con un libro en sus manos, sus ojos rojos rápidamente miran de su libro a Jordyn, una pequeña sonrisa aparece en sus labios.
–Jordyn, ¿en qué puedo ayudarte?
Jordyn sale al pasillo y cierra la puerta. –¿Crees que podríamos ir a los jardines? No he ido en algunos días.
La sonrisa de Chelsea se ensancha, –Bueno, por supuesto–. Se levanta la capucha y comienza a caminar por los pasillos, seguida por Jordyn.
Los dos caminan en silencio, los únicos sonidos en el pasillo son los tacones de Chelsea golpeando la piedra.
