El silencio en el departamento fue total. El sonido de los cubiertos en los platos y el sonido despierto de la ciudad de New York eran los musicalizadores oficiales de la velada.
— ¿Has podido averiguar algo respecto a nuestros sueños? —, le preguntó el artista, casi en susurros.
Eva negó suavemente con la cabeza y tomó el último trago de vino, tomando la botella entre sus dedos para servirse un poco más de aquel elixir que le permitía pasar ese trago amargo de decepción.
— No, me he traído el libro, así que voy a seguir leyendo. Pero hay muchas teorías, claro ninguna puede ser tan explícita como nuestros sueños —, explico y él asintió suavemente, dejando sus tenedores y observandola.
— Eva, ¿quieres que me vaya a un hotel o que me quede? —, murmura, intentando buscar sus ojos. — No quiero que estes incomoda, bajo ningún punto.
Eva tiene sus ojos puestos en el líquido tinto que está dentro de la copa, entre sus dedos. Lo mueve suavemente y se mantiene en silencio, hasta que finalmente le da lo que él quiere y lo mira a los ojos.
— Quiero que te quedes, Harry. Solo estoy cansada y honestamente, me siento un poco apagada. Lamento no ser la Eva que quieres —, le explica y él lleva su mano hacia la mejilla de la mujer.
—Eres la Eva que quiero, siempre, incluso estando así. Eso no me importa, en absoluto. —, susurra y se inclina lo suficiente para besar sus labios de manera suave, casi como una caricia, esperando que ella diera el paso que él quería.
Ella se lo concede, abriendo sus labios y besándolo con lentitud, encontrando la confianza en sus labios de a poco.
— Lo siento, Eva —, murmura y ella asiste suavemente, apoyando su frente con la suya, aun manteniendo sus ojos cerrados, dejando que la voz del británico la lleve a un lugar mejor. — Vamos a la cama. Limpiaremos esto en la mañana.
Harry se levanta y se inclina para levantarla en brazos, haciendo que ella lo tome por la nuca. Se acurruca en su cuello y él besa el trozo de piel que alcanza, llevándola hacia la habitación que habían compartido hacía unos días.
La colocó en la cama y comenzó a apartar las almohadas que siempre tenía allí, colocándolas a un lado antes de abrir las sábanas y taparla. Se quitó los zapatos y luego la chaqueta, comenzando a quitarse el suéter y luego el pantalón, para luego hacerle compañía a la mujer.
Se recostó a su lado y la tomó de la cintura. Ella alzó una de sus piernas y lo envolvió, atrayéndolo hacia ella, sintiendo la calma y la oscuridad de la noche sumergiendolos en una atmósfera de tranquilidad e intimidad, con nada más que la luna iluminando parcialmente las siluetas que se mostraban en las sabanas.
Sus rostros se acercaron y sus narices se juntarnos. Él respiró profundamente y tomó de su aroma a jazmines, recibiendo absolutamente todo de ella.
— Extraño tu perfume cuando no estás —, murmura y ella sonríe, robandole un beso secreto.
— ¿Te gusta como huele? —, responde, en medio de susurros.
— Si. Eres mi pócima de adicción personal. —, susurra y ella ríe, haciéndolo sentir cosquillas en el fondo de su estómago.
— Quiero ser tu única adicción —, le responde y él cierra sus ojos. Su estómago sufre un golpe duro.
La culpa.
El silencio.
— Lo eres —, murmuró y la abrazó, escondiendo su rostro en su cuello. Su aroma lo tranquiliza. Sabe que ha tomado la decisión correcta.
YOU ARE READING
In my dreams | Harry Styles.
FanfictionHarry, despierta a sus 24 años de edad observando con dificultad alrededor de su elegante cama King en Los Angeles. A su derecha se encuentra su amante casual, desnuda y profundamente dormida, completamente ajena al sueño que el hombre habia tenido...