Decimoctavo encuentro.

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El alcohol había sido más que suficiente, Eva lo supo en el momento en que sus pies trastabillaran en el camino hacia la sala.

Empujo su cuerpo hacia el sillón y tomó un almohadón, colocándolo en su pecho para abrazarlo mientras observaba a Harry caminar hacia los controles de la sala y abrir las ventanas con la tecnología del lugar, la que permito que las ventanas les regalaran la visión completa de la ciudad que jamás dormía.

— ¿Quieres un trago? —, preguntó él y ella rió suavemente, negando con la cabeza mientras se acomodaba la camisa, tapando sus muslos y cruzando sus pies.

— No, a menos que quieras tenerme ebria como la última vez —, referencio, haciendo que Harry negará suavemente y preparara un trago para uno.

Flashes de su cuerpo desnudo sobre la cama llegaron a su cabeza, sin embargo trago saliva y continuó, haciendo como si nada.

— No tienes mucha tolerancia al alcohol.

— O tienes demasiada, estrella de rock—, explicó ella, viéndolo caminar hacia el sillón. El palmeo ligeramente su muslo y pidió un lugar, haciendo que ella se acomodara hacia el costado y le permitiera el acceso a el sillón, donde él se recostó junto a ella.

— Eres enorme, vas a aplastarme —, se quejó, como solía hacer, dándole un puchero que él quería morder.

— Tu eres una enana, no es mi culpa —, replicó, riéndose mientras la observaba removerse como un gusano intentando acomodarse contra el respaldo del sofá, aun recostada.

— No soy enana, tengo una altura totalmente razonable y corriente. Tu eres demasiado alto y tu espalda... —, ella quería continuar, pero la ceja de Harry ya estaba alta y la mujer bufo en su lugar. — No se puede hablar contigo

— No no, dime. ¿Qué ibas a decir de mi espalda? —, él se puso de costado y enfrentó su rostro colorado. Ella lo odio, bufando una vez más y cruzándose de brazos, con el almohadón en medio, que los separaba unos centímetros.

— No diré nada, eres insufrible —, se quejó, intentando tener más autocontrol del que realmente tenía mientras desviaba su mirada hacia otra parte que no fuera sus ojos profundamente verdes observándola, quemándola, poniéndola aún más nerviosa.

El alcohol tampoco es que ayudara demasiado.

— Siempre estás tan argumentativa, ahora parece que te comieron la lengua, princesa.

— ¿Es el propósito de tu vida molestarme? —, ella alzó una ceja también, intentando poner un escudo entre su nerviosismo y la confianza excesiva del hombre.

— Tengo muchos propósitos contigo, princesa, pero molestarte no encabeza la lista —, él se relamió la boca y ella se sintió atraída como una abeja al panal dulce. El iba a arruinarle la cabeza. Ella quería que la arruine toda.

— Eres insoportable y ya hemos hablado del apodo, te he dicho que- —, ella evitó el coqueteo directo del hombre, y él se sonrió por la victoria secreta, interrumpiendo su palabrería.

— Besame —, él exigió y ella se quedó con la boca abierta, pero finalmente la cerró y negó, apretando más el almohadón. — Besame, Eva.

— No voy a besarte —, fingió molestia, sin embargo era otra sensación que la abrumaba. La sonrisa de Harry se ensanchó y quiso taparle la cara por ser tan hermoso.

«¿Cómo debe ser crecer siendo así de hermoso?»

— ¿No vas a besarme? —, él la arrinconó un poco más, su espalda tocó el respaldo y sus pies estaban entre los ajenos.

In my dreams | Harry Styles.Where stories live. Discover now