Decimoseptimo encuentro.

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Tener a Harry alrededor era extraño pero también familiar. Estaba acostumbrada a él, pero era sumamente extraña la forma en la que todos sus sentidos parecían haberse intensificado al estar en persona.

Él era todo lo que había esperado que fuera, pero incluso más, y aunque no solamente era completamente consciente de su presencia, como cada noche, si no que ahora con toda seguridad podía confirmar que estaba cayendo por el.

Hablaron toda la noche y sacaron conclusiones precipitadas del porque habían estado soñando el uno con el otro y por primera vez en semanas no sintieron la necesidad de salir corriendo hacia la cama, porque lo que los esperaba en sueños estaba ahí, frente a ellos.

Las copas comenzaron a vaciarse y las risas llenaban el lugar, incluso cuando los otros visitantes del bar dejaron sus asientos libres para ir a la cama. Las 2 a.m resonó en algun salon continuo del bar y Harry llevó sus ojos al reloj, sorprendiéndole gratamente de la rapidez con la que habían pasado las horas y aunque el cansancio de un show y un viaje estaban a cuestas en sus hombros, no podía recordar la última vez que estuviera tan despierto.

— Es jodidamente tarde, Harry, porque no me has dicho. Debes estar cansado —, la mano de la mujer tocó la suya y sintió que desde las puntas de sus dedos surgía el fuego.

Trago saliva y negó suavemente con la cabeza, regalándole una sonrisa tranquilizadora.

— No te preocupes, tengo una noche antes del próximo show, tendré tiempo de descansar —, explicó él, alzando su dedo por un trago más, sin embargo Eva le sostuvo su mano y negó suavemente; llamando la atención del británico, quien bajó su vista para poder observarla.

— Es tarde, tengo que irme. Las calles de Nueva York no son tan seguras para una chica —, explico y él bajó su mano, entrelazando sus dedos con los suyos y tirando ligeramente de esta para besarle los nudillos.

— Puedes quedarte, hay una habitación extra en la suite.

Eva lo miró fijamente, y cientos de imágenes vinieron a su mente, tiñendo sus mejillas en un color que Harry supo reconocer de inmediato, pero como el caballero que era, no dijo nada.

— Es extraño porque se que en cuanto vayamos a dormir entonces volveremos a estar juntos, es extraño —, ella murmuro y él rió suavemente, bebiendo el último trago de su copa antes de levantarse y ayudarla con su silla, sin soltar su toque.

— No es necesario que vayamos a dormir inmediatamente. Podemos seguir charlando o ver una película, ya sabes —, explicó Harry, soltando su mano por primera vez, solo para dejarla en la espalda baja de la doctora, guiándola hacia los ascensores dorados que conectaban el bar a las habitaciones.

— Además tienes que contarme del show —, ella explicó y él asintió suavemente mientras pedía el ascensor.

Harry sentía que su piel, su garganta y su pecho quemaban, incluso más que sus manos. Estar tan cerca de ella y sentir su aroma a jazmines en persona le resultaba incluso más atractivo de lo que le había resultado alguna vez. Era casi adictivo.

El hechizo de los sueños no los soltaba, y quizá ni siquiera había existido.

Se había roto la cabeza pensando e imaginando. Creyendo que quizá todo lo que sentía; la atracción, el amor, los celos y el deseo, no eran más que un condimento extra que los sueños habían agregado para alimentar la cuestión, pero no, no era así. Con ella frente a él, su mente iba a millón de kilómetros por hora y no había manera de frenarla, tampoco era como si quisiera hacerlo.

En cuanto ambos estuvieron en el ascensor, Harry tocó el botón de la planta más alta y Eva río, poniendo los ojos en blanco en cuanto pudo observar el rostro engreído de Harry empujándola a bromear.

— ¿Me sorprende? —, lo molesto, apoyando su espalda en la pared y observándolo con una sonrisa que Harry guardó en sus retinas para siempre.

No pudo evitarlo, sus manos expertas actuaron por motus propio, tomando la cintura de la mujer y atrayéndola a él, pegando sus pechos en un pequeño golpe, mientras las luces del tablero contaban los pisos que los acercaban a su destino.

Eva parpadeo y lo observó, su rostro estaba tan cerca que pudo sentir la respiración lenta saliendo de sus labios y golpeando los suyos. Olía a menta y té verde, lo que hubiera sido una buena excusa para molestarlo, sin embargo su cerebro inteligente parecía haber dejado la sala y ahora era un órgano inservible que pertenecía a su cuerpo tembloroso.

Harry supo, el lo noto, que ella estaba dispuesta y no espero mas. Y aunque deseaba, honestamente, que aquel momento llegará producto de una romántica y elaborada escena, agradecido a quien estuviera arriba en el momento que sus labios se conectaron y él sintió las chispas volando desde su pecho.

Un jadeo salió disparado de la garganta de Eva y Harry lo agradeció, apretando el agarre de sus dedos en la cintura y estrujando el material suave de la camisa que la mujer llevaba. Se tragó sus suspiros y la saboreo con la misma necesidad que había estado obstaculizando sus pensamientos desde el momento que la había visto por primera vez.

Se encargó de disfrutar todas las sensaciones, desde su cálido aliento, su caliente sabor y el ligero toque de las punta de sus dedos viajando desde su nuca hasta la raíz de su cabello, haciéndolo jadear a él también.

El beso duró hasta que sus pulmones quemaron y el aliento les pedía tregua y aunque ambos estaban poco interesados en respirar, Eva supo que si no paraba se desmayaría y no exactamente por la falta de aire.

— ¿Así es como lo querías? —, preguntó ella, alejándose de su boca, pero no de su tacto, quedando apoyada en la pared y con el pecho sobre el suyo, mientras alzaba sus ojos caribe hacia él, resistiendo el impulso de besar el lunar que la llamaba desde su barbilla.

Harry rió y besó su frente, apoyando sus labios cálidos allí por el tiempo que tardó el ascensor en bajar el piso que faltaba hacia la suite.

— Bueno, creí que jamás te quedarías sin palabras. De haberlo sabido lo hubiera hecho antes —, Eva bromeó y Harry volvió a reír, pero esta vez volvió a besarla. Fue un beso corto y suave, que la dejó a la espera de más.

Iba a replicar, como siempre, sin embargo el beso la dejó descolocada y cuando Harry tironeo de su mano para salir del ascensor, sintió que sus piernas solo actuaban por la inercia del cuerpo masculino guiandola.

El abrió el cuarto y aunque había bromeado con la idea de Harry siendo un millonario acomodado, las palabras se habían quedado cortas cuando ante sus ojos cayó la imagen de un departamento completo para él.

— Ahora te has quedado sin palabras, te hubiera traído antes de haberlo sabido —, él bromeó, soltándole la mano para dejar la tarjeta de ingreso en la mesa conjunta al ingreso y no tardó en sentir el golpe suave de la mano de Eva en su brazo, respuesta de su pequeña broma interna.

— Sabes que esto no me dislumbra —, ella se defendió, quitándose la chaqueta y dejándola en el sillón de la sala de la habitación.

— ¿Qué podría? —, bromeó él, como si no hubiera nada que pudiera hacerlo, sin embargo ella sabía exactamente la respuesta.

In my dreams | Harry Styles.Where stories live. Discover now