Capitulo 29 - Por el presente

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Drake

Mientras andaba por Ikea, de la mano de María, recordó la reacción que había tenido Fran el día anterior, cuando le contaron que se iban a vivir juntos.

Había sido, como poco, memorable.

De todos los escenarios posibles que se había imaginado antes de contárselo, el que menos se esperaba, era ese, ver al padre de María, llorando a moco tendido, mientras repetía:

- Clara, qué se nos va la niña.

Cuando Fran dejó de llorar, les propuso a todos ir a conocer la casa, increíblemente, estaba deseando enseñársela.

Clara y María, con una sonrisa cómplice, respondieron que irían a buscarles en un rato.

Intuyó que querían tener una conversación madre e hija.

Así que Pedro, Fran y él se encaminaron a que les enseñara la casa y aunque jamás olvidaría su reacción, tampoco olvidaría las palabras que le dijo cuando estaban de camino.

- Drake, había empezado diciendo su suegro.

- Te escucho, Fran. Por su tono supo que lo tenía que decirle, era importante.

- No te voy a amenazar, no te preocupes chaval le dijo intentando relajarse.

Pedro, por primera vez, no soltó ni una broma y dejó a su padre hablar.

- María es única Drake, pero eso ya lo sabes continúo diciendo. Solo quiero que me prometas... que vas a cuidarla. Y si, dijo cogiendo aire, sé que sabe cuidarse sola, pero todos necesitamos alguien al lado que nos cuide y ella, aunque lo niegue, también lo necesita y te necesita.

Al escucharle, se le vino a la cabeza la cara que pondría María si estuviesen escuchando a su padre, y no pudo evitar sonreír.

- Te lo prometo Fran, le dijo finalmente. Te lo prometo de corazón.

Deseaba con todas sus fuerzas cumplir esa promesa.

María

¿Cuántas horas llevaban en Ikea?

La noche anterior, tumbados en la cama, había "obligado" a Drake a hacer una enorme lista con ella, de todos los detalles que podrían necesitar antes de mudarse. Casi le vuelve loco y después de más de media mañana paseando entre muebles suecos, no habían completado ni la mitad.

- ¿Te he dicho ya que me muero de hambre? Le dijo Drake con carita de pena cuando pararon en la zona de cocinas.

- Eso es porque has gastado todas tus energías antes de venir respondió guiñándole un ojo.

Habían invertido increíblemente bien sus energías después de desayunar un tazón de cereales. El sofá de la habitación de Drake había sido demasiado tentador.

Mientras se acercaba a mirar utensilios de cocina, su chico se acercó por detrás y le susurró al oído:

- La cocina de nuestra casa también tiene infinitas posibilidades.

Nuestra casa pensó María al escucharle. Aún seguía sonando como algo irreal.

- ¿Estás intentando provocarme? Le respondió dándose la vuelta con una sartén en la mano.

- ¿Lo estoy consiguiendo? Le preguntó Drake riéndose sin darse cuenta de lo que acababa de coger.

Pam

La sartén que tenía en las manos, le sirvió de raqueta para darle un azote en el culo y acto seguido salir corriendo cuál niña pequeña.

Drake y María

Llévame a la luna y abrázame en el caosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant