CAPITULO 26

4.8K 309 30
                                    




-Ella es la que resintió más el golpe, señora - informó una voz desconocida. -no tiene heridas graves, está estable. Tal vez despierte en unas horas.

«¿Hablaban de mí?»

-¿en unas horas? -ese era mi padre —¿Por qué?

-le hemos dado medicamento para el dolor, es solo para que descanse. Cuando despierte tendrá las extremidades magulladas y adoloridas, el pie más que nada.

No escuché lo que dijeron a continuación, pues volví a hundirme en las profundidades de mi subconsciente.

-le hemos traído estas -Rebeca, esa era Rebeca -sabemos que son su favoritas, bueno, este de aquí nos dijo.

La risita de mi madre llamó mi atención —: Las flores son preciosas, es muy amable de su parte, chicos -agradeció -Meredith va a estar muy contenta cuando despierte y los vea aquí.

Quería despertar, quería ver que estaba pasando conmigo, sin embargo, me sentía débil y los medicamentos me ganaban en fuerza.

Negro, otra vez...

-hey, tranquilo -advirtió alguien. -ella está bien, ¿de acuerdo? En cualquier momento podría despertar. Deja de comportarte como un imbécil, estás en un hospital.

-No me toques, hombre -esa voz la podría reconocer donde fuese -no me digas que me calme, vete a la mierda.

-Grayson, entendemos que estás preocupado -dijo Rebeca -todos lo estamos. La madre de Meredith llegará en cualquier momento, no querrás que te vea así.

-vamos, hermano -intervino Ethan -llevas todo el día aquí, te hace falta descansar.

Pude escuchar un movimiento brusco de piel contra piel. Temí que fuese el inicio de una pelea. Quería despertarme, diablos. ¿Por qué no podía abrir mis ojos y ya?

-solo vamos por un café -aclaró -te relajas un poco y después regresamos. Es lo mejor, de verdad.

A pesar de mi protesta, la oscuridad me envolvió en un suave y pesado sueño.

-creo que está despertando -exclamó mi madre. -¿Meredith? Cielo, abre tus ojos, linda.

Comencé a luchar contra las pesadas redes del cansancio, pude sentir como mis ojos accedían a mis órdenes. Eso era bueno, una buena señal.

-vamos, tu puedes -justo al instante en que escuche la voz de mi hermano, mis ojos se abrieron de golpe.

La luz me lastimaba pero no me importó. Lo primero que vi fue a Tyler. Tenía puntadas en la barbilla y el labio roto, pero fuera de ahí, estaba completamente bien.

Sonreí, pues era inevitable no hacerlo. Me encontraba sumamente contenta y tranquila de verlo sano y salvo.

-Eres tan perezosa -murmuró con un hilo de voz, parecía como si se fuera a romper en llanto -haz dormido todo un día, ¿no te da vergüenza?

Reí entre dientes, provocándome un dolor insoportable en todo el cuerpo. Ya ni si quiera sabia cuales eran los puntos donde más daño me había hecho.

-tranquila, no te rías o dolerá -acercó su mano para tocarme pero luego la removió, inseguro.

-¿Danielle? -pregunté lo más alto que mi patética voz me permitía hablar -¿Cómo esta?

-oh, ella está perfecta -me tranquilizó mamá. -esta con Rebeca, tu amiga. La llevó por un helado mientras esperábamos a que despertaras.

Solté el aire que tenía atrapado —: me siento bien -tal vez no físicamente, pero me sentía bien con el mundo alrededor. Estaba feliz de tener a mi familia conmigo.

SIEMPRE FUISTE TÚ / GRAYSON DOLANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora