Tristan.

73 12 2
                                    

5 años antes.

Seis meses en prisión puede parecer poco tiempo, pero no lo es. Para mi, cada día encerrado significaban diez en libertad. Así que, aunque tan solo hubieran pasado unos pocos meses, yo sentía como si se me hubieran echado encima varios años.

Y estaba aterrado. Mientras cruzaba los pasillos y me dirigía hacía la salida, el miedo era más y más grande. Quería salir de aquí pero, al mismo tiempo, no quería hacerlo. No sabía si estaría preparado para la libertad, para lo que ésta me traería. Después de un tiempo encerrado, practicando la misma rutina cada día, en el mismo espacio y casi siempre con las mismas personas, mi cuerpo se había acostumbrado a ello. Resultaba aterrador que rompieran tu rutina, tener que enfrentarte a algo nuevo, por muy malo que fuese lo ya conocido. Y echaría de menos a Miles. Dios, iba a echarle mucho de menos. Me pregunté si hablaba en serio cuando decía que vería a Valenia y esperaba que así fuera.

No sabía que sería de mi vida a partir de ahora. Tan solo un rostro venía a mi cabeza, una única persona. La misma en la que había pensado todos éstos días, la que hizo que no perdiera la cabeza.

Olivia.

Ni si quiera sabía si querría volver a verme. No había venido a visitarme, ni si quiera un día. Cada vez que veía a mi madre, la única persona que había venido a verme, le preguntaba por ella y lo único que hacía era desviar el tema, nunca diciéndome nada. Así que supuse que no quería saber nada de mi. Que todo se había acabado.

Pero ella era Olivia. Mi Olivia. Si podía hacer cualquier cosa por volver a recuperarla, lo haría. Y yo tan solo quería verla, explicarla como habían sido las cosas, hacerle saber que lo que había hecho estaba mal pero que no era ningún monstruo.

Me moría de ganas de verla.

Y también quería ver a sus padres. Me mataba el saber que ellos tenían esta imagen de mi. Entendía el por qué tampoco habían venido a verme, pero aún así, una parte de mi siempre deseaba ver a alguno de ellos cruzar la puerta de aquella sala, que se sentaran delante de mi tras ese horrible cristal y que me sonrieran de la misma manera que ellos siempre hacían... como si de verdad yo mereciera la pena, como si ellos lo supieran. ¿Querrían hablar conmigo después de todo? ¿Aún seguirían creyendo que  había algo bueno en mi?

Tan solo esperaba que aceptaran hablar conmigo. Pero sé que no soportaría un cambio en sus miradas, no soportaría el saber que ninguno me quisiera ya en sus vidas.

Así que, cuando salí por la puerta, saboreando de nuevo la libertad, lo único que sentí fue miedo.

Pero estaba preparado para muchas cosas.

Estaba preparado para que no viniera nadie a recibirme.

Estaba preparado para el viaje en solitario hacía Valenia.

Estaba preparado para las malas miradas de las personas que ya conocía, todos con una opinión sobre mi.

Sabíamos que no era un buen chico probablemente dirían la gran mayoría.

Estaba preparado para que al cruzarme con Anne, una de las que alguna vez había considerado amiga, apartara la mirada de mi, como si de un desconocido me tratase.

Y estaba preparado para que esto ocurriera con los demás, con todos aquellos con los que alguna vez compartí más de una risa.

Pero no estaba preparado para todo lo demás que me encontré.

No estaba preparado para ver como en la casa de Olivia vivían otras personas que no conocía.

No estaba preparado para saber que ella se había ido del pueblo.

Entre las flores te espero.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz