8.

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Vuelvo a ir a la antigua casa de Tristan. Estoy bastante segura de que él ya no vive allí; la ventana donde antes había estado su habitación no se ha levantado en ningún momento y no le he visto entrar ni salir. Tampoco le he visto en la parte trasera del jardín, donde estaba el gran árbol en el que se posaba para leer los libros que yo le dejaba mientras fumaba un cigarrillo tras otro. El árbol seguía allí pero él no.  El grabado de nuestras iniciales, una al lado del otro junto a un corazón, también seguía allí pero nosotros ya seguíamos el uno junto al otro. Y mi corazón había sido roto.

La casa sigue igual de espléndida que siempre; resultaba difícil no sentirte algo intimidada al tenerla delante. Parecía uno de esos lugares que tan solo ves en las televisiones, de esos hogares que sabes que ni viviendo diez vidas más podrías llegar a pagar. Pienso en los momentos que pasé allí dentro, lo mucho que agradecí tras éstos el haber crecido en la familia en la que lo hice. Y también pienso en todos los años que Tristan vivió entre esas paredes. Probablemente, de todos los lugares que había en Valenia, aquella magnifica casa era la que más odiaba de todas. Tan reluciente por fuera pero tan podrida y cruel por dentro.

¿Por qué nunca me llevas a tu casa? le pregunté una tarde en la que ambos estábamos sentados en el porche de mi casa. Mi cabeza estaba recostada en su regazo mientras él leía en voz alta el libro de bolsillo que tenía en sus manos. Hablé una vez que terminó el capítulo.

No creo que sea un lugar que te guste respondió y yo no té como se tensaba. Llevábamos casi dos meses juntas y apenas me hablaba de su familia a pesar de que en el pueblo era imposible no conocerlos.

¿Por qué no iba a gustarme? ¿A quien no podría gustarle una mansión con piscina propia? Tu casa es, literalmente, un sueño.

Yo prefiero tu casa. Es mucho más bonita y tus padres hacen que sea aún mejor con su olor a incienso y la música siempre alta. En mi casa nunca se escucha música.

Si algún día me llevas a tu casa, yo pondré la música.

Él sonrió y dejó el libro a un lado.

¿De que tienes tanto miedo, Tristan? no pude evitar preguntarle. Puede que Tristan mostrara su parte mas él conmigo, que era a mi lado cuando más se dejaba llevar, pero aún así, sabía que había tantas cosas que él no me contaba, una parte de él que nunca quería mostrarme. Y esa tenía que ver con su familia.

No contestó de inmediato pero cunado lo hizo, sonó más nerviosa, su voz algo temblorosa.

Supongo que me da miedo que me conozcas realmente, que conozcas todo de mi.

¿Y por qué te asusta tanto eso?

Porque quizás no te guste todo lo que veas. Puede que una vez que conozcas todo lo que hay detrás, cambies tu opinión sobre mi.

Aquello me preocupó y no porque pensara que podía haber algo terrible en él sino porque no podía comprender como no era capaz de ver que estaba completamente perdida en él, que no había nada que pudiera hacer que cambiara mis sentimientos por él.

Eso no va a pasar, Tristan.

Él siguió mirándome, como si una parte de él ya supiera que en algún momento me iba a perder. Con el tiempo me di cuenta de que Tristan siempre creería que las cosas buenas no eran para él, que la felicidad nunca podría entrar del todo en su vida

Me pregunto donde vivirá ahora. Me pregunto si alguno de mis cuadros decoraran también las paredes de su nuevo hogar, si ha conseguido el gato que tanto deseaba, si sigue teniendo libros a montones en su habitación o si esta huele a tabaco y perfume. Me gustaría saber si tiene nuestra polaroid colgada al lado de su cama como antes o si piensa en mi antes de quedarse dormido igual que yo tanto lo he hecho con él todo este tiempo. Tampoco sé por qué me importa tanto.

Entre las flores te espero.Where stories live. Discover now