23

19 1 0
                                    

Hoy hace más frío de lo normal por lo que me pongo un jersey de lana rojo que compré el otro día en la tienda de Anne. Cuando me asomo a la ventana veo que está nublado y entonces recuerdo como mi madre siempre decía que esos días le ponían triste. Necesitaba el sol para así sentirse mejor. Sin embargo, yo hoy no me siento mal. Creo que hacía tiempo que no me sentía tan... bien. Aunque quizás bien no sea la palabra adecuada pues ni si quiera recuerdo ya lo que era sentirse así. Pero me siento en paz, tranquila y mucho más feliz que en los últimos años.

Quizás el hecho de que Tristan vaya a venir a buscarme en unos minutos tiene algo que ver. O quizás sea que más tarde tendré otra de las lecciones de cocina con Joe o que Miles ha prometido enseñarme a montar en bici después de que el otro día se riera de mi al descubrir que nunca había llegado a aprender. Además, estoy comiendo el último trozo de tarta de zanahoria que Rita hizo para mi.

Escucho como llaman a la puerta y una inevitable sonrisa se forma en mis labios. Cuando me encuentro con él, veo que se queda mirándome un par de segundos antes de hablar, como siempre.

-Que guapa estás -dice, a modo de saludo -. El rojo te queda muy bien.

-Me dijiste lo mismo del verde el otro día y del marrón.

-Eso es porque todos los colores te quedan bien, Olivia.

Cuando salimos, siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo y temo no haberme abrigado lo suficiente.

-No recordaba que hiciera tanto frío -me quejo, abrazándome el cuerpo.

-Bueno, ya estamos en diciembre - y entonces me mira -. ¿Estarás aquí en navidad?

Y lo cierto es que no tengo ni ni idea pues ni si quiera he sido del todo consciente del paso de los días.

-No lo sé -respondo al final -. Hace años que no celebro la navidad.

-Siempre fue tu fiesta favorita.

-Y tú siempre la odiaste.

-Tú hiciste que me gustara -dice y sonríe un poco, de manera nostálgica -. Esas dos navidades que pasé con vosotros en vuestra casa fueron las mejores de toda mi vida.

También fueron las mías.

Mi padre preparó la cena, mi madre eligió la música y Tristan se presentó en casa con unos dulces que había comprado en mi pastelería favorita. Más tarde, cada uno intercambió sus regalos los cuales solían ser libros, discos de música, o libretas para dibujar y disfrutábamos del resto de la noche hasta que mis padres decidían irse a dormir y Tristan y yo dábamos un paseo hasta que amanecía.

Era todo tan simple y aún así, tan perfecto.

-Deberías quedarte aquí y pasar la navidad con nosotros -me propone cuando entramos en el coche y lo primero que él hace es poner la calefacción -. Joe siempre hace mucha comida, Miles se escaquea de todas las tareas y Rita se emborracha después de beber una copa lo cual resulta siendo bastante gracioso.

-Suena bien -y es cierto. Puedo verme a mi misma disfrutando de esa noche -. ¿Ellos no pasan la navidad con sus familias?

Veo como una pequeña mueca en su rostro pero tengo curiosidad por su respuesta ya que, en realidad, sé poco sobre sus vidas. Los tres vivían aquí, en un pequeño pueblo donde ni si quiera habían nacido, y no parecían tener a nadie más. Mentiría si dijera que no me gustaría saber el por qué.

-Nosotros ya somos una familia -me asegura -. No hace falta que compartamos sangre para que así sea. De hecho, creo que es mejor así, pues éstas son personas que tú has elegido y no alguien con quien te sientes atado tan solo por tener los mismos apellidos

Entre las flores te espero.Where stories live. Discover now