El día fue algo fastidioso. Había dos chicas que se empeñaban en hacer y decir cosas en mi contra. No había hecho nada y ya tenía una enemiga. Israel fue mi compañero de laboratorio y aprendí mucho sobre él. Era buen chico, pero su conducta no era igual que él.

- Nos vemos mañana.- Dijo cuándo se montó en su moto.
- Si, nos vemos.- Le sonreí. Me devolvió la sonrisa y arrancó la moto para alejarse de mí.

Observé alrededor del lugar y pronto divisé el auto de Nicola a un costado. Estaba aparcado, esperándome. Sonreí y corrí hacía allí. Abrí la puerta del copiloto y me senté.

- ¿Cómo te ha ido?- Preguntó y besó mis labios.
- Bien.- Le sonreí.- Aunque hay dos chicas que son puro fastidio.- Añadí causando su risa.
- ¿Les caes mal?- Preguntó mientras encendía el motor del automóvil.
- No lo sé, simplemente me han fastidiado toda la mañana. También hay un chico, Israel, es muy bueno.- Sonreí.
- No más que amigos.- Dijo.
- Nicola, lo sé.- Dije y suspiré.- ¿Cómo crees que estando casada puedo ligarme a otro?
-¡Que se yo!- Exclamó dando la vuelta en la siguiente calle.- Puede que se te cruce eso por la cabeza y lo hagas.
- Bueno, aprende que no lo haré.- Dije y sonreí.- ¿A ti cómo te ha ido?
- Bien, mucho trabajo pero dentro de todo, bien.- Sonrió.

Nos quedamos en silencio por un momento. Las calles por las que íbamos no se dirigían a casa, dudé en preguntar pero la curiosidad me carcomía por dentro. Observé como el auto se detenía en la playa de estacionamiento. Observé a Nicola y él me sonrió.

- ¿En dónde estamos?- Pregunté.
- El día que vimos la película en casa, me dijiste que necesitabas uno de estos.- Dijo sacando su celular. Le sonreí.- ¿Todavía lo necesitas?- Preguntó.
- Eres el mejor.- Dije mientras me bajaba del auto.- Ya estaba desistiendo de la idea de tener uno.- Corrí a abrazarlo. Rió y me estrechó en sus brazos.- Eres tan extraño y aun así te quiero tanto.
- No seas boba.- Dijo y besó mi frente.- También te quiero.- Añadió y tontamente sonreí.- Tanto.

Entramos al local y Nicola me ayudó a elegir el mejor móvil. Después de todo, Nicola gastaba una fortuna en mí y lo menos que podía hacer era dejarlo elegir el móvil por mí. Me sonrió durante todo el tiempo que pasamos en el lugar y luego fuimos a almorzar juntos. La mejor elección, para ambos, fue McDonald's. Almorzamos entre risas y bobadas. Mientras tomábamos helado, recordé la fiesta de Natalie. Quería ir allí y pasarla bien, pero sabía perfectamente que Nicola se negaría, aunque, no perdía nada con preguntarle.

- ¿Nicola?- Pregunté. Levantó la mirada del helado y me sonrió.
- Dime.
- Hoy, me hice amiga de una chica que se llama Jazmin y me ha invitado a una fiesta el sábado.- Sonreí insegura. Bajó la mirada y siguió con el helado.- ¿Sabes? Me gustaría ir, irán todos los de mi salón y creo que será divertido.
- ¿Quieres saber lo que pienso?- Preguntó.
- Ya se lo que piensas.- Dije suspirando. Centró su mirada en mí, dándome paso a hablar.- No quieres que salga donde hay chicos porque crees que voy a engañarte con alguno de ellos.- Dije y respiré pesadamente.- Pero me he cansado de decirte que no haría eso y de verdad que no lo haría.
- Déjame decirte, que hago lo posible por no apartarte de mi lado.- Dijo. Había sonado tierno y eso me conmovió.- Pero de verdad, que salgas sola, sábado a la noche, donde está lleno de adolescentes borrachos.- Me observó severamente.- ¿En serio crees que no te tocaran?
- No lo harán.- Me defendí.- No permitiría que otro que no seas tú, me toque.- Nicola sonrió al saber que era de su pertenencia. Me sonrojé y terminé de tomar mi helado.
- Sé que no dejarías que te toquen, simplemente lo hacen.- Explicó.- Cuando tenía esa edad lo hacía, con Rafael y Patricio corríamos para que no nos vieran luego de haberles manoseado el trasero.
- Eso no quería saberlo.- Dije riendo.
- El punto es que, no iras.
- Hey, Nicola.- Le reproché haciendo morros.- Por favor, prometo no tomar, vestirme decente, no dejar que me toquen y bailar solo con amigas.
- Lo dices, ¿y si luego no lo haces?
- ¿Confías en mí?
- Si, pero y si luego...- Lo interrumpí.
- Si confiaras en mí, me dejaras ir.
- Bueno, es que no quiero que vayas, vas a dejarme solo en casa.
- Ve a casa de Liam.- Dije y le sonreí.- Por favor.
- Esta bien.- Dijo arrastrando las palabras. Sonreí emocionada.- Pero pasaré por ti a las tres y no más de eso.
- Sí, sí, sí, sí. Gracias, Nicola.- Sonrió y luego negó con la cabeza dando a entender que estaba mal mentalmente. Reí.

Salimos del lugar para ir a casa. Nicola se mostraba agotado y lo entendía, se había pasado casi toda la noche trabajando en el ordenador y cerca de las cuatro de la mañana se había ido a la cama para dos horas luego ponerse en pie.

- Una cosa más.- Le grité cuando él subía las escaleras.
- Dime.- Dijo.- Y no me salgas con locuras.
- ¿Puedo hacer una fiesta aquí en casa?- Grité con emoción.
- ¿Te refieres a tu fiesta de cumple años?- Preguntó. Asentí efusivamente.- En ese caso, sí. Recuerda que para esa fecha ya nos habremos mudado de casa.- Sonrió.- Ya, déjame dormir un rato, por favor.
- Okei, ve. Luego hablamos- Sonreí.- Que descanses.- Lo vi desparecer.- Te amo.- Susurré.

Tomé mi ordenador y comencé a bobear un rato mientras Nicola dormía. Luego decidí terminar mis deberes del colegio y luego busqué a algunas de mis compañeras de salón, en Facebook. Más tarde, analicé mi nuevo móvil. Estaba de lo mejor.

- ¿Vas a estar todo el día en el sillón?- Preguntó.- ¿Sabes que eso hace mal a la vista está en el ordenador tanto tiempo?
- Hey, tú siempre usas el ordenador hasta tarde.- Le reproché riendo. Sonrió.- ¿Has descansado?
- Si.- Dijo y estiró sus músculos en el último escalón de la escalera.- He dormido de maravilla.
- Tu rostro lo dice todo.- Reí. Sonrió.
- ¿Tienes hambre?- Preguntó.- Mato por tomar un té y comer algo rico.- Comenzó a caminar hacía la cocina.
- Voy contigo.- Grité y dejé el ordenador sobre la mesa.
- ¿Quieres galletas o torta?
- ¿Tú que quieres?- Pregunté observando la alacena.
- Me da igual, ¿tú?
- Lo que tú quieras.- Dije y sonreí. Rió.
- A mí me da igual, elije tú.
- No, Nicola, yo comeré lo que tú.
- ¿Qué más da? Comamos ambas.- Reímos.

Hablamos un rato mientras comíamos y reíamos. Nicola me preguntó que quería de regalo de cumple años y luego organizamos que podría hacer mi fiesta el mismo día de la fecha de mi cumple años, sería el próximo sábado, no el de la fiesta de Natalie, el siguiente.

- A la cama.- Dijo mientras subía las escaleras.
- No, Nicola.- Grité mientras jugaba con el ordenador.
-¡Dije; a la cama y no volveré a repetirlo!- Gritó desde el segundo piso.

Me puse de pie y comencé a subir las escaleras mientras tarareaba una canción. Debía obedecer a Nicola.

- Buenas noches, chicas.- Les deseé a las tres.
- Buenas noches, Angie.- Dijo Sonia alegre.
- Que descanses, linda.- Sonrió Vanessa.
- Duerme bien, Angie.- Dijo Alison limpiando la mesa.
- Gracias.- Murmuré antes de entrar a la habitación.

Sentí el ruido de las gotas de agua chocar contra la bañera en el baño. Nicola se estaba dando una ducha. Me coloqué el pijama y até mi cabello en una coleta. Esperé un momento y vi a Nicola salir del baño con una toalla cubriendo de su cintura hasta más abajo.

- Al fin obedeces mis órdenes.- Rió mientras abría el armario.
- Sabes que soy obediente.- Le sonreí.
- No lo crees ni tú.- Carcajeó

Entré al baño y cepillé mis dientes, al salir me metí en la cama y vi a Nicola terminar de vestirse para dormir. Le sonreí cuando apagó la luz y se acomodó a mi lado.

- No tengo sueño.- Murmuró abrazándome por detrás. Subió sus piernas sobre las mías y besó mi cuello.- ¿Tú?
- Está muy claro que no tendrás sueño si has dormido toda la tarde.- Reí.- Yo sí.
- Aguafiestas.- Susurró. Reí.
- Cállate.- Dije.
- Date la vuelta.- Casi me ordenó.
- No, así está lindo.
- Date la vuelta.
- Así me gusta.- Dije. Presionó su cuerpo más al mío.
- Créeme que dentro de un rato va a incomodarte.- Rió.
- Nicola...- Alargué sonrojándome. La oscuridad cubría mis sonrosadas mejillas.- No seas depravado.
- No lo soy.- Rió.- Vamos, date la vuelta.
- ¿No me dejaras dormir si no me doy la vuelta?
- Claro que no.- Dijo.
- Okei, suéltame para que pueda dármela.- Aflojó el agarre pero no me dejo libre.- Suéltame.
- Remuévete allí y date la vuelta.- Sonaba ronco. Reí.
- No puedo.
- Si puedes.- Dijo.- Pasa que no quieres rozarme.
-¡Nicola!- Casi grité haciéndolo reír.
- Dime que no estoy en lo cierto y mientes.- Carcajeó y aflojó más el agarre. Bajó sus piernas.- Quiero que tú me hagas cucharita a mi.- Murmuró.
- No, Nicola.
- Oh, vamos.- Dijo. Volteé y quedamos cara a cara.- ¿Si?
- Me gusta cuando lo haces tú.- Protesté.
- Pero por eso, siempre lo hago yo.- Se quejó.- Es tu turno.
- ¿Te das cuenta por lo que estamos discutiendo?- Pregunté entre risas. Rió.- Date la vuelta, vamos.- Sonrió y volteó rápidamente.
- Pero abrázame fuerte.- Dijo. Reí.
- Mis brazos no llegan, eres muy grande.- Me quejé.
- Que fastidiosa.- Bufó. Lo solté.- Date la vuelta, yo te abrazo.- Terminó por rendirse.

Reí y volteé para que luego volviéramos a la posición anterior.

- Hasta mañana, cariño.- Susurró y besó mi cuello.
- Hasta mañana, Nico.- Susurré y cerré mis ojos.

la bella y la bestia (adaptada)Where stories live. Discover now