xiii.

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Capítulo Decimotercero
-Víctor-
🌸

LOS NIÑOS REGRESARON a sus habitaciones para por fin descansar. Los más pequeños sentían sus párpados cerrándose por voluntad propia, y fue la simple costumbre la que los ayudó a llegar a sus cuartos sin caer dormidos en la escalera o el pasillo.

Pero había un cierto muchacho cuyos celos lo estaban carcomiendo y le impedían dormir. No porque fuera controlador, pero verdaderamente no le agradaba Jake. No le hacía ni poquita gracia la manera en que había visto a _____ cuando la conoció por primera vez, y aunque era obvio que la química sucedía entre Emma y él, no podía evitar preocuparse. Sabía bien que ______ era sublime a la vista, más cuando era la primera vez en conocerla. Enoch mismo casi se había desmayado cuando hace tanto tiempo había llegado a la mesa para encontrarla allí, tan sonriente y dulce como siempre. Jake no era ciego, también veía la belleza de ______, pero Enoch no quería, ni se atrevía a pensar qué ocurriría si ______ comenzaba a reciprocar esa atracción.

¿Y qué tal si Jake en realidad no era de fiar y él había tenido la razón durante todo ese tiempo? ¿Qué tal si sólo intentaba jugar con los sentimientos de Emma y luego iría por ______? Eso no lo soportaría. Enoch había pasado muchos años aceptando que finalmente se había enamorado, y sabía que se estaba retardando en admitirlo, pero de todas maneras tenía todo el tiempo del mundo para hacerlo ¿o no?

Aunque también, otra parte de la mente de O'Connor, no quería tener que admitirlo. Era una pérdida de tiempo. ¿Y si ella no sentía lo mismo? Sólo lograría humillarse a sí mismo y él era demasiado orgulloso para eso. De todas maneras Enoch estaba convencido de que era un maestro en ocultar sus sentimientos, aunque poco enterado estaba de la manera en la que sus ojos lo traicionaban cuando veían a _____ pasar.

Era un asunto confuso, ese el de estar enamorado, y para bien o para mal, Enoch ya no tenía escapatoria.

-🌸-

Al día siguiente Jake se fue, para el alivio de Enoch, pero para la mala fortuna de Emma, quien ya lo extrañaba. Hola chica rubia había traído consigo un pajarito lastimado, no era necesario preguntarle a Miss Peregrine para saber que era una Ymbryne, entonces todos en la casa se pusieron manos a la obra para intentar curarla.

Aunque el suspiro de Enoch no duró demasiado, pues al siguiente día, Jake estaba tocando a la puerta. ______ lo recibió alegre, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello antes de que él tuviera tiempo de siquiera procesar quién había abierto la puerta.

-Volviste, Jake- dijo en medio del abrazo. Tímidamente, Jake rodeó la cintura de su amiga con sus manos, y se encontró a si mismo buscando que Enoch no anduviera por allí -Es bueno tenerte otra vez.

-También es bueno verte, ______- suspiró Jake -¿Esta la señorita Peregrine? Me gustaría hablar con ella, es un poco urgente.

-Oh, claro, no quiero entretenerte aquí más de la cuenta- ella rió apenada -Ven, sígueme.

______ lo condujo hasta la cocina, en donde la Señorita Peregrine alimentaba pacientemente a la herida señorita Abossett. La chica dejó a Jake junto a la Ymbryne para que resolvieran sus asuntos, dirigiéndose casi de inmediato al cuarto de Enoch pues le había prometido ayudar con sus creaciones.

-Ya llegué Enoch- anunció su llegada mientras empujaba la puerta de la habitación que siempre estaba abierta para ella -No creerás quién regresó.

-No tienes que decírmelo, lo sé- adivinó O'Connor, no prestándole atención a su amiga mientras reemplazaba las manos de un muñeco de trapo por unas navajas -El día se puso mucho más despejado y soleado, o sea que estás más feliz. Me pregunto porqué. Además, puedo oler la colonia barata de Jake a kilómetros.

 𝙴𝚕 𝙷𝚘𝚐𝚊𝚛 𝚍𝚎 𝙼𝚒𝚜𝚜 𝙿𝚎𝚛𝚎𝚐𝚛𝚒𝚗𝚎 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝙽𝚒ñ𝚘𝚜 𝙿𝚎𝚌𝚞𝚕𝚒𝚊𝚛𝚎𝚜 || 𝔈𝔫𝔬𝔠𝔥 𝔒'ℭ𝔬𝔫𝔫𝔬𝔯Where stories live. Discover now