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Capítulo Décimo
-Recorridos y primeras impresiones-
🌸

LUEGO DE VARIOS LÍOS involucrando vasos rotos y bares incendiados, finalmente Jake fue capaz de subirse a la carreta en la que se transportaban los peculiares y escapar de los problemas ocasionados al intentar huir del bucle.

El pobre muchacho aún trataba de explicarse a sí mismo lo que ocurría, casi sin darle espacio a los demás para que comprendiera correctamente. Jake seguía repitiendo lo mismo constantemente.

-¡Pero una bomba les cayó encima en 1943!- argumentó, aún con la idea de que todos habían muerto.

-Todavía es 1943- suspiró Olive.

-El tres de Septiembre de 1943- le siguió Millard, poniéndose el chaleco y los zapatos.

-Todos los días, todo el día- concluyó Emma -Es nuestro bucle.

Pero Jake no creyó por completo hasta que se bajaron de la carreta y juntos caminaron hasta la casa en la que vivían los peculiares. El joven la reconoció de inmediato, pero esta vez, ya no estaba hecha ruinas. Se sostenía alta y colorida sobre el césped vibrante y bien podado, con el cielo azul extendiéndose sobre todo el ambiente. Flores de diferentes colores, tamaños y olores se encontraban alrededor del hogar, y se veía tan acogedor que Jake se vio incapaz de creer que era la misma casa que había sufrido tanto daño en su época.

Las puertas de la casa, adornadas con un ventanal con formas de flores, se abrieron justo antes de que tuvieran la oportunidad de tocar. Una mujer los recibió con una sonrisa, fumando su pipa y alegremente revisando su reloj.

-Justo a tiempo- dijo satisfecha, sacándose la pipa de la boca y extendiéndole la mano al recién llegado -La señorita Peregrine, es todo un placer. Espero que el dueño de la taberna no se aparezca de nuevo con la policía, ya he tenido que asesinarlos dos veces este mes.- su tono se volvió un poco estricto, colocando una mano en su cintura -Ha sido un gran inconveniente.

-Millard solo rompió unas cuantas cosas y Olive ocasionó un incendio pequeñito, pero es todo- dijo Emma, hablando rápido para no meterse en algún problema con su Ymbryne -¡Pero iban a lastimar a Jake!

Los peculiares entraron rápidamente a la casa, dejando que Jake lidiara sólo con Miss Peregrine.

-No lo creo- suspiró la mayor, ojeando a Jake de pies a cabeza con un aire casi maternal -La última vez que Abe me mandó una fotografía eras apenas un bebé. Pero no te quedes ahí, pasa, se va a enfriar el té.

-¿Cómo supo lo de la taberna?- cuestionó Jake, prestándole más atención a la mujer que a la casa, cuya puerta acababa de ser cerrada tras él.

-Pesas cerca de 49 kilos ¿cierto?- Alma evadió la pregunta.

-Yo no...

-Bronwyn y los gemelos volvieron a los seis minutos desde tu huida.

-No... comprendo...

-Tomando en cuenta que la aparente seguridad de la taberna la hacía en lugar más probable al que correrías, debió llevarte 18 minutos llegar hasta ahí. Emma y Millard estarían en la carreta viajando a 13.2 kilómetros por hora. Considerando cualquier contratiempo en la taberna, y el viaje de regreso con tu peso adicional, tu hora de llegada sería exactamente a las 4 con 13 minutos- Miss Peregrine mostró su reloj como prueba de su complicado análisis, se le veía orgullosa de poder armar todos esos procedimientos con tanta facilidad y exactitud, e incluso Jake se veía asombrado. -¿Entonces tomas azúcar?

Jake seguía a la Ymbryne por toda la casa, dejando que ella manejara todo lo que ya había planeado a su antojo.

Finalmente, después de una taza de té y condolencias por la muerte de Abe, Jake se dirigió al patio para poder conocer a los demás peculiares. Claro que Jake planeaba hacer todas las preguntas posibles en ese rato, no tenía intenciones de desperdiciar la oportunidad de saciar su incertidumbre. Aprendió sobre los peculiares, sobre las Ymbrynes, y acerca de la razón por la cual se veían obligados a vivir en bucles durante toda la eternidad.

Entre árboles frutales, arbustos silvestres, rosales y flores, Jake observó la hermosura del lugar. Niños jugaban de acá para allá, bajo el cálido sol y alrededor de arbustos con formas interesantes.

-Hace un día hermoso- murmuró el adolescente casi inconscientemente, era una gran contraste con el opaco clima que hacía en su línea temporal.

-Así es, ______ debe estar de muy buen humor. Estaba especialmente emocionada porque tendríamos visitas- sonrió Miss Peregrine. -Ya la conocerás. Por ahora...

Primero se acercaron a los gemelos, quienes forcejeaban entre sí para arrebatarle al otro el osito de peluche. Peregrine tomó el peluche y lo partió en dos partes iguales, repartiéndolo entre los gemelos para que ya no pelearan más.

-Conoces a los gemelos...

Al instante apareció una niña de rizos que sostenía una flor. Sonrió dulcemente a Jake para después salir corriendo.

-Ella es Claire.

Luego, observaron a un par de niños jugando al fútbol. Uno de ellos, Jake reconoció como Millard. Al otro, un chico de peinado de hongo, le revolotearon abejas alrededor, las cuales usó en su favor para anotar.

-Conoces a Millard, y él es Hugh.

Los niños, exasperados al estarse culpando el uno al otro acerca de trampas e injusticias, consultaron la opinión de su árbitro, un chico muy bien vestido con un monóculo en su ojo derecho.

-Si no pueden jugar sin discutir es mejor que no hagan nada- decidió Horace, acomodándose uno de los botones de su saco. No necesitó que la señorita Peregrine lo presentara, pues él mismo se acercó a Jake y con una mano extendida le saludó -Buenas tardes, soy Horace, encantado. Magnífica camisa.

Después, llegaron con una muchacha que aún no los notaba y les daba la espalda. Se le veía muy concentrada, con sus manos haciendo levitar una nubecita que regaba los sembradíos de calabazas que Fiona había plantado hace poco.

-_____- la Ymbryne le llamó la atención. Ella se volteó, una suave sonrisa en su rostro -Quiero presentarte a Jake. Jake, ella es ______.

-Así que tu llegada era el misterio que todos parecían estar ocultando- la chica bromeó con una risita infantil, estrechándole con firmeza la mano al muchacho -Es un placer.

-No recuerdo que mi abuelo me hablara de ti...- balbuceó él, perdido en la peculiaridad de ______. Ella frunció el ceño con algo de confusión, algo que Miss Peregrine no tardó en notar.

-_____ llegó al hogar un tiempo después de la partida de Abe, Jake- explicó -Es por eso que nunca se conocieron.

-Entiendo.

-____, linda, ¿dónde está Enoch?- cuestionó la mayor de repente, dándose cuenta de que aún él y Jake no se conocían formalmente.

-No estoy segura, señorita, asumo que está en su habitación- respondió ella, sonriendo sutilmente -¿Necesita que vaya por él?

-No te preocupes linda, después hablaré con él- aseguró -Mientras tanto termina de regar las plantas, se te hace tarde.

-Sí, señorita.

Y entonces Miss Peregrine continuó con el recorrido de Jake, quien aún devolvía miradas al lugar en donde _____ se había quedado, profundamente intrigado por su presencia. Poco sabía, que esa constante y burbujeante curiosidad que todo le producía, despertaría los celos de un muchacho ciertamente posesivo cuando se trataba de su preciada _______.

 𝙴𝚕 𝙷𝚘𝚐𝚊𝚛 𝚍𝚎 𝙼𝚒𝚜𝚜 𝙿𝚎𝚛𝚎𝚐𝚛𝚒𝚗𝚎 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝙽𝚒ñ𝚘𝚜 𝙿𝚎𝚌𝚞𝚕𝚒𝚊𝚛𝚎𝚜 || 𝔈𝔫𝔬𝔠𝔥 𝔒'ℭ𝔬𝔫𝔫𝔬𝔯Where stories live. Discover now