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Capítulo Sexto
-El abrazo-
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MESES PASARON desde la llegada de _____ Jones al hogar de Miss Peregrine para niños peculiares. Meses de arduo trabajo para Enoch O'Connor, meses en los que se preguntaba en qué momento se ofreció a ayudarla con su peculiaridad. Claramente esos meses eran en sentido figurado, ya que los días no pasaban, pero la cantidad del mismo día que se repetía ya había alcanzado la suma de varios meses.

El pobre muchacho ya se había acostumbrado a llevar una sombrilla doquiera que estuviera con _____ a su lado. Cada día se había vuelto la misma costumbre de ayudarla a practicar su control sobre el clima, y hasta entonces, no parecía haber ningún avance.

-De nuevo, como lo practicamos- murmuraba Enoch casi por inercia. Achicaba sus ojos debido al sol, y mientras revisaba su reloj en su muñeca, la alentaba a seguir.

-Eso intento, no me presiones- ______ mantuvo su mirada fija en una nube sobre su cabeza, que hasta el momento era lo único que había logrado formar. No parpadeaba, como si su persistente mirada tuviera algún efecto en aquella nube para que de repente soltara lluvia.

-No te presiono, pero no lograrás nada si lo que haces es tratar de convencer a la nube de que llueva- explicó Enoch, cruzándose de brazos -La nube no es la que tiene el poder, eres tú.

-Pues parece que eso es algo que esta nube no quiere entender- _____ comenzó a molestarse, apretando sus dientes y provocando que dicha nube se iluminara con relámpagos repentinos.

-La nube no es la que tiene que convencerse- persistió O'Connor, frotándose las sienes con agotamiento -Trata de ignorar tus emociones, que ellas no tomen el control. Concéntrate e inténtalo otra vez.

"Ignorar las emociones", _____ rió en su mente. Tal vez eso era algo que él mismísimo Enoch había estado practicando durante siglos y por eso lo manejaba tan bien.

_____ suspiró, llenándose de una energía salida de quién sabe dónde y que le aceleró el corazón. No estaba segura si dicho impulso era provocado por sus ganas de controlar su peculiaridad, o por el simple hecho de que Enoch la había mirado a los ojos, pero no importaba, estaba dispuesta a tener poder sobre esa nube costara lo que costara.

Tanto se concentró que no notó que su pequeña nubecita voló sola hasta el jardín de Fiona y soltó un rocío que le dio a las hortalizas una buena y merecida empapada. Al darse cuenta de que lo había logrado sin la necesidad de derramar una sola lágrima, ______ no contuvo su alegría y dio saltos en su lugar mientras reía y aplaudía. El sol de la mañana se mezcló con la llovizna de la nubecita y formó un pequeño arcoíris.

Y entonces Enoch sonrió, pero lo ocultó rápidamente al aclararse la garganta.

-Te dije que no era tan difícil- murmuró con indiferencia fingida, guardando sus manos en sus bolsillos.

Lo que definitivamente no se esperaba era sentir los brazos de _____ Jones envolverse en su cuello, y sus labios besando su mejilla izquierda mientras reía en un frenesí de alegría.

-¡Gracias, Gracias, Gracias!- repetía constantemente, no dándose cuenta del rubor que había provocado en el rostro del malhumorado Enoch. -Puedes ser muy dulce cuando te lo propones ¿sabias?

Manteniendo su seriedad de siempre, Enoch no correspondió al abrazo y se aclaró la garganta, urgiéndole a la chica que se apartara. Ella captó la indirecta y retrocedió con su respectivo sonrojo, balbuceando una disculpa por su imprudencia.

-Ya van a ser las once- murmuró Enoch al darle una última mirada a su reloj -Es mejor que nos vayamos ya, Miss Peregrine debe estarnos buscando para el paseo diario.

_______ asintió, su enorme sonrisa jamás desapareciendo de sus labios, y aunque ella nunca se dio cuenta, Enoch también sonreía, y su corazón jamás había latido tan fuerte que cuando ella lo había abrazado.

🌸

Mientras Miss Peregrine y los demás caminaban alegremente por la isla con un radiante sol y una gentil brisa, y todo gracias al excelente humor en el que ______ se encontraba, Enoch O'Connor se quedó atrás y caminaba a su propio ritmo más lento y paciente con sus manos guardadas en los bolsillos de su pantalón.

Al sentir algo delicado y suave rozarle los dedos dentro de su bolsillo, sacó de este una pequeña flor que _____ le había regalado cuando comenzó el paseo. La analizó brevemente y la giró en su mano. A él no le gustaban las flores, y hubiera jurado que nunca aceptaría una, pero el brillo en los ojos de _____ al dársela le impidió rechazarla, además de que ella le había dicho que era lo único que podía darle como agradecimiento.

Y pensar que cuando llegó la creía irritante y malcriada, pero ahora, su mente no podía llenarse de ni siquiera un pensamiento negativo acerca de la muchacha. Frunció el ceño mientras le arrancaba los pétalos a la flor uno por uno. No sabía lo que ocurría, y definitivamente no le gustaba el cambio. Pero prefería quedarse en la ignorancia que pasar por la humillación de consultarle a alguien por consejo o iluminación.

 𝙴𝚕 𝙷𝚘𝚐𝚊𝚛 𝚍𝚎 𝙼𝚒𝚜𝚜 𝙿𝚎𝚛𝚎𝚐𝚛𝚒𝚗𝚎 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝙽𝚒ñ𝚘𝚜 𝙿𝚎𝚌𝚞𝚕𝚒𝚊𝚛𝚎𝚜 || 𝔈𝔫𝔬𝔠𝔥 𝔒'ℭ𝔬𝔫𝔫𝔬𝔯Место, где живут истории. Откройте их для себя