- Es imposible.- Murmuré.

- Angie, dile a Angie que se cierre la boca.- Me dijo. Reí.

- Perdona Nicola, estoy en una lluvia de pensamientos.- Le dije. De seguro él quiere que me duerma rápido para luego...

- ¿Segura estas bien?- Me dijo. Rodé de vuelta sobre la cama y asentí.- Una persona que está bien no habla sola.- Dijo divertido.

- Créeme, si estuvieras en mi situación hablarías solo.- Le dije. Me sonrió.- Ya duérmete.- Volví a rodar hasta mi lugar.


Cerré los ojos e intenté dormir, pero aun que yo misma me convenciera no iba a poder dormir teniendo a Nicola despierto.

Miré el reloj en mi celular, las 02:13 am. ¿Qué carajo iba a hacer toda la noche? Respiré profundo y solté el aire de golpe.


- Mierda.- Murmuré. Oh no, seguro Nicola me escuchó.- Nicola.- Dije despacio. No respondió, gire sobre la cama y lo mire. 


Uno de sus brazos caía graciosamente sobre la alfombra y el otro reposaba tras su nuca. Me reí por lo bajo. Tenía la boca un poco abierta y los pies tiesos como un muerto, este chico si que descansa. 

Lo di por dormido y volteé de nuevo a mi lugar. 

Estaba segura de que no iba a dormir hasta que Nicola se fuera del hotel, cosa que pasaría nunca o tal vez dos horas en la mañana.

Me acomodé mirando el techo y comencé a jugar con un almohadón. Tíralo, atrápalo, tíralo, atrápalo, tíralo, mierda... al piso. Me bajé de la cama para alcanzar en almohadón y me metí de nuevo en la cama con el pequeño almohadón en mis manos.


Idea, loca, pero idea en fin.


- Nicola.- Murmuré. Ni se movió.- Emilio.- Dije divertida.- Nicola Emilio Porcella, despierta.- Susurré lo bastante alto pero no mucho como para no asustarlo.- Nicola, levántate, no puedo dormir.- Insistí.


Definitivamente Nicola tenía un sueño pesado pero no daba mucha ternura al dormir así que yo iba a divertirme un rato.


-¡Un ladrón!- Grité mientras el almohadón impactaba contra su cara. Lo quitó rápido y saltó del sillón provocándose una caída en seco sobre la alfombra. Ouuch, eso debió doler. Me reí cuando se sentó sobre la alfombra con la cara roja.

- No fue divertido.- Me dijo enfadado. Ahí fue cuando exploté en risas.- ¿De qué te ríes?- Dijo enojado.- Me dolió y mucho.- Se sentó sobre el sillón mientras se sobaba la mejilla.


Me revolcaba sobre la cama mientras reía como una loca maniática. Recibí un almohadonzazo de parte de Nicola pero no me afecto ni en lo más mínimo.


- ¿Por qué no te duermes y dejas de molestarme?- Dijo. Lo miré atenta intentando contener mi risa.- Hey, es en serio.- Me dijo casi contagiándose de mi risa.

- Nicola.- Dije respirando profundo para no largarle una carcajada.

- No te rías.- Me dijo.- Por favor. De verdad me duele.- Agregó.

- Ve a mojarte.- Le dije. Se levantó del sillón.- No pensé que te ibas a caer.- Agregué. Rió.

- Descuida.- Dijo entrando al baño.- Me vengare de esto.- Me gritó desde ahí adentro.

la bella y la bestia (adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora