Capítulo 11

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Viernes, 20 de noviembre de 1998

17: 35 hs.

Neville Longbottom era un Omega con placeres sencillos y costumbres enraizadas; por las tardes acostumbraba trabajar en los invernaderos de Hogwarts. El número dos era su favorito. La profesora Sprout le había permitido sembrar rosas y claveles azules en su tercer año; era tan hermoso verlos florecer en pleno invierno, el contraste con la nieve era más maravillosa que la magia que las sustentaba. Cuando él necesitaba un momento de paz, acostumbraba sentarse junto a ellos y aspirar su agradable aroma.

Sin embargo, aquella tarde su paz fue profanada por una indeseable visita.

Theodore, quien le hacía honor al apellido Nott, y como la mayoría de sus ancestros había nacido siendo un Alfa, se acomodó el cuello de su túnica y se aclaró la garganta.

―Nev, ¿puedo pasar? —se anunció, golpeando la puerta de vidrio.

El Gryffindor apretó los dientes y dejó la tijera de podar aun lado.

«Lo que me faltaba» pensó, mirándolo de soslayo.

—Lamento lo que le paso a Trevor... —susurró el muchacho alto, caminando hasta él y rodeándole la cintura por la espalda. Longbottom sólo se tensó, apretando el mentón contra su pecho―. Ni bien me enteré me puse a buscarte; no podía creerlo, Finnigan me lo dijo...

Neville tampoco podía creerlo.

—No importa... —respondió con voz forzada; se notaba que estaba conmocionado por la pérdida, aunque se esforzaba por ocultarlo—. De cualquier modo, vivió demasiado para ser una rana...

―¿Él está ahí? ―preguntó el Slytherin, clavando el mentón en su hombro. El rubio tan sólo movió la cabeza afirmando, y agregó más tierra a una maceta de cerámica—. Cuarenta años, ¿verdad? —musitó, olfateando el aroma de su cabello.

—Sí... —afirmó el chico de cara redonda tras dejar escapar un largo suspiro.

—Joder. Jamás creí que fuera tan viejo; se veía tan joven... —bromeó Theo, intentando ser ocurrente.

El Omega soltó una risita débil y ahogada.

—Era la mascota de mi papá cuando estaba en Hogwarts —dijo con nostalgia—. Mi abuela la odiaba... Mi tío-abuelo Algie dice que una vez trató de meterla en aceite hirviendo, así que él se la llevó y me la entregó cuando ingresé al colegio ―El mago enjuto se alejó un poco, mirándolo expectante―, dijo que así tendría algo de mis padres y no me sentiría sólo...—Neville se mordió el labio, conteniendo las lágrimas—. Trevor fue quien los presentó, sino fuese por él... yo no hubiera nacido; se escapó, mi papá le persiguió hasta el camarote donde estaba mi mamá. Ella les tenía miedo a las ranas, y... eso...

Hubo un largo momento de silencio.

—¿Ya pensaste qué te gustaría sembrar aquí para homenajearlo? ―susurró el joven purasangre, entrelazando sus manos en la tierra húmeda de la maceta.

Longbottom sólo respiró resignado y se giró empujado al más alto por el pecho.

—No pasaré mi próximo calor contigo Theodore; ya te lo dije, no insistas.

El castaño le regresó una mirada confundida, boqueando, pero luego su expresión cambió drásticamente y soltó con amargura:—¿Por qué no?

—¿Desde cuándo te debo explicaciones? ―refunfuñó el aficionado a la Herbología, intentando parecer corajudo—. Ya dije: «No» y punto. ¡Deja de presionarme! No obtendrás una respuesta afirmativa de mi parte...

Odio y Posesión (Snarry/Omegaverse) EDITADO. Where stories live. Discover now