Capítulo 1

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Jueves, 12 de noviembre de 1998

02:30 hs.

Las maldiciones brotaban de su boca a diestra y siniestra, su respiración se agitaba cada vez más, sus labios temblaban; la histeria emergió de sus venas fogosas, de su ardiente garganta. Repetidas palabrotas brotan y se desvanecen entre los azulejos. Sus entrañas se sentían consumidas, como víctimas de un poderoso veneno.

Sin vergüenza u honor, Snape derramaba lágrimas. Su erosionada fuerza de voluntad y su castigado orgullo eran arrojados al viento con cada maldición. Se regañó a sí mismo por su debilidad, por su flaqueza; mordiéndose el labio inferior con la fuerza suficiente para sacarse sangre, golpeó el puño contra el lavabo.

Espasmos le sacudieron hasta las puntas de los dedos. Su miembro intensamente erecto se endurecía al punto que el dolor se filtraba a través de sus vértebras; tan excitado, tan hinchado como si algo presionara sus venas hasta el punto de reventar.

No importaba lo fuerte que gritara, que maldijera, aún si era al límite de sus pulmones, de igual modo sus alaridos no alcanzarían más oídos que los propios. Nadie le escucharía repetir una y otra vez la misma palabra: «¡Mierda, mierda, mierda!». Sin embargo, lo peor eran esos tormentosos pensamientos que no dejaban de romperle la cabeza de un tiempo a la fecha; los recuerdos le atormentaban durante las noches y los días le parecían una eterna calamidad, los años desperdiciados y los sueños rotos parecían pasarle factura a cada hora, a cada minuto, a cada segundo.

Esos espectros que le susurraban al oído que era un Omega cuarentón, muy poco agraciado, con más defectos que virtudes, muy marcado por una infancia traumática; alguien huraño, orgulloso y arrogante. A veces demasiado impaciente y (lo admitía) muy injusto. 

¡Un ex-mortifago cuya lealtad aún era constantemente cuestionada!

Además, ahora era una especie de abominación para la sociedad mágica, era un Omega con una inteligencia años luz por encima a la media de los Alfas que se había dejado seducir por las Artes Oscuras. Era odioso con casi todo el mundo y no tenía demasiados escrúpulos a la hora de derramar sangre; había entregado a Emmeline Vance a Voldemort, aparte de haber cometido numerosos crímenes como Mortifago, antes y después de cambiar de bando.

Ni los Alfas más urgidos por la desesperación aceptarían a alguien con su soberbio prontuario. Igualmente, ¿qué tenía para ofrecer? Entrega, calidez y obediencia, ¿hijos?

¡Hijos que no tendría, que no podía, ni deseaba tener! ¡Todos los Alfas querían hijos! ¡Hijos propios! ¡Era parte de su imperativo biológico! 

¡¿Por qué motivo se estaba complicando con toda esa mierda?! ¡Ni siquiera debía importarle! Durante la guerra nunca se había detenido a pensar que, quizás algún día, podía llegar a desear tener otro compañero Alfa o incluso un Beta, o sencillamente hijos. 

No le había dedicado ni un segundo a ese tipo de pensamientos estúpidos. ¡Dios! ¡Ni siquiera estaba seguro si seguiría con vida al día siguiente! ¡Ésa nunca había sido una opción! Él apenas podía cuidar de sí mismo y no estaba dispuesto a cuidar de nadie más.

El mago se observó en el espejo, preguntándose: ¿Qué habría sido de su vida, si en vez de unirse a las filas de Voldemort se hubiera resignado a su biología (si tan sólo "él" no hubiese muerto), y simplemente fuera un Omega más, subyugado a las órdenes de un ser tiránico que lo aborrecía por el simple hecho de ser lo que era? Presionado por las responsabilidades familiares, sofocado por sus propios hijos, sintiéndose atrapado y perdido; enredando entre la desesperación y la apatía.

«Ésa sería una vida muy miserable, Severus...», pensó.

Conformándose con el tedio rutinario y la monotonía de los quehaceres diarios de un hogar porque la sociedad opresora así lo dictaminó. Cambiando pañales, limpiando mocos y curando raspones; lavando ropa, planchando camisas, remendando pantalones y tejiendo suéteres. Aseando y preparando desayunos, almuerzos, meriendas y cenas, ¡lavando platos! ¡Fabricando más bebés! ¡Todos los días, todo el día, hasta que la última pizca de energía mágica abandonara su cuerpo!

Odio y Posesión (Snarry/Omegaverse) EDITADO. Where stories live. Discover now