Capítulo 9

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Miércoles, 18 de noviembre de 1998

23 : 35 hs

Vestido con un camisón blanco de algodón y la espalda apoyada en el respaldar de la cama, Albus miraba la nieve caer por la ventana con aire taciturno.

—Pensé que ya estabas durmiendo... —Su pareja salió del baño con un pantalón estampado con perritos y huesitos, secándose el pelo con una toalla.

Dumbledore sacudió la cabeza.

—Justo iba a levantarme; tengo que terminar el papeleo, ya que alguien muy travieso, me interrumpió.

—¿No puedes dejar eso para otro momento? —se quejó el Alfa con un resoplido, gateando por la cama hasta sentarse a horcajadas sobre su regazo.

—No, Gatito —dijo con suavidad, peinándole los húmedos mechones del flequillo con los dedos—. Ya moleste a la pobre Minerva pidiéndole que se encargara de todo lo otro.

—Hace demasiado frío —El rubio le lanzó de nuevo aquella sonrisa compradora—, acurrúcate conmigo; no me uses, y luego te largues a hacer tus cosas.

—¿Cómo es que siempre tienes las palabras exactas para romper mis defensas? —señaló Albus, pellizcándole un rollito de la panza.

—Será porque me enseño un gran dictador. Un sujeto que hablaba como si se hubiera fumado una plantación de opio —El menor le dedicó una sonrisa dulce, que desmentía su tono cáustico—, y que se escondía detrás de una máscara de «no violencia»; adornando sus discursos pedorros con palabrería absurda y utópica que sonaban bonito para los cortos de mente.

—¿Te refieres a Hitler, o ése tal Gandhi? —preguntó el Omega, correspondiendo a su sonrisa con curiosidad.

—No. Me refería a ti —se rió el otro mago; no parecía en absoluto fatigado a pesar de la reciente actividad física—, pero creo que los Muggles hicieron una película sobre eso: De Gandhi para Hitler, o algo así...

Con un rápido movimiento, Albus invirtió posiciones; trabándole la piernas y haciéndole cosquillas en las axilas con ambas manos.

—¡No, no , no! ¡Quietó! ¡Albus, quietó! —gimoteó el Alfa, retorciéndose, tan débil que ni siquiera recordó que sus manos estaban libres—. ¡Para! ¡Ya! ¡Albus, para!

—¿Así que soy un dictador? —musitó, frotando su barbilla sobre el cuello y torso desnudo—. ¿Quieres saber cuán malvado puedo ser? —Sin piedad, le clavó los dientes en las costillas y las uñas en los costados del estómago.

—¡No! ¡No muerdas! ¡Albus, no! ¡Duele! —exclamó el otro, tirándole del pelo y pataleando; con una maniobra traicionera, empujó al Omega de regreso contra el colchón, sujetándole las manos a los lados de la cabeza; forcejearon un rato más, con el rostro tan cerca que sus narices se rozaban, hasta que ambos estallaron en carcajadas.

—Perdón por lo de anoche... —Albus logró decir luego de un rato, con voz ronca.

—Querrás decir —intentó sonreírle, pero su sonrisa era muy fría; aún seguía enfadado con él—, por descargar tú furia contra el aborto de murciélago en mi persona.

—Sí... por eso... —Dumbledore sonrió y acarició sus brazos desnudos para calmarlo—. Lo siento, la situación me sacó de las casillas...

—No importa... —Rozó con la boca su oído, respirando.

—Sí importa —musitó, acariciándole los músculos de la espalda—, siempre eres el contenedor en donde acabo depositando toda la ira de mis frustraciones y...

Odio y Posesión (Snarry/Omegaverse) EDITADO. Where stories live. Discover now