CAPÍTULO 16.- segundo fragmento

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Alan volvió a aparecer y se llevó a Auguste sujetándolo con mala gana.


Natsuki sonrió cuando desaparecieron, lo sentía por Auguste. El señor Alan seguramente aprovecharía este momento lejos del Reino para amedrentar el mismo a su amigo por lo de Liana.


Natsuki camino hacia Aiko, está miraba las flores del jardín del palacio.


—Tienes buenos amigos —le dijo al verlo a su lado—, todos ustedes parecen una gran familia.


—Prácticamente nos criamos juntos —le explicó Natsuki—, nos mandaron aquí de niños para ser criados para ser alfas, tuvimos la suerte de que casi todas las manadas tuvieran hijos casi a la misma edad. Todos nos hemos apoyado mutuamente, creando grandes lazos.


—Eso debe ser bueno para sus manadas, que sean tan buenos aliados significa menos conflictos políticos.


—No lo había visto así, pero tienes razón —Natsuki soltó una risotada—, pero no creo que sea imposible que Isaac intente atacar la manada de Auguste si este sigue molestando a su mate.


Aiko miro las flores con nerviosismo.


—Mi familia debe estar demasiado preocupada, solo he estado contestando sus mensajes con un "estoy bien, regresare pronto" —Aiko tomó una flor—, deben pensar que me estoy escapando de la boda, Naoki debe estar volviéndose loco.


—¿Naoki?


—Mi prometido —Aiko parecía avergonzada de decir su voz en alto.


Natsuki arrancó otra flor. No iba a mentirse a sí mismo, era sentir una aguja incrustada en su corazón escuchar que ella aun le llamaba prometido.


—Iremos primero a mi manada, le explicaremos la situación a mi abuelo y discutiremos cómo proceder —hablo Natsuki después de un silencio incomodo—, nuestros abuelos son muy buenos amigos, seguramente podrán entenderse.


—Mi abuelo tomara eso como una confirmación de que te he aceptado —replicó Aiko concentrada en la flor que tenía en la mano.


—Sabes que haré lo que quieras —dijo Natsuki—, si quieres al final casarte con él, lo aceptaré con un buen perdedor y nos rechazaremos mutuamente.


Aiko siguió mirando su flor, Natsuki sentía que el alma se le salía.


—No quiero casarme —las puertas del cielo se le abrieron a Natsuki—, no quería casarme incluso antes de conocerte, pero tampoco estoy segura de querer estar contigo.


Natsuki no podía quejarse por lo último, eso era un avance.


—Correcto —Natsuki asintió—, tengo una idea que nos puede beneficiar a los dos.


Aiko al fin lo miro.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now