CAPÍTULO 13 .- tercer fragmento

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Clark se levantó de su asiento. Abrió mucho los ojos de la impresión, porque aquella mujer que estaba en su misma casa tenía los ojos morados que era un rasgo de la familia ancestral del alfa alemán y tenía un hijo que era igual al príncipe Bael.


—Oh por la diosa —Clark quería arrancarse la cabellera—. ¿La manada de mi hermano ha estado ocultando a la mate fugada de un príncipe demonio? ¡¿Un príncipe demonio que yo me encargue de traer?!


Necesitaba más pruebas, necesitaba más información.


Respiro hondo y salió de la habitación. Escuchó risas infantiles en la planta baja de la casa y se dirigió a ellas.


Vio a su sobrino y a aquel niño jugar en la sala divirtiéndose con varios juguetes.


—¡Tío Clark! —Kenny noto a su tío—, ven a jugar con nosotros.


Clark se tranquilizó al ver a su pequeño sobrino y se acercó a ellos.


—Este es mi amigo Dantalian —dijo Kenny presentando animado a su compañero de juegos—, tiene 5 años, pero yo creía que tenía más.


—Voy a cumplir 6 años en un par de meses —Dantalian frunció el ceño.


A Clark se le hizo un hueco en el estómago, él había tenido al príncipe Bael enfrente suyo frunciendo el ceño y mirándolo con odio. Ese niño tenía hasta los mismos ojos grises y el mismo gesto en las cejas. Clark estaba espantado de lo parecidos que eran.


—Deja a los niños jugar en paz Clark —Kaya salió con su enorme vientre de la puerta de la cocina—, ven a ayudarnos, necesitamos más manos aquí.


Kenny hizo un puchero y Clark le guiñó el ojo.


—Vendré a jugar más rato ¿Bien?


Dejó a los niños y se dirigió a la cocina. Donde encontró a Kaya junto a la sospechosa mujer haciendo mucha masa.


—¿Están preparando galletas para un batallón? —Clark miró a su cuñada.


—Vamos a repartirlas a todos los niños refugiados —Kaya le dio un mandil de flores—, remueve la mezcla, mis brazos ya no pueden más.


Clark beso la frente de Kaya para molestarla y se puso a remover la gran cantidad de mezcla de galletas.


Se dio cuenta que la mujer estaba viéndolo.


—Lo siento, no recuerdo tu nombre —dijo amablemente.


—Me llamo Jess —dijo ella algo tímida.


—Aquí la pobre Jess ha perdido la mayoría de su memoria ¿Puedes creerlo? —Kaya precalentaba el horno—, sigue contándome Jess, aunque no prometo no llorar.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now