Inocencia Interrumpida III

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Parte III

Sobreviviente

Me destrozaron a una edad temprana,
llevando mi enfado a las masas.
Escribiendo mis poemas para los pocos
que me miraron, que se encariñaron conmigo,
se estremecieron conmigo, los que me entendieron.
Cantando desde el sufrimiento, desde el dolor.
Sacándome mi mensaje de las venas,
diciendo mi lección desde el cerebro,
viendo la belleza a través del...

¡Dolor!
Tú me hiciste, tú me hiciste un creyente, creyente.
¡Dolor!
Tú me destrozas y me recompones,creyente, creyente.

IMAGINE DRAGONS - BELIEVER

David Beckham recibía mensajes de su cachorro solicitando un tiempo lejos, donde mencionaba no saber de ellos hasta que estuviera listo y Victoria solo lloró esa noche, aunque quería ir personalmente a dialogar con él, su esposo al detenía — Es parte de su proceso... has escuchado al psicólogo... — fue lo que comentó el alfa, pero por dentro anhelaba lo mismo que su esposa. Robert sonreía emocionado al ver el camino libre por fin nada ni nadie podría alejarlo de su adorable omega.

Guillermo se la pasaba en su habitación sedado por ordenes de Robert y Diego cada vez que sentía la presencia de aquel alfa no podía evitar abrazar con fuerza a su amigo, sabía que algo estaba mal, pero temía decir algo ya que aun recordaba las palabras de Javier "Ten cuidado de ese idiota, nunca hables o digas algo con él cerca, Dieguito" y Ochoa empezaba sentirse incomodo en sus propias sesiones.

— ¿Puedo desear a una estrella tener otra vida? — preguntó Ochoa aquella tarde, Robert soltó un largo suspiro mientras negaba.

— Tienes que enfrentar tu realidad y luchar — respondió mientras iba poco a poco sobre de él, besándole el cuello mientras el mexicano se retorcía debajo de él, no le gustaba ser tocado por él ¡Su omega interior se sentía inseguro a su lado! Que rogaba que se detuviera, pero esa tarde, Robert perdió la escasa razón que le sobraba y tomó el cuerpo de Guillermo mientras lo sometía con su aroma y voz de mando — Te amo... — le susurró y el cuerpo de Ochoa terminó por ceder ante esa frase aunque obtuvo solo un orgasmo vacío.

Esa noche era él con esas pastillas sobre la mesa y un solo pensamiento en su cabeza, su corazón estaba lleno de dudas, confusión y le costaba amarse así mismo — ¿Es esta realmente mi vida? — preguntó en medio de lágrimas, sintiéndose asqueado de sí mismo al sentir el aroma de Robert sobre de él y su respiración poco a poco se fue agitando — Los extraño mucho, por favor, vuelvan — rezaba con desesperación. Diego se escabullían por las noches para dormir con su hermano mayor y calmarlo con su olor, Guillermo lo abrazaba feliz — Gracias Dieguito, en verdad gracias — susurraba a mitad de la noche.

Desde que llegó nunca había podido estar cerca de Guillermo y Sergio sentía que todo aquello era adrede, pero si cuestionaba se vería demasiado sospechoso, soltó un largo suspiro y las opciones de investigar se tornaba más difíciles — No te sientas mal, eres alfa. Y aquí hay omegas, lo siento — expresó apenada Dulce al ver como Robert rechazaba de forma inconsciente a Sergio, hasta que una noche durante su turno realizaba algunas actividades como acomodar el área de instrumentos de la sala de arte. Notó una sombra caminar por los pasillos y no dudó en seguirlo descubriendo que era el rizado, lo sostuvo con cuidado del brazo provocando que diera un brinco.

— Lo siento, no quise asustarte — fue lo único que pudo decirle.

— ¿Puedo comer? Tengo hambre... me la paso durmiendo y pierdo las comidas — dijo nervioso el omega y Sergio, se quedó en silencio al notar su piel pálida y sus ojeras que lo llevó a la cafetería donde le sirvió un vaso de leche seguido de un sándwich para calmar el hambre de ese chico. No había nada del Guillermo que conocía a través de las fotografías, sus ojos apagados, su piel lleno de marcas extrañas que intentaba cubrir el mexicano sin éxito.

Deja de hacer llorar a mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora