Libertad interrumpida

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Había un desastre en el piso de la habitación que estaba conformado por papeles irrelevantes, ropa que no era de su agrado y basura que guardó por alguna razón. Xiao Xingchen había sacado los documentos importantes que tenía que llevar consigo, incluso los que había escondido de Zichen.

Su guardarropas se componía de pocas prendas, por esa razón decidió que solo llevaría lo necesario además de las camisas que le robó a su MeiMei. Obviamente también empacó los anillos de papel, los pequeños cuervos de cristal y los otros recuerdos físicos de Venecia. Era suficiente con esas cosas tan pequeñas. Iba a ser feliz y empezar una nueva vida, todo lo demás parecía irrelevante, en especial las cosas materiales.

El plan era irse esa noche. Ambos tendrían que dejar cualquier aparato electrónico que pudiera delatar su ubicación. Primero llegarían a Ciudad Yi para asegurarse que no olvidaron nada, y al día siguiente, antes de que el sol saliera, los dos se irían al aeropuerto más cercano para tomar un avión a Italia. Ahí sería donde se quedarían por al menos una semana sin dar una señal de vida.

Después le dirían a Xuan Yu dónde estaban viviendo para que se encargara de avisar a los medios y a las personas cercanas.

Por esas razones Xue Yang le acompañó: para darle su apoyo y cargar lo que fuera necesario; también para advertir si tenían que tener cuidado o si sentía alguna sospecha. Pero hubo algo que los retrasó: un beso inocente inició una lujuria tal como un fuego arrasador.

Las manos de Xingchen seguían agarrando el rostro de Chengmei mientras este último movía sus caderas en vaivén. Apenas y habían retirado las prendas inferiores para dejarse llevar por el deseo. Ni siquiera entendían cómo terminaron así, tal vez fue la euforia del escape lo que les hizo subir la tensión a ese nivel, pero mierda, cada sensación era increíble.

La camisa de Xue Yang estaba abierta hasta los pectorales, los cuales se llenaron de mordidas pequeñas del inocente Xiao Xingchen. La imagen por sí sola era increíble, sin embargo, el rostro demostrando el placer inigualable era lo mejor. El esfuerzo de Chengmei se notaba en la respiración cada vez más agitada, las gotas de sudor que bajaban por su frente y los brazos bien cernidos en las caderas.

—Qué hermoso eres —halagó Xingchen con la voz entrecortada.

Una risa melodiosa y burlona llegó a sus oídos. Xue Yang se detuvo un momento antes de bajar hasta la oreja derecha de Xingchen.

—¿Solo soy hermoso cuando tienes mi pene hasta el fondo? —bromeó—. Me encanta que te pongas romántico mientras te tengo así —luego de mordisquear el lóbulo de la oreja volvió a mover sus caderas recibiendo un pico de placer.

—No, siempre eres tan hermoso. Me pondría de rodillas solo por tu hermosura —contestó el modelo. No entendía de dónde sacó la fuerza para hablar si sus pulmones pedían más aire y sus cuerdas vocales ya estaban cansadas debido a los gemidos. Incluso sus labios estaban secos.

—Ahora entiendo por qué te gusta tanto chupármela —siguió burlándose.

El recordar a Xingchen de rodillas con la cara hecha una mierda por las lágrimas, la saliva, el cabello despeinado y las gotas de semen tuvo un efecto contradictorio: su orgasmo casi se adelantó. En su lugar, un gemido ronco brotó de lo más profundo de su garganta; y el gemido similar de Xingchen lo obligó a detenerse en ese instante.

Buscó los labios ajenos para deleitarse por unos segundos del placer sordo que quedó entre ambos. Sus testículos estaban chocando con los glúteos de Xingchen, tan cerca que podían meterse dentro de él con un poco de esfuerzo. Las piernas del modelo se encontraban en los hombros ajenos y sus manos ya habían bajado hasta el abdomen ajeno. Dos dedos se abrieron en forma de tijera con el propósito de acariciar la poca cantidad disponible del miembro. Chengmei tembló por la sorpresa, sin embargo, no hizo nada por detener el ligero apretón.

Getaway carWhere stories live. Discover now