Bonnie y Clyde

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Al abrir los ojos la luz blanca le cegó enseguida. Parecía haber dormido por días enteros.

Tuvo que volver a cerrarlos para que sus pupilas se acostumbraran al color blanco que le rodeaba. Su cabeza parecía querer explotar y sentía que algo le apretaba el cerebro.

Intentó moverse pero sus articulaciones no cooperaban, parecía ser víctima de una parálisis de sueño. Se sintió atrapado en su cuerpo así que buscó mover cualquier mano quitar los tubos incómodos que tenía en la nariz. Lo único que pudo hacer fue mover la mano izquierda y esta tenía otro tubo que llevaba el suero a su sistema circulatorio.

Escuchó un pitido que se aceleraba con cada movimiento que hacía, cayendo en cuenta donde estaba: en un hospital. Los recuerdos inundaron su mente al instante, reviviendo el ataque de noches anteriores, cada golpe que recibió, las pisadas, los huesos que seguramente tendría rotos.

Bien, entendía porqué no podía moverse con facilidad. Creyó que no había nada más que pudiera aumentar su malestar pero estaba equivocado: Mei Xi apareció frente a él con cara de felicidad y preocupación.

—¿Qué haces aquí?— le cuestionó Song Lan con molestia —Te dije que ni en un momento como este podías acercarte, ya tenemos suficiente con los rumores dr la prensa, no necesito que tus padres tengan más motivos para odiarme— le reprochó a pesar de que su voz era débil.

A pesar de las palabras hirientes, la jóven se acercó para ayudarle a acomodarse, también para calmarlo y que siguiera lastimando su cuerpo con cada movimiento brusco.

—¿Dónde está A-Qing? ¿Y Xingchen?— buscó a las personas que se suponía estarían con él en ese momento, que tenían que estar con él.

La mujer sintió un hueco en su pecho, recordando las cosas que había dicho A-Qing, principalmente que él se iba a molestar. Salió en busca de una enfermera o el médico que le atendía.

Sin embargo, a la primer persona que encontró al salir fue a A-Qing quién se veía cansada. Después de tres días era entendible que se viera así. Le sonrió antes de darle la buena noticia.

—Despertó— dijo perder su "buen ánimo", ocultando el dolor del rechazo.

Al escuchar la noticia corrió hacia su hermano, no por nostalgia o felicidad, quería comprobar que seguía vivo, que de verdad había despertado. Para mala suerte de Xingchen era verdad, Song Lan seguía vivo. Seguiría atado a su prometido, a aquel compromiso.

A-Qing se quedó muda y por alguna razón, abrazó a su hermano.

Ese momento emotivo que no fue correspondido, lo interrumpió un par de enfermeras y doctores que querían ver su estado, además de informarle acerca de todos los huesos rotos, de las heridas internas y por último, de que había quedado estéril.

Por ende, la chica tuvo que salir para que le dijeran todo en privado. A la distancia pudo observar a Xuan Yu, quién se acercaba con lentitud. Giró a todas partes para encontrar a la amante de Zichen pero no hubo rastro de ella.

—¿Sigue vivo?— preguntó el chico frente a ella, entre murmullos.

—Acaba de despertar— le explicó de la misma manera.

Sabía que eso significaba malas noticias para todos, empezando por Xiao Xingchen. Xuan Yu hizo un gesto de frustración, casi asqueado por enterarse.

Bien, para la próxima los golpes tendrían que ser peores. Pronto se escuchó un grito de enojo y ninguno de los dos tuvo dudas de quién gritaba.

—¡ESO NO PUEDE SER CIERTO! ¡Exijo otro médico que sepa hacer su trabajo!— bramó Song Zichen intentando quitar las manos de los enfermeros.

Cuando pudo observar a su media hermana, la ira le consumió al instante.

Getaway carWhere stories live. Discover now