Pesadillas y sueños hechos realidad

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El pánico invadió su ser entero. No sabía donde estaba o como carajos llegó ahí. Al fondo de aquella casa se escuchaban voces y quejidos, uno muy específico. Corrió hasta esa habitación para confirmar sus sospechas.

Xiao Xingchen estaba sentado en las piernas de Jin Chengmei, desnudo, gimiendo en voz alta, disfrutando de los movimientos ágiles del joven. Se acercó furioso con Xingchen por dejarse contaminar por aquel idiota.

Antes de llegar sintió un golpe en la cabeza y escuchó una risa burlona.

Despertó en el hospital, dándose cuenta de que solo fue un sueño, un muy mal sueño.

Prefirió admirar el techo blanco, distrayendo sus pensamientos, intentando adivinar cuánto media la habitación entera. Escuchó un ligero chasquido el cual le hizo volver a la realidad.

En el marco de la puerta estaba la figura angelical de Xiao Xingchen. Por un momento, creyó que había viajado al pasado, a esos años donde todavía no le había robado casi toda su energía ya que el joven en cuestión vestía prendas que años atrás no usaba, incluso tenía una camisa negra que hacía contraste con la piel pálida. Tal parecía ser que estar alejado de él le hacía regresar a la vida.

—Xingchen— murmuró sorprendido.

El mencionado le observó con una indiferencia disimulada. Le tenía miedo y aunque no lo quería admitir también le tenía rencor, muchísimo. Desde el día en que lo atacó todo cambió para él.

Aunque verlo ahí, acostado e inmóvil porque le tenían sujetado, con la cabeza vendada, los huesos rotos, los ojos rojos por el derrame causado; todo eso en conjunto lo hacía ver tan vulnerable y por unos segundos entendió la forma en que Zichen le veía a él.

Pero había una diferencia enorme entre ambos y esa era que Xiao Xingchen jamás se hubiera aprovechado de él, o de sus sentimientos, si es que los tenía.

—Me dijeron que querías verme— dijo, acabando con la "emotividad" del momento.

No tenía ganas de fingir que le preocupaba su estado. Estaba cansado de fingir que todo estaba bien en su relación.

—Me extrañé cuando desperté y no te ví— admitió con esfuerzo. Intentó ponerse de pie, enderezarse al menos olvidando que no podía moverse hasta que le quitaran los brazaletes de seguridad.

—Mei Xi estaba muy feliz cuidándote— contestó sin reclamar —Además, creo que tengo razones para no hacerlo— levantó su brazo, enseñando la muñeca herida.

—Sabes que fue tu culpa por estar con los Jin, me sentí traicionado— intentó excusarse y Xiao Xingchen tuvo que conservar la calma para no saltar encima de él y dejarlo peor.

La traición venía de él.

Xue Yang le mostró cada una de las peores cosas, actos, secretos, que tenía Song Lan. Para empezar, su rumor falso que les costó la educación superior a Xuan Yu y Chengmei. Continuando con el expediente de la denuncia de Tom, los golpes que casi le costaron la vida y por supuesto, su carrera como modelo; suceso que ocurrió una década atrás.

Además de las fotos recientes con Mei Xi, el viaje a Japón y sus encuentros con otros y otras amantes. Y tal vez, la peor parte era enterarse de que el "activo" más importante de la agencia era Xingchen, que por eso mismo no quería dejarlo ir.

—No sé como querías que reaccionara luego de enterarme que seguías con ella. Necesité apoyo de unos amigos, por eso estaba ahí— explicó, aunque era de su conocimiento que aquel hombre no merecía una mínima explicación.

—Lo siento por desconfiar de ti, de haberte hecho daño; sabes que te quiero a pesar de haberte fallado— se disculpó con una clara intención —Puedo volver a ser un buen prometido, te lo juro, quédate conmigo ¿Sí? Volvamos a ser la pareja que siempre debimos ser— pidió mostrándose arrepentido.

Getaway carWhere stories live. Discover now