So it goes

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Advertencia: contenido sexual explícito.

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El agarre de Xiao Xingchen era uno de urgencia. Enredó sus brazos en el cuello de Xue Yang como si fuera un salvavidas y abrió sus piernas para que su novio pudiera acomodarse entre ellas. La primer parada después de llegar fue la cama donde inicialmente dormirían pero, le lujuria les ganó.

Su cintura fue sostenida por uno de los brazos fuertes del otro, levantando su cadera unos cuantos centímetros del colchón. El sentirse atrapado le hizo excitarse más, como si estuviera en peligro y a la vez a salvo. Los latidos del corazón parecían el resultado de un maratón: tan acelerados que Yang podía sentirlos.

Ambos sabían que debían hablar de lo que sucedió, de la jodida situación con Song Lan pero necesitaban distraerse y vaciar su mente; además de calmar ciertas zonas duras. Tener intimidad era una buena manera de distraerse y pasar tiempo juntos.

Las manos de Xiao Xingchen fueron ágiles al momento de quitar los botones de la camisa ajena, fue jalando ojal por ojal hasta que se abrió por completo. Aprovechó que su novio seguía ocupado besándole para quitarle la camisa por completo; sus dedos se deslizaron por los músculos delineando cada línea marcada, acariciando el par de pezones oscuros, viajando por la espalda, los hombros y cada parte de piel descubierta.

Le encantaba sentir los detalles y la textura de la otra piel, del cuerpo tan sensual, deseable y atractivo que poseía Chengmei; lo mejor de todo era que los músculos no eran voluptuosos, tenían el tamaño perfecto para mantenerse firmes pero sin ser exagerados.

Xue Yang, notando que se distrajo cuando le desvestía, le soltó la cintura para emparejar la situación: bajó el pantalón de Daozhang con rapidez. El oxígeno comenzó a escasear por la rudeza de los besos y a pesar de que no lo deseaban, tuvieron que separarse. Aprovechando el pequeño aturdimiento de su novio bajó hasta la cintura para meterse bajo el suéter y besar el estómago pálido.

El torso se comprimía y extendía con cada beso. Sacó la lengua para probar la piel salada combinada con el jabón de ducha, que por alguna razón sabía delicioso. Chupó un poco de piel dejando una marca rosada. Recargó uno de los colmillos en la piel suave hasta que escuchó el gemido audible que brotó de los labios exquisitos del Daozhang.

Bajó la cabeza un par de centímetros hasta llegar al resorte de la ropa interior. Simultáneo a eso, subió una de sus manos hasta el pezón para jalar el arete que colgaba en medio de este. Inició con poca fuerza, la suficiente para provocar quejidos suaves.

Su lengua viajó por la pelvis aún cubierta por la tela, y pudo admirar la piel erizada, las pequeñas contracciones y los deliciosos sonidos que Xingchen dejó escapar. Entonces se atrevió a jalar con más fuerza el piercing hasta que escuchó un grito lleno de dolor.

Para calmar el ardor, subió hasta aquella zona maltratada y lo introdujo a su boca. Dejó que su lengua calmara el dolor con roces delicados. Su mano se coló bajo el boxer para calmar la pequeña hinchazón del miembro ajeno.

—A-Yang, A-Yang— la voz de Xiao Xingchen se quebró —Ay, mierda, se siente bien— enseguida soltó otro gemido.

No sabía a qué ponerle atención (ni siquiera notó que una maldición brotó de su casta boca) ya que su miembro fue tomado para ser estimulado y sus pezones estaban siendo succionados además de acariciados con la lengua tibia. Hasta ese momento notó que se estaba perdiendo en el placer cuando apenas estaban iniciando el acto.

Con urgencia, abrió el pantalón de Chengmei con la intención de buscar el pene ajeno. Lo tomó en sus manos, sintiendo la calidez del bulto duro. También lo estimuló con ambas manos, como si quisiera sentir cada detalle y cada vena hinchada.

Getaway carOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz