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—No puedo hacer nada, es cabezota.

Suspiré y miré a Lena.

—No es como si nos fuéramos de vacaciones, volvemos en una semana. Además que la comida... tú que comes sano, no creo que te convenga, engordarías seguro. —le dije.

—Sin contar que no habrá cama. —dijo Lexa.

—He tenido que comprar camas de camping, porque el suelo está muy duro para los humanos. A mí no me afecta.

—Además te aburrirás, porque solo verás como entrenan, no hay mucho que hacer allí, si no sabes el idioma. —dijo Lexa.

—Entiendo todo lo que decís, pero voy a ir de todas formas. —Lexa y yo nos miramos y suspiramos.

Llamé a mi madre para decirle que me iba una semana a la Fortaleza, ella lo entendió.

También llamé a Diana para decírselo, por si me necesitaba por alguna razón y que Lena se venía conmigo, por supuesto no podía decirle lo cabezota que era, porque estoy seguro que ella lo sabe muy bien.

—Está bien, ve por ropa y mientras espero a Barry y a Caitlin, id las dos a la tienda de deportes. —saqué el ticket de mi bolsillo y se lo di. —aquí, comprad más platos y cubiertos, vasos, para vosotras dos, ya de paso comprad café en polvo porque tengo la cafetera pero me he olvidado pedirles que lo traigan así que hacedlo vosotras. También comprad dos camas de camping más y mantas para todos.

—De acuerdo. —dijo Lena.

Las dos se fueron y yo seguí pensando en cosas que nos pudiera hacer falta.

Dos horas después, por fin estábamos listos, abrí el portal y lo cruzamos.

—¿Dónde estamos? —preguntó Caitlin.

—¡Luces! —dije en kriptoniano.

Cuando se encendieron, pudieron ver el lugar.

—¿Es hielo? —preguntó Caitlin.

—No. —dije.

—Vaya, es impresionante. —dijo Lena.

—Y eso que no habéis visto lo interesante de este lugar. —dijo Lexa.

—Cierto. –dijo Kara.

Lexa preparó las camas y las entró en la tienda de camping.

—Venid conmigo. —dije.

Me siguieron por supuesto yo seguía el mapa.

—Kelex, ¿Dónde está la sala de entrenamiento que has preparado?

En el hangar subterráneo, siga por donde va, a unos 5 metros verá una plataforma, cógela y vaya a bajo de todo y después vaya a la derecha y todo recto, se encontrará con unas puertas, marque el código que es su escudo y ahí lo tiene.

Gracias Kelex. —vi que todos me miraban.

—Si me hubiera criado aquí no necesitaría un mapa ni un gps. Pero no es el caso, así que no sé guiarme por aquí.

—No hemos dicho nada. —dijo Barry.

—Pero lo pensáis. —no dijeron nada, eso me dio la razón.

Seguimos las indicaciones y cuando la gran puerta se abrió,  Barry se quedó impresionado con lo que vio.

—Eso es...

—Por lo que sé, es una que ayuda a detectar a la velocidad que vas, además de cómo se encuentra tu cuerpo. En una pista de atletismo cerrada y si te estrellas, bueno el que acabará roto serás tú, no ella.

El héroe enmascarado (supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora