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XXXII

Después de todo el caos en el hospital habían reforzado la seguridad en todas las entradas, incluyendo en la unidad de cuidados intensivos en donde estaba Keiler.

Habían pasado tres días desde lo ocurrido, y desde entonces estaba bajo estricta vigilancia de médicos y policías.

Sam era la única que sabía el estado de Keiler porque se la pasaba en el hospital esperando que despertara, pero los médicos ya le habían dicho que no iba a hacerlo pronto. Estaba en coma, y no parecía tener intención de despertar en los próximos días.

La bala le dañó el hígado y la pérdida de sangre excesiva solo empeoró todo. En medio de la cirugía sufrió un paro respiratorio, pero lograron estabilizarlo a tiempo antes de que se detuviera su corazón. Ahora estaba con una sonda en la tráquea para ayudarlo a respirar, y los médicos lo tenían bajo estricta vigilancia las veinticuatro horas. Le dijeron que el respirador era necesario mientras estuviera en coma, porque en casos así podía dejar de respirar de la nada y morir.

Apartó la mirada de Keiler y observó la maquina que mostraba sus signos vitales. El inalterable y repetitivo sonido era todo lo que se oía.

Deslizó la vista hasta la mano inerte, enfocándose en la esposa que le rodeaba la muñeca y la mantenía ligada a los protectores de la cama. Se la habían puesto apenas salió de cirugía.

Suspiró afligida.

—No sé si puedes escucharme, pero igual lo diré —dijo en voz alta —. Entregué la pistola yo misma. No podía esperar a la orden de allanamiento. Cuando me preguntaron de dónde la saqué no supe qué decir, así que solo dije la verdad: que la había encontrado en el departamento de Andrei. No mentí, pero sí oculté el hecho de que tuve algo que ver contigo. Aun así, van a interrogarme por lo que sucedió acá porque me vieron preocupada por ti, y las cámaras no van a mentir cuando pidan los vídeos y nos vean juntos como si nada. También es probable que llamen a Emilie a declarar y ella decida contar todo lo que sabe. Con tal de perjudicarte no le importa si nos jode a Andrei y a mí, supongo. Te odia más de lo que nos aprecia a nosotros.

Se fijó un momento en el rostro adormecido y sin reacción, ni siquiera podía ver un mínimo movimiento en los párpados. Nada. Inhaló profundo, y continuó:

—Eso fue hace tres días, y hoy me llamaron temprano para decirme que dejarán libre a Andrei. Analizaron la pistola y solo encontraron las huellas de la persona que intentó matarlo. También revisaron el historial de Andrei y afirmaron que no habían antecedentes de violencia, no había nada que pudiera perjudicarlo, y teniendo en cuenta que el sujeto sigue en coma concluyeron que no tenía sentido mantener encerrado a Andrei. Quedó absuelto de los cargos, y podrá retomar su trabajo en unos días —sonrió brevemente —. Sin embargo, no sé qué pasará desde ahora. Quizás descubran lo tuyo con Andrei y lo suspendan de su cargo, y a mí también por haber cooperado contigo. No lo sé. Nada bueno saldrá de esto, porque sigues siendo un asesino peligroso, y ahora por fin tienen la oportunidad de encerrarte. Claro, después de que te recuperes, porque ahora no pueden hacer más que esperar. Técnicamente, no estás vivo ni muerto. Estás en medio, y los doctores dicen que depende de ti irte a un lado o al otro. Ya no pueden hacer gran cosa para ayudarte.

Guardó silencio un momento, viendo sus propias manos entrelazadas sobre sus piernas. Pensó en lo siguiente que iba a decir.

—Keiler, honestamente, no sé si es buena idea que te quedes aquí —sinceró —. Tal vez hayan más doctores como Emilie, incluso los policías de afuera son peligrosos. Cualquiera puede entrar y hacer algo aprovechando que no puedes defenderte, así que estoy inquieta al pensar en ello. En ningún hospital estás a salvo mientras sepan quién eres. Seguramente me dirías «No necesito que te preocupes, yo puedo cuidarme solo», pero tú me salvaste. Si no fuera por ti habría estado en esa camilla peleando por mi vida, o quizás ya habría muerto. Estoy en deuda contigo así que lo mínimo que puedo hacer es preocuparme y cuidar de ti mientras estás inconsciente. Si hiere tu orgullo, no te diré nada cuando despiertes —rio bajito —. Gracias por salvarme. Le contaré a Andrei sobre eso, quizás ayudará a que se enamore de ti, o al menos hará que cambie la imagen que tiene de tu persona. Hablando de Andrei… no sé cómo decirle lo que pasó. No lo sabe. Tengo que llevarle a Lina así que aprovecharé de decirle. No sé qué dirá o cómo va a reaccionar, aun así le diré. Quizás despiertes si lo escuchas.

Malvado | BL © ✔️Where stories live. Discover now