CAPÍTULO 07 parte 1

1.6K 114 4
                                    


Han pasado más de una semana y todo parece marchar bien, aunque los primeros días todo era súper incomodo empezando a la hora de la ducha, me pongo roja en solo pensar aquello, me avergüenzo de cada cosa que paso en esos momentos ya que no fue solo una vez sino varias veces, apenas ayer empecé a bañarme por mí misma, Tomas se ha tomado lo de cuidarme para mi pronta recuperación muy enserió y no es que no me guste, eso es lo peor de todo, me agrada demasiado.

Me está atendiendo de maravilla, sus atenciones conmigo y con la beba son demasiadas hasta un poco melosas se podría pensar, me agrada; nunca imagine que alguien se comportará así con otra persona que no fueran esposos, al menos los pocos recuerdos que tengo de mis padres era algo similar, eran atentos uno a otro y lo más triste es que yo nunca he experimentado algo así en mi vida, mi secuestrador el señor era brusco y su atención conmigo era nulo, es la única experiencia que tengo de experiencia en vivir con alguien, sacudo mi cabeza, no quiero pensar en otras cosas, él ya está muerto, quizás era retorcido conmigo pero al menos me daba comida y techo, eso ya era mucho aparte aunque no me agrade la idea él señor es el padre biológico de mis dos hijos, debo respetar aunque sea eso aunque ya no este con vida.

Por otro lado, Tomas es todo amabilidad, atento, aunque un poco serio, pero aun así no me ha maltratado ninguna vez, eso me hace al menos confiar en él un poco. Nuevamente sacudo mis ideas, no debo de suponer nada, él lo hace porque es su deber cuidarme no por otra razón. Cuando esté completamente sana el mismo me correrá de aquí, estoy segura, así que no me encariñare con él, solo me marchare.

-Carla ¿estás bien?

- ¿Si claro, por qué la pregunta Tomas?

-Es que llevas un rato con el ceño fruncido, como si estuvieras enojada, ¿acaso hice algo que te enojará?

-Yo enojada, no claro que no, solo estaba pensando en cosas. Todo bien.

-Está bien, por cierto, voy terminando de hacer la comida, ¿ya quieres comer o más al rato?

-Ahorita está bien, gracias.

-Espero te agrade, no soy tan bueno en la cocina, pero al menos no nos hemos intoxicado al comer.

Sonríe de lado de su propio chiste, lo cierto es que sus comidas no están tan mal, me levanto de la cama y voy hacia el cunero, observo a mi beba dormir extiendo mi mano dándole una pequeña caricia en su cachete, es tan hermosa y calmada que parece una muñeca, caminamos hacia el comedor de su casa cuando veo que la mesa ya está servida por instinto volteo a verlo de reojo, como sabía que si quería comer.

Nos sentamos en la mesa y comemos, conforme avanzan los días me he sentido cada vez mejor, quizás es momento de regresar un poco el favor de todo lo que hasta de lo momento él me ha estado ayudando, son demasiadas las cosas de las que le tengo que estar agradecida, empezando por mi libertad, por estar viva, por cuidarme a mí y a mi beba, comprarnos cosas, alimentarme, protegernos, ofrecer su casa para que me pueda recuperar bien, en fin, es demasiado.

Seguimos comiendo cuando escucho que mi beba se despierta y empieza a llorar, estoy por levantarme de la mesa cuando Tomas ya va de camino al cuarto, se mueve rápido, sale del cuarto con le bebe en sus brazos yo hago la comida a un lado y Tomas me deposita ala beba en mi brazos, me descubro un pecho y la beba succiona como si no le hubiera dado de comer hace dos horas; al principio me daba demasiada vergüenza descubrir mi pecho enfrente de él pero al analizar un poco era algo ilógico dado que el me bañaba los primeros días y ya me había visto totalmente desnuda, de pronto escucho un carraspeo.

-Abre la boca Carla.

Observo una cuchara con comida que Tomas me está extendiendo, abro la boca y lo introduce con cuidado en mi interior, en lo que yo alimentaba a mi hija el me alimentaba a mí, vaya combinación, aunque internamente le agradecía su gesto, es demasiado atento.

Cuando ambas ya estamos satisfechas, le agradezco a Tomas y le informo que iré al cuarto a acostar a la beba en su cuna, para lavar los trastes.

-Carla no es necesario, yo limpiare todo, mientras descansa.

Niego con mi cabeza, eso me irrita un poco, me trata como una persona invalida que no puede ni lavar un traste, es cierto que los primeros tres días no podía hacer casi nada, pero ya ha pasado casi dos semanas y mi movilidad ha mejorado mucho, la costilla su dolor ha disminuido notoriamente y de las dos operaciones ni se diga.

-Tomas, yo puedo hacerlo, no estoy rompiendo ninguna indicación del médico, no estoy cargando cosas pesadas ni tampoco me estoy agachando puedo, aunque sea lavar trastes, déjame hacer algo de utilidad en esta casa, me siento un estorbo y una carga para ti.

-No eres ni estorbo y tampoco una carga, me agrada mucho quizás demasiado que estés aquí, la casa siempre ha estado sola y ahora contigo y la bebe, la casa se llenó de vida. Te estoy agradecido por eso.

Desvío un poco la mirada por sus palabras, no sé qué responder.

-Aunque sea déjame a mi lavar los trastes, si quieres tú los secas y guardas en su lugar. Te parece bien.

Accede y lavo cada traste, aunque son pocos me siento bien ayudarle y de una u otra manera retribuirle lo mucho que me apoya y ayuda en todo.

En estas casi dos semanas me he sentido muy sentimental, intento no llorar frente a él la verdad es que no sé qué me está pasando, todo me enoja, me hace feliz, me conmueve, me pongo triste, estoy hecha un lío, sumándole que duermo muy poco y en partes por alimentar a la beba, no sé cuánto tiempo aguantare más, esto de ser mamá es sumamente agotador; pero eso no quiere decir que no ame a mi hija, todo lo contrario, no sé qué más hacer para ayudarla, es demasiado el tumulto de cosas que pienso y debo hacer para que ella este bien, todo lo que hago lo haré por ella, necesito recuperarme rápido para darle lo mejor. Sin darme cuenta derramo un par de lágrimas que no sabía que estaban derramando, con el torso de mi mano las limpio.

-Carla, ¿te encuentras bien, por qué lloras, te duele algo?

-No, perdón, yo lo siento, soy una tonta sentimental.

- ¿Qué tienes?

-Nada.

- ¿Cómo que nada?, mírate estas llorando.

-Juro que no me duele nada.

-Entonces, dime porque lloras.

-Tomas, ya déjalo así, no me pasa nada.

- ¿Cómo puedo dejarlo así, si estas llorando?

Y como si de un botón se tratase empiezo a sollozar más, no sé qué me esté pasando, quizás fueron sus palabras, su atención hacia mi o con la beba, este sentimiento en mi pecho duele, duele demasiado, tengo un gran nudo en mi garganta y no sé si sea bueno o malo, pero es totalmente nuevo para mí.

Tomas está desesperado lo puedo ver en sus ojos, no sabe qué hacer para calmarme, mientras yo estoy llorando a todo pulmón, seguro tengo lágrimas y mocos por toda la cara y el rostro totalmente rojo, no he podido parar de llorar y ya han pasado más de quince minutos.

Me trae una caja de pañuelos desechables y me lo acerca, lo tomo y sacudo mi nariz y seco mis lágrimas, trato de tranquilizarme, pero es imposible, nunca había llorado tanto, no se me permitía llorar, no al menos enfrente del señor, ahora el ya no esta y lo puedo hacer necesito con urgencia darle vuelta a la hoja, es más que obvio que el señor jamás aparecerá en la puerta para llevarme con él, tampoco se llevará a mi hija a quien sabe que personas, se supone que estoy en un lugar mejor, pero no sé porque me siento tan vacía, algo me falta y se cuál es la respuesta, me hace falta mi hijo conmigo, yo no me puedo sentir feliz sin él a mi lado.

Tomas ya me trajo un vaso de agua, llevo llorando más de una hora, supongo que tiene miedo a que me deshidrate por tanta lagrima que estoy derramando, tomo un sorbo de agua del vaso y lo dejo en la mesa de la sala. Trato de tranquilizarme un poco, necesito dejar de llorar, pero no puedo detenerme y no entiendo que me está pasando, de pronto siento una mano en mi espalda y respingo un poco de mi lugar, Tomas me da pequeñas caricias de manera circular.

-Llora todo lo que tengas que llorar Carla, sabes en todo este tiempo no te había visto llorar, te habías tardado, eres una mujer fuerte.







-

Secuestrada por un Hombre LoboWhere stories live. Discover now