Secuestrada por un Hombre Lobo

CAPÍTULO 03 parte 2

Llevo semanas aquí encerrada, cada que el señor abre la puerta solo es para hacer sus necesidades, bañarse o darme comida, todo el baño esta sucio, no me ha permitido salir de aquí y la verdad no tengo ganas de hacer nada. Siento un dolor en mi pecho todo el tiempo, siento el vacío en mi cuerpo, me ha arrebatado lo único que me pertenecía en este lugar.

Aún no he podido dormir, en los últimos días me despierta el mismo sueño, estoy corriendo en el bosque y alguien lleva a mi bebe en sus brazos y cada que corro hacia él no puedo acercarme, aunque grite no se detiene y por más que me esfuerzo por correr no avanzo lo suficiente. Ya son altas horas de la madrugada afuera se escucha el ruido las aves nocturnas y uno que otro aullido de lobos. Hoy es luna nueva, hoy se cumplen dos meses desde que no estoy con mi bebe, el invierno está en su menor temperatura, me imagino que el exterior está cubierto con un poco nieve. Solo el ruido del exterior se escucha.

Se escucha como azotan una puerta y los pasos fuertes acercarse, de pronto la puerta se abre y me arrincono rápidamente en la esquina.

-Yo no sé porque te tengo tantas consideraciones, no cumples con tus deberes como mujer en limpiar la casa y aparte conmigo.

-Señor

-No tengo la necesidad de atenderme solo si tu estas aquí. Ya estoy cansado de esperar a que te recuperes y que uses el pretexto del bebe.

-No es un pretexto señor.

-No me interesa, si tanto quieres un bebe te daré otro.

Me toma del brazo y me saca del baño, mientras trato de luchar para evitar que me viole, me rompe la ropa de un solo tirón dejándome totalmente desnuda, siento el frio colarse por todo mi cuerpo, mi piel se eriza completamente me doy cuenta de que hace demasiado frío en la sala no me quiero imaginar el frío que hace afuera.

Trato de alejarme de él, pero me jala del tobillo y me posiciona boca abajo, se saca de entre sus pantalones su miembro totalmente erecto y coloca la punta de su miembro en mi entrada.

-Esto será duro niña, espero que aun sigas igual de apretada como me gusta.

-No, por favor no.

-Se buena niña y no te resistas, sabes cómo te puede ir si noto la mínima resistencia.

Grito cuando entra de golpe, toma mi cintura con una mano y con la otra mano mi mandíbula, siento que sus garras salen y en ambos sitios la piel se va perforando, su agarre es fuerte como su gruñido.

-Aun estas tan estrecha, esto lo disfrutare, no descansaremos toda la noche.

Tras terminar sus palabras empieza a moverse tan profundo a un ritmo lento pero duro, trato de no jadear nada, mis lagrimas no dejan de salir, me duele cada vez que entra, nunca me había dolido tanto, ni siquiera cuando me quito la virginidad la primera vez, quizás porque estaba desmayada; el caso es que siento demasiado dolor tanto en mi entrada como mi interior. Es la primera vez que tiene sexo conmigo después del parto, sollozo un poco y muevo mi cadera un poco para alejarme de él.

-Ponte en cuclillas.

Levanto mi cadera y me apoyo sobre mis codos, el con sus piernas me abre más las rodillas y continua con sus penetraciones aumentando cada vez más su ritmo. Siento que se hincha y sé que está corriéndose en mi interior. Me abre más las piernas hasta casi llegar nuevamente al suelo y me baja el pecho hasta que mis senos tocan la fría madera del piso, me rasguña toda la espalda, desde mis hombros hasta llegar casi a mis glúteos, me da azotes fuertes una y otra vez en mis glúteos. Mueve su mano hasta llegar en mi zona intima presiona con su dedo índice en mi clítoris dando pequeños movimientos circulares cuando la hinchazón de su miembro baja, continua con el vaivén de sus penetraciones nuevamente. La noche será larga, no me dejará descansar.

Trago todo lo que está en mi boca pasando el líquido sabor dulzón por mi garganta y limpio toda la zona sin dejar ningún milímetro de espacio sin haber pasado mi lengua y cuidando de no dejar saliva regada en algún sitio. Ya amaneció hace horas y no tengo idea de cómo el señor saca tanta energía ni tanta libido para resistir tanto tiempo. Yo me encuentro agotada.

-Levántate y prepara el almuerzo que ya es tarde.

-Si señor.

Me limpio la boca, me levanto del piso y me encamino con piernas totalmente temblorosas y tambaleantes a la cocina a preparar algo de almorzar. Quisiera tomar un baño de agua caliente, me duele todo el cuerpo más allá del cansancio que pudiera tener, son los golpes que me propino a lo largo de la noche, me violo de todas las maneras posibles en las que se puede violar o penetrar a una mujer. Me siento sucia y usada.

Termino de preparar la comida y le sirvo su plato en la mesa.

-Come en la mesa.

Sirvo un plato más para mí y hago lo que se me ordena. No tengo ganas de comer, la verdad en estos días no me había estado alimentando bien, estaba regresando la comida apenas terminaba, mi estomago ya no me aceptaba comida en cantidades grandes, como hasta donde mi estomago me lo permite. Al terminar lavo los trastes sucios.

-Ven vamos a la habitación para continuar.

No puedo creer lo que escucho, aun quiere continuar. 

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