Secuestrada por un Hombre Lobo

CAPÍTULO 03 parte 4

Han pasado meses, está por terminar la primavera y en todo este tiempo ha sido un poco más llevadero, el señor ya no me golpea tanto como antes, trato de ser lo más obediente posible y complacerlo en todo lo que me ordena. Si él me ordena que salte, yo lo hare, si el me pide que me quede de pie en un rincón por horas, estoy segura de que lo hare, prefiero mil veces estar con él a que cientos de hombres abusen de mi todo el día. Estoy decidida hacer todo lo que me ordena por sobrevivir así tenga que hacer cosas inimaginables.

En estos días el señor esta de buen humor y sobre todo tiene muchas ganas de tener sexo conmigo a cada rato todos los días, me toma en la sala, habitación, cocina, en todos los lugares de la casa y en ninguna ocasión me golpea, yo en todo este tiempo le obedezco totalmente a él, en una ocasión me hizo prometerle que nunca dejara que ningún hombre toque mi cuerpo y ni hablemos de tener sexo, la verdad no entiendo si no hay nadie alrededor en este bosque que pudiera entrar a la casa alguna vez, pero aun así le prometí que jamás tendría sexo con alguien más que no fuera él, eso pareció tranquilizarlo un poco.

Termino de limpiar los muebles cuando el señor sale de bañarse, tira su toalla en medio de la sala y se acerca mí, toma con sus manos su miembro y me acerco a él, lo introduzco en mi boca y lo tomo rápido y lo más profundo que puedo él me acaricia mi cabello y escucho sus gemidos, aumento la velocidad hasta que retira un poco su miembro dejando la cabeza en mis labios y se corre, lo bebo todo, lo limpio completamente.

-Niña ve a servir la comida.

-Claro señor.

Sirvo todo en la mesa. En las últimas semanas me permite comer en la mesa ya no como un animal en el piso, aunque aún sigo durmiendo en el suelo, pero dentro de su habitación. Termino de servir todo y me siento en la mesa a esperar a que llegue, sale de su habitación y se sienta frente a mí.

Cuando el empieza a comer yo lo hago igual, terminamos de comer y me pongo a limpiar los trastes sucios en el fregadero cuando siento que me toma de la cintura y acaricia mi vientre me empieza a besar mi cuello, con su otra mano sube un poco la camisa larga de cuadros, es su ropa, yo no tengo ropa para mí, uso las playeras que el me permite usar, sube la tela y con su miembro me empieza a penetrar, su mano sigue acariciando mi vientre y su miembro entrando y saliendo lentamente, empieza hacer en mi cuello marcas, siento en mi espalda las vibraciones que emanan de su pecho, sus gruñidos son bajos pero roncos, pasan minutos hasta que levanta mi pierna a un lado y me inclino hacia enfrente cambia el ritmo a más duro y rápido hasta que siento sus palpitaciones y sé que esta apunto de correrse.

-Te gusta o lo quieres más duro.

-Lo que usted quiera señor, si lo quiere más duro yo también lo querré.

-Me gusta hacértelo duro, pero me gusta más saber que eres solo mía.

Se detiene y me lleva a la mesa, me recarga ahí y me empieza a penetrar más duro como si eso fuera posible. Pasan un par de minutos hasta que se hincha dentro de mí y se corre. Cuando se retira de mí, me dice.

-Ven vamos al sofá, quiero verte mejor.

Él se sienta en el sofá y me indica con sus manos que me suba en sus piernas, lo hago. Una vez el dentro de mí. Me indica.

-Muévete suave a rápido, me gusta cómo te mueves.

Empiezo a moverme en pequeños círculos y después arriba hacia abajo, combinando los movimientos eso parece gustarle mucho ya que tiene los ojos cerrados y de su boca salen gemidos, toma un poco mi cadera y me acaricia, sube sus manos a mis senos y juega con mis pezones.

-Más rápido niña, lo haces bien.

Aumento la velocidad de mis movimientos, apoyo una mano en el respaldo del sofá y con la otra de su muslo y me muevo más rápido, de pronto siento las fuertes nalgadas que me da en mis glúteos.