El cocinero del capitán

Capítulo 26: me gusta ser su amigo...

Ya he perdido la cuenta de cuantos días he pasado en este barco, pero han sido los suficientes como para permitirme aprender a luchar y hasta participé en uno de sus asaltos.

Ahora conozco la forma en la que trabajan, al principio se posicionan levantando una bandera blanca y una vez los cañones tienen de frente al barco enemigo, levantan una bandera negra que anuncia el ataque junto a los potentes cañonazos que destruyen el barco rival.

Esta vez atacaron un barco de políticos de un país diferente, son sujetos que intentan entrar al país en busca de causar caos y destrucciones, por lo mismo, hemos conseguido una buena recompensa gracias al armamento que tenían en sus bodegas.

Claro que ahora están en busca de una isla, necesitan reponer los daños causados durante la batalla, así que por lo que mencionó Joshua y Leo, estaremos en tierra firme dentro de poco.

Por un lado, pienso que esta es la mejor oportunidad que tengo para abandonar el barco, Leo me ha dicho que la siguiente isla que visitaremos será la suya, así que no podré salir de allí hasta nuevo aviso.

Pero, por otro lado, quisiera continuar con ellos, además Leo me ayuda a dormir mejor, él me dijo que si elegía irme con ellos me podía dar alojamiento en su casa, lo que de cierta forma me motiva a seguirlos.

Si me voy, tendré que buscar un sitio donde quedarme, además de encontrar un trabajo en donde pueda ganar dinero rápido para no tener que dormir en la calle.

En términos de conveniencia, irme con ellos es la mejor opción, además ya siento que me agradan y me gusta la compañía que me dan, son más agradables de lo que pensé, además durante la anterior batalla varios tripulantes me ayudaron cuando estaba en aprietos formando un equipo increíble. Me sentí respaldado, mutuamente nos salvábamos y luchábamos como hermanos.

El capitán anunció que llegaríamos a tierra firme por la mañana, él se encontraba navegando a toda velocidad mientras un grupo de tripulantes, incluyendo a Leo se encontraban jugando y bebiendo, inundando el barco de risas.

Yo me acerqué curioso, queriendo ver de qué se trataba el juego, ellos habían movido una mesa y estaban todos reunidos alrededor de ella, molestándose y bromeando.

—¡Gané! —anunció uno de ellos, tomando la ganancia.

Ellos estaban apostando dinero o cosas de valor, por lo mismo me acerqué sólo a mirar, no tenía nada que ofrecerles, además como no sé jugar, perdería todo igualmente.

—Sólo fue suerte— decía Leo, antes de darse cuenta de mi presencia— ¿te nos unes?

—No tenemos otro asiento, pero podemos hacerte espacio— comentó otro, ofreciéndome un vaso de ron para que bebiera con ellos.

—Ven, juega con nosotros— dijo Leo, alejándose un poco de la mesa para darme espacio y hasta permiso de sentarme en una de sus piernas mientras me explicaba lo que tenía qué hacer.

Ellos dijeron que harían una ronda de práctica para enseñarme, me sentía un poco tímido, aunque como no había dinero de por medio, me atrevía a jugar mientras Leo susurraba en mi oído diversos consejos que me ayudaban a entender un poco más.

El sentarme en sus piernas no era algo raro para ellos, ni siquiera lo tomaban como algo romántico ni con algún fin sexual, mientras que yo me sentía extraño, mi corazón estaba latiendo muy rápido.

Ya lo había notado antes, últimamente me siento muy extraño cuando estoy cerca de él, por alguna razón me siento tímido y los latidos de mi corazón se aceleran, incluso a veces siento un cosquilleo en mi vientre luego de que él roce mi cuerpo con inocencia. A veces sólo es a causa de un roce de nuestras manos, lo que sin duda se vuelve cada vez más extraño.

Leo sigue siendo el mismo, él me sigue tratando como a un amigo, es amable, atento y simpático. Me trata igual a como trata a Joshua, sin embargo, por alguna razón yo me siento extraño.

Es un sentimiento raro, pero al mismo tiempo me gusta, ¿qué se supone que significa todo esto? Jamás lo había sentido antes. Supongo que significa que me gusta ser su amigo.