Capítulo 21: Plan de protección

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No sé qué es lo que buscan, pero sacarme de la celda no es algo que me genera confianza ahora que puedo ver a la tripulación completa, los cuales me observan fijamente como una nueva presa a la cual asechar.

Sé que no es su culpa, puede que en realidad sean buenas personas, al menos dentro de lo que cabe, ya que es evidente que su rubro se especializa en robar barcos en medio del mar. Por lo mismo, no puedo confiar en ellos, ni siquiera en los que parecen ser los más débiles del barco.

Cuando oí la alarma creía que moriría en manos de estas personas, ni siquiera sé si prefería morir en manos de mis anteriores amos o por un vándalo, aunque sigo vivo, supongo que eso es bueno.

Antes de ser atacados, me habían encerrado como castigo por desobedecer las órdenes de mis amos, ellos dijeron que por la mañana recibiría mi castigo, el hecho de despreciar las caricias de un viejo casi decrépito no parecía gustarles, por lo mismo, estaban pensando en nuevas formas de castigarme para acabar con mi supuesta rebeldía. Lo que ellos nunca imaginaron fue que terminarían muertos.

No sé si debería sentirme libre, claramente ahora estoy en manos de otras personas, no las conozco y puede que se muestren de un modo amable solamente durante el principio, algo que me obliga a tener cuidado.

El chico llamado Leo, una vez recibió el permiso de sacarme, me dio un recorrido por el barco haciéndome ver cuán grande es, ¿Cómo es posible que hayan conseguido un barco tan grande si son delincuentes? Me resulta difícil creer que lo hayan comprado, ¿quizás lo robaron?

¿Cómo podrían robar un barco así? Ellos deben ser muy buenos en esta clase de trabajo, robar un barco y salirse con la suya es algo que me resulta difícil de creer, aunque por ahora me mantengo callado y tranquilo, para evitar problemas.

No estoy en posición para enfrentar a nadie, ellos tienen muchísima más experiencia en el combate que yo, así que una vez me gane la confianza de este chico, tendré que pedirle clases para utilizar un arma. Si deseo escapar, el defenderme es algo primordial.

Lo bueno es que me estaba enseñando cada nombre técnico del barco, incluso me dijo donde se encuentra el capitán y me reveló el sitio donde dormiré, haciéndome sentir desconfiado tras darme cuenta de que, para entrar en la habitación, debo ingresar antes a la cocina.

El chico al que llamó Joshua se encontraba allí, dentro el lugar era cálido y como la habitación estaba pasando una puerta, era capaz de tener una habitación reconfortante y hasta había cobijas.

Había pocas ocasiones en donde podía dormir sobre una cama, la mayoría de las veces mis amos nos obligaban a dormir en el suelo dentro de una fría habitación que todos los sirvientes debíamos compartir.

—Toma— me dijo Joshua entregándome un plato con un trozo de lo que parecía ser un tipo de dulce.

—¿Por qué me das esto? —pregunté con desconfianza.

—Es tu parte— me respondió con una sonrisa.

—Joshua, debo encargarme de unas cosas, asegúrate de que no salga— le avisó Leo.

—Claro, yo me encargo— respondió Joshua antes de que Leo saliera de la cocina, dejándonos a solas.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —le pregunté mirando el dulce con desconfianza, ¿qué clase de persona le da esto a alguien como yo? Desde que tengo memoria he oído que los dulces son sólo para los adinerados.

—Lo suficiente como para no querer irme— me respondió con una sonrisa, sentándose a mi lado.

—Por el capitán, supongo— comenté viendo como su mirada se iluminaba.

¿Por qué se pone feliz si sólo lo he mencionado? Supongo que está agradecido de qué gracias al capitán tiene esta clase de lujos que yo jamás he tenido en toda mi vida. Esto es demasiado extraño para mí, pero como era la primera vez que podía comer esta clase de dulces, decidí aprovechar mi oportunidad y probarlo.

Sabía bien, parece ser que de verdad sabe cocinar, pensé que en realidad sólo fingía hacerlo para que no lo mataran, aunque, ¿Qué se supone que me obligarán a hacer mientras esté aquí? Siento cierto miedo al imaginar sus órdenes, puede que en realidad sean igual de morbosos que mis anteriores agresores.

—Si estás cansado, siéntete libre de usar la habitación, la cual por cierto debes compartir con Leo— me comunicó.

—Sí, él mencionó eso— dije un poco asustado por la idea de dormir antes que ellos— esa habitación parece diferente a la del resto— agregué.

—Sí, era mía y el capitán mandó a realizar unas cuantas modificaciones para mi comodidad— me comunicó manteniendo su sonrisa, cada que habla sobre el capitán sus labios crean una sonrisa.

—Creí que dormías con el capitán— mencioné viéndolo de pies a cabeza. Tiene un cuerpo atractivo, supuse que el capitán no desaprovecharía la oportunidad de tocarlo todas las noches.

—Sí, ahora lo haré y estoy un poco nervioso por la idea— confesó.

—¿Por qué? ¿Es agresivo? —pregunté curioso.

Había ocasiones en donde yo no deseaba compartir la cama con los sujetos que mis amos elegían debido a la agresividad que empleaban para tocarme, por lo mismo, no me extrañaría que el capitán sea un bastardo.

—No, el capitán es muy bueno conmigo— me aseguraba— pero compartir habitación con mi novio es un gran cambio.

—¿Novio? —repetí con sorpresa— ¿hay sentimientos de por medio en su relación? —pregunté aún más sorprendido.

—Claro— me respondió con las mejillas levemente sonrojadas.

Amor, ellos tienen una clase de relación donde existe aquello que en el lugar donde vivía jamás pude ver, decían que era algo innecesario, algo que los volvía débiles, por lo mismo, nadie hablaba de amor, más bien cuando los de la alta sociedad se casaban, todos sabían que era por conveniencia.

Es curioso, no sé qué se siente estar enamorado, asumo que es algo que no todos son capaces de sentir, además de donde yo vengo, la gente aseguraba que nosotros estábamos manchados, es decir, jamás seré capaz de experimentar aquello que alguien normal podría sentir.

Dudo que alguien como yo sea capaz de enamorar a alguien, por lo mismo, no puedo evitar sentir cierta envidia de aquella inocencia que desprendía Joshua cuando hablaba sobre el capitán.

Cuando oscureció, él ordenó toda la cocina antes de irse a dormir, lo ayudaron otros dos chicos, aunque se fueron una vez acabaron sus responsabilidades dejándome a solas en mi nueva habitación.

Como era un nuevo lugar, me sentía desconfiado, no era capaz de dormir, creí que en cualquier momento enviarían a alguien para tomar mi cuerpo, aunque según transcurría el tiempo, el único que apareció fue Leo.

Era muy tarde, cuando me vio despierto se sorprendió, él mencionó que estaba cubriendo su turno de guardia, así que esa era su excusa para no dormir, mientras que la mía no se la podía decir, no podía revelarle que en realidad tenía miedo.

Dudo que envíen a alguien si él duerme en la cama de al lado, por ello esperé a que se alistara para dormir y dulcemente se posicionó cerca de mi lado casi suponiendo que tenía miedo.

Él acarició mi cabello, fingí dormirme creyendo que sus verdaderas intenciones aparecerían al verme vulnerable, pero una vez creyó verme dormido, se alejó, apagó la vela que había en la mesita que dividía ambas camas y se durmió.

¿Cómo es eso posible? Es extraño, no estaba acostumbrado a esto, aunque esperé pacientemente antes de iniciar con mi plan. Si bien no puedo seducir al capitán, puedo asegurarme de seducir a otro tripulante que sea capaz de brindarme protección.

Es la única forma que conozco, no tengo ninguna habilidad, no sé cocinar, ni tampoco pelear, más bien lo único que sé es complacer a alguien con mi cuerpo, aun cuando dicen ser heterosexuales.

El cocinero del capitánWhere stories live. Discover now