Capítulo 23: Libertad

402 60 4
                                    

Buscar a alguien que sea capaz de enamorarse de mí aun conociendo mi pasado suena como algo irreal, es más fácil decirlo que hacerlo, aunque de cierta forma el ser rechazado por Leo conseguía convencerme sobre sus intenciones.

Por lo visto, no tengo nada que ofrecerle, no parece tener el tipo de interés que esperaba, incluso me sorprende que haya sido capaz de rechazar mis caricias aun cuando estaba claramente duro, pero bueno, está bien, sus palabras me hacen sentir menos temeroso por la idea de permanecer aquí.

Cuando desperté él no se encontraba a mi lado, así que me alisté y salí de mi habitación donde me encontré a Joshua quien se encontraba en la cocina, mientras que los otros dos chicos que lo ayudan estaban afuera lavando unas cosas.

Él amablemente me preguntaba cómo había dormido, parecía interesado en saber si algo me molestaba, sin embargo, cuando le mencioné que había intentado acostarme con Leo, él escupió el agua que en ese momento estaba bebiendo debido a la sorpresa.

—¿C-Como resultó eso? —preguntó tratando de no toser.

—Mal, rechazó mi cuerpo— respondí.

—Bueno, es de esperarse, a Leo le gustan las chicas.

—Eso es cuestionable— comenté— hasta un cierto punto, todos los hombres desean experimentar y no creo conocer a ningún hombre que se niegue al sexo.

—Podrías tener razón, aunque Leo si te rechazó— murmuró, casi buscando contradecir mis palabras.

—Pero su pene estaba duro, lo que significa que no le desagradó—contraataque, viendo la sorpresa en su rostro, parece que le resulta difícil hablar sobre sexo, ¿quizás es inexperto? Es posible incluso que el capitán sea quien se robó su primera vez, por lo mismo, le resulta difícil hablar sobre estos temas con otras personas.

Es lindo, me resultan tiernas sus reacciones, algo que me motiva a molestarlo un poco mientras me ofrezco como ayudante.

Es obvio que no sé cocinar, pero no tengo problema en ayudarlo a limpiar o separar ciertas cosas que necesitaba.

No sé si quiero estar aquí, aún no lo he decidido, sigo sintiéndome temeroso con respecto al resto de tripulantes de este barco, sin embargo, curiosamente cuando salí de la cocina aquellos hombres no me miraban como ayer, más bien lucían menos temibles.

Me sentía curioso por este cambio, quería descubrir qué era aquello diferente que los hacía verme con más amabilidad, algo que me hizo llegar a Leo, por lo visto él les habló sobre mí.

No dijo nada malo, algo curioso, normalmente la gente que me conocía hablaba sobre mí con insultos de por medio, algo que Leo no hacía, incluso gracias a él me terminaron explicando que la tripulación suele comportarse de esta forma intimidante sólo para asustar a los nuevos.

Según las aclaraciones que recibí, no tenían pensado matarme ni nada parecido, así que un poco más confiado me paseaba por el barco y hasta terminé ayudando a unos sujetos con sus ocupaciones.

No tengo un papel dentro de este barco, no tengo ninguna habilidad que pueda servirle al capitán, así que podía caminar con libertad sin sentirme presionado para hacer algo.

Era extraño, el hecho de no recibir órdenes constantemente me hacía sentir bien, incluso podía simplemente observar desde los diversos ángulos del barco las vistas del horizonte.

No podía ver ninguna isla cerca, había agua por todos lados, aunque por primera vez podía sentir el viento chocando en mi cara a la vez en la que me sentía tranquilo.

Puede que esta libertad acabe pronto, pero supongo que Leo tiene razón, debo centrarme en el futuro y dejar mi pasado como un método para avanzar. No sé qué quiero hacer con mi vida todavía, aunque ya lo iré descubriendo con el tiempo.

El cocinero del capitánWhere stories live. Discover now