50. Buenas perspectivas

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El Capitán Marvel no fue demasiado consciente de cómo regresó al hogar de los Vázquez. Su mente estaba demasiado dispersa reviviendo todo lo que había vivido con Cissie aquella noche; recreándose en el recuerdo de sus ojos, su forma de mirarle, su risa o su sentido del humor y su personalidad, dulce y firme a la vez...

Y también en el recuerdo de la suavidad de sus manos y de la calidez de su cuerpo al contacto contra el suyo.

Era tan perfecta. O tal vez no lo fuera, pero en aquel momento a él se lo parecía al cien por cien.

Perfecta para él.

Por supuesto, había mil cuestiones por resolver. Ni siquiera en su embelesamiento podía olvidar que no sabía nada de aquella mujer; y su comportamiento, en ocasiones, había sido un poco, o mejor dicho, bastante sospechoso. No por lo del avión, sino por su negativa a contarle cómo había conseguido sus poderes, o a compartir la más mínima información personal sobre ella.

Pero esperaba tener tiempo para romper esa desconfianza durante su siguiente encuentro. O al siguiente, o al otro. Tenía intención de seguir viéndola. Entrenarse para superhéroe era un proceso largo y complicado, y él lo sabía porque, al igual que sus hermanos, lo había hecho de forma autodidacta.

Tras llegar al ático de su casa y transformarse de vuelta (rezó internamente para que el ruido del rayo cayendo a aquellas horas no despertase a nadie de su familia), Billy bajó lo más silenciosamente posible hasta su cuarto. Incluso tenía controlados los peldaños de la escalera, así como las baldosas del suelo del pasillo y de su habitación, y hasta los peldaños de su litera, para ir pisando por donde sabía que no haría tanto ruido.

Por desgracia, a veces ni siquiera eso era suficiente para el inquieto hermano adoptivo que tenía como compañero de habitación.

Cuando Billy acababa de recostar la espalda sobre su cama y estaba en medio de un suspiro de alivio por haber podido llevar a cabo su escapada sin ser descubierto, oyó la voz de Freddy bajo él:

—¿Dónde estabas?

"Maldita sea".

—Eh... esto... he ido al baño.

—Al baño he ido yo hace un rato, y no estabas. Y acabo de oír el rayo en el ático. Te has ido de juerga por ahí, ¿verdad?

—Pues sí, necesitaba despejarme un poco.

—¿Alguna novedad?

—No. —Pero después pensó que Freddy acabaría viéndolo en las noticias al día siguiente—. Bueno, un avión al que se le quemaron los motores. Tuve que ayudarles a hacer un aterrizaje de emergencia.

—Mierda, y yo me lo he perdido —se lamentó su amigo—. El aire es lo mío, tendrías que haberme llamado.

—Vale, la próxima vez que vea un avión cayéndose le diré que se espere un poco, para que llame al especialista del aire.

—Eres un borde —respondió Freddy con voz somnolienta—. Pensé que preferías que hiciésemos las misiones en familia.

—Normalmente sí, pero tampoco es tan malo que cada uno tengamos nuestro espacio de vez en cuando. Salir esta noche me ha venido muy bien, creo que le voy a dedicar un par de horitas todas las semanas a volar por ahí y pensar en mis cosas. Ya sabes, para desestresarme.

—Tú mismo... —dijo su amigo sin darle más importancia, antes de darse la vuelta en su propia cama y dormirse de nuevo.

Billy escuchó con alivio sus ronquidos: si estaba dormido, significaba que no podría seguir interrogándole.

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⏰ Last updated: Nov 18, 2023 ⏰

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Love and war (Shazam!)Where stories live. Discover now