41. Consuelo prohibido

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-Belle-

Es extraño lo deprisa que pasa el tiempo a veces. Cuando estábamos confinadas en casa, cada semana se me hacía un siglo. Pero este curso en el Fawcett, entre clases, estudios y dramas, los días parecían pasar volando.

Sin casi darnos cuenta, nos habíamos plantado en la mitad de diciembre, y solo faltaba una semana para Navidad.

Todos en el colegio estaban muy emocionados, no solo por la cercanía de las vacaciones, sino también porque se celebraba el segundo aniversario de la aparición del Capitán Marvel en Filadelfia. Yo también lo estaba, aunque en secreto, pues no podía dejar que papá o Georgia lo supieran. Para nuestra familia, era un aniversario más ominoso: el día que papá había sido detenido y encarcelado.

Casualmente, esa semana también incluía otro aniversario especial para mí, y mucho más positivo: el cumpleaños de Billy.

Al finalizar aquel viernes, salimos de las clases charlando animadamente, felices de la libertad que nos ofrecía un nuevo fin de semana.

—Entonces, ¿este año sí va a haber muñecos del Capitán Marvel y de la Liga Relámpago? —me emocioné, y Freddy asintió satisfecho.

—Exacto. Antes no podían sacarlos porque nadie tenía los derechos de imagen, pero ahora esta compañía ha llegado a un acuerdo con ellos. —Mencionó a cierto gigante mediático especializado en cómics, películas y entretenimiento.

—¿Y a qué se debe ese cambio? —me extrañé.

—Resulta que, cuando el Capitán Marvel anunció oficialmente su nuevo nombre, los derechos de ese nombre los tenía esta empresa, y eso creó un conflicto de propiedad intelectual o algo así. Pero finalmente contactaron con su representante y llegaron a un acuerdo por cual el Capitán y la Liga Relámpago tenían plena libertad para usar el nombre "Marvel", a cambio de que les cedieran los derechos para producir muñequitos y demás merchandising con su imagen. —Freddy parecía especialmente satisfecho al dar su explicación.

—Mmm, qué inteligente —oímos comentar a Georgia, que estaba caminando detrás de nosotros y que por una vez no llevaba sus audífonos puestos. Freddy se quedó un poco descolocado, ya que ella no solía ser pródiga en halagos:

—¿En serio?

—Para la compañía, desde luego. Van a ganar millones con productos del Capitán Marvel y sus amigos, se ahorran todos los royalties y a cambio solo han tenido que renunciar al nombre de un antiguo personaje de cómic que ya no le interesaba a nadie. —Se echó a reír—. Sea quien sea, a ese representante de la familia Marvel le vendría bien un curso de economía, o al menos conocer los principios básicos de la oferta y la demanda... —dejó de hablar al ver que Freddy la estaba observando de muy mal talante—. ¿Qué?

El enfado en los ojos de nuestro amigo dio paso a una sonrisita despectiva:

—Debe de resultarte duro, creerte la más lista y que a nadie le importe un pimiento lo que dices.

Freddy... le reconvino Billy, en tanto que Georgia se encaró con el primero:

¿Y eso a qué viene? Ni siquiera me estaba metiendo contigo.

Él apartó la vista con desagrado.

Eso es lo que tú te crees me pareció oírle murmurar, a lo que Billy le lanzó una mirada de advertencia.

Love and war (Shazam!)Where stories live. Discover now