23. El Capitán Marvel

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-Georgia-

Tras las explosiones, la estructura metálica de la torre se sacudió violentamente y nosotras con ella, hasta el punto de que por poco me suelto de mi asidero. Mi hermana perdió el equilibrio y empezó a resbalarse hacia abajo, y simultáneamente se escuchó un espantoso chirrido metálico que indicaba que las conexiones del mástil que sujetaban la antena a la torre habían desaparecido y tanto el mástil como la antena se estaban desprendiendo.

--¡Belle, sal de ahí! --bramé, y esta vez el pánico en mi voz no era fingido en absoluto.

--¡Georgia! --Belle retrocedió rápidamente, intentando regresar a la seguridad de la escalerilla, pero no le dio tiempo. La antena acabó de desprenderse cayendo al vacío; y mi hermana quedó colgando, aferrándose desesperadamente con las manos a la parte del mástil que aún estaba adherida a la estructura, el cual era su único punto de apoyo.

Ella gritó horrorizada, y yo también gritaba:

--¡¡Belle!!

--¡Georgia, ayúdame, por favor!

Mi corazón se encogió al verla así. Treinta metros más abajo, oímos un horrible estruendo cuando la antena impactó contra el suelo, y sabía que Belle sería la siguiente si no la ayudaba. Traté de desplazarme por la viga para acercarme a ella y ayudarla a subir, pero me di cuenta de que no podía moverme. Con el bamboleo posterior a la explosión, una de las tiras de mi mochila se había enganchado a un saliente metálico, y me impedía avanzar.

"No, no, no... ¡¡Mierda!!"

Traicionada por Rocky, por mi propia creación. Ahora sabía cómo debía de haberse sentido Julio César.

Traté de liberar la tira de lo que la trababa, primero concentrándome en sacar el enganche y después tirando frenéticamente de él al ver que no conseguía soltarme. Belle me necesitaba, su vida pendía de un hilo, y yo estaba allí atrapada como un animal en un cepo. Después intenté quitarme la mochila, pero al haber sujetado los mandos a mis muñecas no podía hacerlo deprisa.

--¡Georgia, me estoy resbalando! --sollozó mi hermana.

--¡Aguanta Belle, ya voy! --respondí sin aliento, mientras arrancaba como podía las correas de los mandos que me tenían atada a la mochila.

--¡Por favor... no quiero morir! --El pavor que podía percibir en su voz me rompía el corazón. Mi propia angustia hacía que las manos me temblasen y mis lágrimas de frustración y rabia me cegaban, dificultándome aún más la tarea, pero no dejé de luchar.

A lo lejos, creí ver el destello de un rayo, aunque apenas le presté atención.

--¡Aguanta... solo unos segundos más...!

Por fin conseguí zafarme de las correas de aquella cosa, que de mimada creación se había convertido en una odiosa trampa, y me arrastré a toda velocidad hacia el saliente del mástil, donde mi hermana estaba perdiendo las fuerzas que la mantenían aferrada allí. Una de sus manos se soltó de su asidero, quedando solo la otra para separarla de una caída mortal.

--¡¡Belle!! --chillé, estirando la mano para aferrarla por la muñeca del otro brazo, e incluso conseguí rozar su piel...

...Pero no fue suficiente.

En aquel preciso instante su otra mano acabó por resbalarse también, y yo no conseguí agarrarla con fuerza. Me impulsé hacia adelante todo lo que pude, arriesgándome a caer también, tratando de llegar hasta ella, pero sabía que no lo lograría. Ante mis ojos horrorizados, la vi hundirse en el vacío como una piedra. Aunque ocurrió muy rápido, para mí fue como si sucediese en cámara lenta, podía notar todos los detalles: el terror helado en los ojos de Belle, su rostro desencajado, su desgarrador grito, ronco por el sobreesfuerzo de su garganta... aquella imagen me perseguiría en mis pesadillas durante semanas.

Love and war (Shazam!)Where stories live. Discover now