50 | Hometown girl

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50 | Hometown girl

Miércoles 2 de Agosto de 2023
Kearney, Nebraska, Estados Unidos

Julie fue la primera en despertarse aquella hermosa mañana, siendo rodeada por los brazos de Max que dormía plácidamente de cucharita a ella por su respiración tranquila y suave que impactaba en su oído. Sonrió enamorada al oler su perfume y al sentir esa cálida sensación de tranquilidad y protección que le transmitía, queriendo quedarse todo el día enredada en su cuerpo pero las necesidades básicas de su organismo no se lo permitieron, por lo que delicadamente se bajó de la cama para no despertarlo y se dirigió al baño. Luego de unos cortos minutos, se vistió y se peinó un poco el cabello que había quedado hecho un desastre, decidiendo por ir hacia la cocina al ya haber bastante sol.

-Buenos días.- sonrió la muchacha al encontrarse con su hermana sentada solitaria en la mesa redonda del comedor, con una taza de leche caliente y unas tostadas en un platito a su lado, recibiendo una sonrisa en respuesta ya que estaba con la boca llena. -¿Qué haces aquí sola?- cuestionó algo intrigada, acercándose hacia ella para regalarle una caricia en sus hombros indicando amor.

-Este pequeño me ha despertado con vómitos...- comentó una vez que pudo liberar el interior de su boca, mientras se masajeaba suavemente el vientre en un tono de voz gracioso y fastidioso, provocando una tonta risa en la menor. -Y luego le ha dado hambre, así que...- añadió encogiéndose de hombros, intercambiando otras sonrisas mientras ella sostenía una tostada en su mano derecha. -¿Quieres que te haga un café o un té?- preguntó amable y hospitalaria.

-No, no, descuida.- interrumpió al ver que intentaba ponerse de pie, frenándola de su accionar. -Yo me lo puedo hacer, no te preocupes.- asintió para luego dirigirse hacia la cocina a pocos metros de donde estaba ella, siguiendo las indicaciones que la mayor le daba sobre dónde se encontraban las cositas. -¿Cómo llevas lo de... las náuseas y los vómitos?- preguntó a los pocos minutos con curiosidad, mientras la cafetera filtraba el agua caliente y llenaba la jarra de un delicioso café negro.

-Al principio es raro y... por supuesto que he tenido mucho miedo a que me den ganas de vomitar en todos lados.- respondió y ambas rieron tontamente, mientras Julie se apoyaba con su cadera en la mesada de la cocina a esperar. -Pero luego he ido conociendo mi cuerpo y ya sé qué comidas evitar o incluso cuándo voy a vomitar por la sensación extraña en el estómago y en la espalda...- añadió tratando de explicarse, riendo por la expresión de confusión en la menor. -Ya lo vivirás en un futuro...- rodeó sus ojos y le dió un mordisco a su tostada bañado en dulce de cereza casero.

-En uno lejano...- rió nerviosa, comenzando a bajar una taza de la alacena ya que faltaba poco para que el café estuviera listo. -¿Y eso de los antojos... es real o es un mito?- preguntó con timidez, recibiendo una ceja arqueada por parte de la mayor ante sus continuas preguntas un tanto impresionada; eligiendo creer que se debía a la simple curiosidad.

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