25. APROVECHAR EL TIEMPO

Comenzar desde el principio
                                    

Solo un par de horas más y la veré de nuevo.

***

NAIRA

Cuando termina la llamada, abro la puerta y miro a Kea de pie viéndome con ojos irritados sé que es tiempo de sacar el paquete de chocolates.

La llevo a mi habitación mientras la escucho sorber y nos sentamos en mi cama. Yo solo guardo silencio y espero hasta que quiera contarme lo que pasa. No pienso presionarla, no cuando se ve tan mal. Sabe que es mi mejor amiga y que siempre estoy para ella, aunque últimamente ya no nos veamos tanto como antes.

—Yo... Uh, ya no soy virgen —confiesa en un susurro apenas audible.

Exhalo ruidosamente y estiro mi mano hasta la de ella dándole un apretón para instarla a que continúe.

—Fue ayer y... luego terminamos. Solo se acabó. Ya no hay nada entre nosotros, Nai, y no sé cómo me siento. Fue horrible todo. No quería, pero pasó y... Dios, soy una idiota.

Sus manos cubren su rostro y luego la veo comenzar a llorar. ¿Cuántas veces lo habrá hecho desde ayer?

—¿Por qué no me llamaste? —la cuestiono—. Pude haber ido a verte. Habría llevado un envase extra grande de helado, galletas y algunas películas. Te habría distraído, Kea. Ya sabes que no me gusta que estés triste.

—No quería que... Perdón. Quería estar sola —admite con voz rota.

Jalo su brazo y ella se recuesta sobre el colchón dejando reposar su cabeza sobre mis muslos. Comienzo a acariciar su cabello y ella parece sollozar con más fuerza.

Así pasamos eternos minutos hasta que por fin parece calmarse y empieza a respirar con normalidad. Creo que incluso se ha quedado dormida.

—¿Kea?

—Mmm.

Miro la hora en el celular y muerdo mi labio. Ya es tarde y no quiero dejar a mi amiga sola. ¿Deberé llamar a Asier para cancelar nuestra cita?

Dejo escapar un suspiro y recuerdo lo emocionado que se sentía por esta noche. Pero... creo que entenderá. Comienzo a escribir un mensaje cuando mi celular comienza a sonar. Frunzo el ceño a la pantalla y luego contesto poniendo los ojos en blanco.

—¿Qué?

La risa al otro lado me hace apretar los dientes juntos.

Dios, me encantas así de agresiva, florecita. —Bufo ante sus líneas ensayadas y miro hacia mi amiga que parecer haber caído en un profundo sueño reparador.

—¿Qué quieres, Diego?

¿Está Kea contigo?

—¿Desde cuándo te interesa dónde está o qué le pasa? —pregunto molesta.

Es mi hermana, Naira. Siempre me preocupo por ella.

—No parecías pensar eso cuando la dejaste aquí.

Recuerdo lo triste que mi amiga estuvo en aquel entonces y froto mi frente.

Ya pasó eso. ¿No puedes olvidarlo? Ya dije que me equivoqué y que me arrepiento. Ahora estoy aquí, ¿no es eso lo que cuenta? —El tono tan serio con el que dice esas palabras me sorprende.

—Uh...

Solo dime si está contigo. Anoche no llegó a dormir y...

—Sí —suspiro—. Esta aquí conmigo.

Voy por ella.

—¡No! Ella...

Cuelga.

Hago una mueca y miro fijamente la pantalla. Entonces recuerdo que iba a enviarle un mensaje a mi novio y lo hago. Bastante tiempo después la puerta es casi aporreada y salgo de mi habitación con cuidado de no despertar a Kea.

Cuando abro la entrada principal una nube de humo me recibe y tengo que ladear la cabeza para poder toser y respirar aire limpio.

—Dile que he llegado por ella —dice Diego molesto. Puedo notarlo porque su voz es dura y sus ojos miran a cualquier parte menos a mí.

—Está dormida. Te lo iba a decir, pero colgaste y...

—Bueno.

Nos quedamos en silencio un momento hasta que termina con su cigarro y arroja la colilla al piso. Hunde sus manos en los bolsillos de su pantalón y ladea la cabeza fijando sus ojos en mí.

Odio que haga eso.

Me retuerzo nerviosa en mi lugar y miro hacia adentro de mi casa por encima del hombro.

—¿Qué? —pregunta—. ¿Tienes miedo de que tu mamá nos vea?

Clavo mis ojos en su rostro y sacudo la cabeza.

—Kea se va a quedar a dormir —murmuro en respuesta—. ¿Por qué no te vas? Mañana le digo que te llame.

—Me gusta ponerte nerviosa.

Da un paso hacia mí y, por puro instinto, doy uno hacia atrás.

—N-no me pones nerviosa.

Una sonrisa ladeada aparece en su rostro y sacude la cabeza con diversión. Estira su brazo y toma mi mano en la suya más grande. Por alguna tonta razón no me retiro.

Tal vez por esa mirada de arrepentimiento en su rostro o el tono serio cuando dice:

—De verdad te quiero, Nai. Lamento no habértelo demostrado antes.

Da un paso más cerca y mis ojos se abren como platos. Siento a mi corazón latir con más prisa y a mis piernas flaquear cuando su mano se eleva hasta mi mejilla.

Estoy segura que voy a hiperventilar, sin embargo me quedo congelada al escuchar mi nombre siendo llamado.

—¿Nai?

Miro hacia atrás y me encuentro con el rostro dolido y confundido de mi novio.

—Asier.


Instagram: cmstrongville
Twitter: cmstrongville

Grupo en fb: Leyendo a Cee


Amor de libro [ADL #1] -PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora