𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘤𝘩𝘦𝘯𝘭𝘦

Почніть із самого початку
                                    

—Por supuesto que no, Chenle, tiene como cuarenta años —exclamó el menor, casi asqueado.

El mayor se reía a carcajadas, sin importarle que su padre podría escucharlo y regañarlo a ambos.

—Bueno, a lo mejor eres como Donghyuck —se burló nuevamente el mayor.

—No me gusta nadie —exclamó Jisung, perdiendo la paciencia.

—Pues, a mi sí me gusta alguien.

El rubio quedó paralizado y sorprendido, era la primera vez que Chenle le confesaba algo así, nunca le había gustado alguien, o al menos nunca se lo había contado a él.

—¿Q-quién es?, ¿le conozco?

El mayor asintió, aguantando la risa, mientras mordía su labio inferior.

—Es un chico. Es un poco alto, tiene mi misma edad, su cabello es rubio y sus labios son gruesos —Chenle no lo demostraba, pero sentía como si todo su cuerpo estuviera temblando o que hasta podría desmayarse.

La frente del menor se arrugó, en su mente trataba de recordar las personas que conocía, que tuvieran esas características que su amigo había detallado.

—¡¿Es Donghyuck?! —se cubrió la boca, sorprendido.

—Jisung, Donghyuck no es rubio, por Dios.

El menor se encogió de hombros.

—Olvídalo. Mejor vamos a dormir, antes que se quemen las últimas neuronas que te quedan.

Jisung golpeó sin fuerza su hombro, dejando morir el tema, dejando escapar un bostezo y cerrando sus ojos.

Al cabo de diez minutos, el rubio ya estaba completamente dormido, siendo admirado por su mejor amigo, a quien el sueño había dejado abandonado.

Chenle acomodó con sumo cuidado los cabellos dorados de su amigo, despejando su rostro, a pesar del tiempo, Jisung seguía luciendo como un niño pequeño. Los dedos del chino rozaron los esponjosos labios ajenos, al notar que este ni se inmutaba, se aproximó sigilosamente hasta él, especialmente hasta sus labios, dejando un corto beso en ellos, que duró un segundo, volviendo rápidamente a su lugar, mirando el techo como si fuera lo más interesante e ignorando como sus mejillas ardían como si de fuego se tratara, se golpeó a sí mismo en la frente y soltó un suspiro.

—Eres un idiota, Jisung —susurró el mayor, dándole una última mirada al menor—. Y yo también.

...

Eran las doce en punto del mediodía y Renjun ya estaba tocando el timbre de su antigua casa, tenía dos días para estar con Chenle, en realidad, tenía que llevárselo el viernes, pero este le rogó que no lo buscara, ya que quería hacer una pijamada con Jisung.

Mark fue quien le atendió, vestido de forma casual, como siempre solía hacer los sábados, los domingos siempre vestía su pijama, o al menos eso hacía cuando Renjun vivía con él.

—Adelante, Renjun.

—Gracias, Mark —se adentró a la casa—. Déjame adivinar, sigue durmiendo.

—Ya sabes como son las pijamadas con Jisung, a pesar de que fui temprano a decirles que durmieran, continuaron hasta más tarde.

Renjun no podía evitar el sentirse incómodo, era como si cada vez que volvía allí, su mente olvidara que antes ese había sido su hogar y el hombre frente a él había sido su esposo, y el amor de su vida.

—¿Cómo va en la escuela? —cuestionó el chino.

El mayor le dedicó una mirada confusa.

—Él no se comunica mucho conmigo...

—Oh, no sabía de eso —el mayor se aclaró la garganta, un poco incómodo—. Le está yendo bien, por el momento ningún profesor me citó, mucho menos el director, así que, supongo que va bien.

El chino rio por lo bajo, asintiendo.

—¿L-la psicóloga, te comunicó algo?

—No demasiado, me dijo que no lo obliguemos a que nos diga «papá», están trabajando en eso y cree que quizás es una pequeña etapa —explicó.

—Está bien, supongo... —la incomodidad, que nunca los había abandonado, se volvió más intensa—. ¿Podrías despertarlo? Tengo algo de prisa.

—Eh, sí. Lo lamento, ahora vuelvo.













































































buenas y santas

𝘛𝘩𝘦 𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘉𝘢𝘣𝘺 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉Where stories live. Discover now