THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN

CAPÍTULO 5.- segundo fragmento

Bael abrió mucho los ojos.

—¿Niños demonios? —preguntó Noel confundido.

—Estuvieron un tiempo por aquí —dijo Coyun—, hace muchas lunas, pero dejaron de venir, Coyun fue a ver a la casa donde se escondían, pero se habían ido. Coyun no volvió a verlos.

Bael apretó la mano dañada, de pronto el dolor no importó. Acaba de encontrar un escondite de los bebés demonios.

—¿Dónde está la casa de esos demonios Coyun? —pregunto Bael sombrío.

Coyun noto su cambio de ánimo.

Noel advirtió el peligro. Si Coyun no le contestaba a Bael inmediatamente, este le sacaría la información por las malas.

—Pequeño Coyun —dijo Noel con más delicadeza—, Bael quiere... conocer a sus amigos, Bael es el primo de Theo, no tienes que temer. ¿Podrías decirnos dónde está la casa donde se ocultaban los otros demonios?

—Coyun sabía que se escondían en las ruinas de la villa de cazadores —dijo Coyun mirando a Bael temeroso—, estaban en una de las pocas casas que sobrevivió a la gran destrucción, pero Coyun no podía ir cuando estaban acompañados.

—¿Hechiceros? —preguntó Bael.

—Si, hechiceros malos estaban a veces con ellos, Coyun una vez lo vieron golpeando a los niños demonios —dijo Coyun.

—¿Sabes dónde está esa villa? —Bael miro a Noel.

—Si, es la villa de Taylor —habló Noel—, al otro extremo del bosque.

—Llévame inmediatamente ahí —exclamó Bael empezando a caminar.

—¡Gracias Coyun! —Noel gritó mientras seguía a Bael—, ¡Espérame Bael!

El semidemonio caminaba a paso rápido, con la mente trabajando a mil por hora. ¿Cómo carajos no se le había ocurrido antes rastrear esta zona?, sabía que los atacantes a la villa de Taylor estaban de parte de la mujer loca de Elizabeth ¿Cómo no se les ocurrió revisar si tal vez alguien se ocultaba ahí?

—¿Qué está pasando Bael? —preguntó Noel casi corriendo—. ¿No se supone que tu familia y tú son los únicos semidemonios o algo así?

Bael no respondió, paró en seco, desplegó sus alas y sujetó a Noel.

Este grito cuando Bael empezó a volar a velocidad buscando la villa.

—¡Es para ese lado! —señaló Noel chillando—. ¡No me sueltes!

Bael siguió impulsándose, iluminando la noche con sus alas de fuego. Entonces divisó la villa aterrizando inmediatamente ahí.