Llegamos por la parte trasera y me ayudan a bajarme, me da risa ver Anderson y Smith cargar la cola de mi vestido. Hombres tan imponentes y agresivos, sádicos como ningún otro cargando un vestido.

Entro y me dirigen hacia donde están los demás.

Mi papá es el primero en verme y respiro hondo cuando se le cristalizan los ojos automáticamente. Camina hacia mi y yo prácticamente corro hacia el.

Nos fundimos en uno, solo Antonio y el me hacen sentir tan plena, tan llena como si nada me hiciera falta. Nos separamos y acaricio sus mejillas.

- Te ves como una reina - Su voz es temblorosa y yo trago doble - Hermosa Isabella.

- Tu también te ves muy bien - Digo y una lágrima se me derrama.

Sonríe y yo también, volvemos abrazarnos y no quiero soltarlo jamás.

Es el único que se dio cuenta lo hundida que estaba, no necesito explicaciones solo me saco de eso como pudo. Siempre estuvo conmigo en todo, momentos únicos llegan a mi cabeza haciendo que mi corazón bombee más sangre de lo normal.

- ¡Ya es hora! - Grita la organizadora y nos separamos.

Solo estamos el y yo, los demás al aparecer están en la entrada, mi papá pasa su brazo por el mio y escucho como la orquesta comienza a soltar las notas, aprieto el brazo de Albert cuando escucho la canción que es totalmente diferente a la que se había elegido.

- Sabes - Me habla mi papá - Puedes ir a pasar algunos meses en Venezuela - lo veo - Tal vez dos o tres - Vuelve la vista hacia al frente - Has estado mucho tiempo afuera de casa.

- Lo voy a pensar - Nos llaman con las manos y caminamos hacia la entrada - Tengo un esposo y un hijo que atender.

- Ni me lo recuerdes - Suelta automáticamente con fastidio - ¿Cuál es el apuro de casarse? Eres una niña apenas.

- Es hora - Habla uno y me paro en la puerta.

Comenzamos a entrar y sonrío cuando la parte que tocan es justamente la misma que cuando bailamos esa noche en la cena. Antonio se voltea a verme y aprieto el brazo de mi papá.

Tiene un traje negro justo a la medida y es primera vez que lo veo usando corbata, lo único de color diferente es la camisa blanca que carga abajo de todo, tiene un pañuelo en el bolsillo del traje dorado y sonrio de solo pensar cómo seguramente lo odia.

No es el hombre que usa trajes con más cosas de las normal, no le gusta y por ello sus pañuelos siempre están en sus bolsillos y no a la vista.

- Lo amo mucho papá - Le digo con respecto a lo que hablábamos, cada paso que doy los nervios aumentan - Y cuando amas así quieres estar siempre con esa persona, cada segundo, cada hora, como si no hubiera un mañana y tienes que disfrutarlo hoy.

El lugar está lleno de floreros con ramos gigantes de rosas, no camino por una alfombra roja como es muy típico, es un espejo y bajo la vista viéndome, la levanto y veo telas blancas caer en todo el lugar, subo la vista viendo cómo tiras de flores con piedras cuelgan por todo el lugar junto con luces, y las velas que están en el suelo hacen el lugar muy romántico.

Creo que siempre he sido una romántica que se escondía en un clóset porque si alguien me hubiera dicho que me iba a casar vestida de blanco en un ambiente donde el amor es protagonista lo hubiera bloqueado.

Unstable. [saga Bernocchi > Libro 1]Where stories live. Discover now