CAPÍTULO 3.- tercer fragmento

Comenzar desde el principio
                                    


—Oh sí eso suena estupendo —Taylor chasqueo con la boca—, ¿Por qué todos tus recuerdos terminan con alguien intentando asesinarte?


—No lo sé, es algo que me persigue desde pequeño —Gerard se rasco la cabeza—, es como una maldición, creo que por eso soy bueno en lo que soy porque siempre he tenido que luchar para que no me corten el cuello.


Taylor simplemente se rindió como siempre, no había caso ahondar en las conversaciones con Gerard, esté siempre terminaba sus conversaciones con cosas sin sentido.


Caminaron por todo el lugar, era una congregación de cazadores, los exámenes para ser un cazador de alto nivel siempre eran en lugares extremos. En ese momento estaban en un desierto de Australia. Habían creado todo una pista de obstáculos, además de otro tipos de pruebas. Taylor estaba emocionada y le hubiera gustado que Theo estuviera ahí con ella.


De hecho, todo el grupo quiso venir, más que nada por chismosos. Querían ver de qué trataba los exámenes de cazadores, pero no estaba permitido revelar a nadie que no sean cazadores el lugar donde se realizaba la prueba. Serían retirados inmediatamente.


Theo había estado más nervioso, la última vez que Taylor estuvo en una prueba de cazadores. Hubo un ataque en su villa y Taylor estuvo a nada de ser asesinada. Para tranquilizarlo, dejaron que Bael los marcará con magia si en algún momento pedían por ayuda. Este se teletransportaría rápidamente a su lugar y los sacaría de ahí.


—Oh genial —Gerard le susurro—, todos nos miran mal ¡fantástico!


Taylor puso los ojos en blanco, Gerard estaba totalmente loco, no le sorprendía que los otros cazadores lo dejaran de lado. Aunque se sintió un poco mal por él, vestía un poco andrajoso y parecía un cazador de poca monta, pero Gerard era totalmente letal, posiblemente superior a la mayoría de los grandes renombres de los cazadores que estaban ahí.


A Gerard no le importaba en lo absoluto, caminaba sonriente como si se tratara de una reunión cualquiera, confiado totalmente de a su alrededor.


Taylor sabía que muchos lo habían tachado de traidor por entrenarla, porque veían eso como si estuviera trabajando para los hombres lobos. Si supieran que exactamente Gerard era un infiltrado de los hombres lobos lo colgarían.


Gerard era realmente bueno en su trabajo.


—¡Jack y Hatice! —Gerard saludo a lo lejos a dos sujetos—. ¡Viejos amigos!


Los nombrados miraron a Gerard con ojos entrecerrados, pero al final le sonrieron.


Taylor se dio cuenta que eran cazadores de estatus, por sus uniformes. Cuando los cazadores eran de alto nivel, se ponían insignias de plata y algunos adornos. En especial la mujer tenía un hermoso prendedor de plata en el cabello en forma de una pluma. Taylor jamás podría usar esas cosas, la plata no es algo que debías usar si vives en el Reino de los hombres lobos.


—De verdad no pensé verte aquí —sonrió uno de ellos abrazando a Gerard—, has estado desaparecido amigo mío, las malas lenguas decían que seguramente habías muerto en un ataque en África.


Neee —Gerard hizo un gesto por la mano restándole importancia—, solo me enfrente a algo de magia negra y unos cuantos seres malignos, lo de siempre.


—Pero qué tenemos aquí —la mujer miró a Taylor—, jamás pensé que tuvieras un pupilo.


—Oh si —Gerard recordó que Taylor estaba ahí—, ya saben quién es, Taylor ellos son Jack y Hatice, viejos amigos, los conozco porque hace algunos años nos presentamos juntos a esta misma prueba.


—¡Ya son bastantes años! —se carcajeó Hatice sujetando cariñosamente a Gerard de los hombros—, este de aquí era un renacuajo, varios años menor que nosotros, pensamos que moriría en las pruebas, ¡Al final el desgraciado sacó la nota máxima!


—Parecía tan tranquilo y resultó ser un loco vertiginoso —dijo Jack—, no quiero saber que cosas te ha enseñado.


—¿Y ustedes qué hacen aquí? —preguntó Gerard alegremente—. ¿Tienen pupilos?


—Yo tengo uno, se llama Raimi y no tengo idea de dónde se metió —Hatice frunció el ceño mirando a todos lados.


—Yo seré uno de los jueces —explicó Jack sonriéndole a Taylor—, cuando me enteré de que Gerard tenía al fin un pupilo, usé todas mis influencias para que entraras a la prueba, quería ver por mis propios ojos esto. Gerard jamás había accedido a tener pupilos ni asentarse más de seis meses en ningún lugar ¡Esto es realmente sorpresivo!


—No exageren —dijo Gerard—. Ya saben por qué acepté.


—¿No era porque creías que todos los cazadores merecían entrenar adecuadamente? —respondió Taylor.


—Este bribón quería ver el Reino de los hombres lobos por sí mismo, no le importó que muchos le repudiaron por eso —Jack miró con envidia a Gerard—. ¿Es tan grandioso como dicen?


—¡Tienen bebederos gigantes!


Los tres se enfrascaron en una conversación absurda pero alegre mientras Taylor miraba a su alrededor. Había demasiados cazadores de todos los lados del mundo, listos para probarse a sí mismos.


Taylor estaba realmente emocionada.


—¿Taylor?


La nombrada se volvió para ver quien la llamaba.


—¡Steve!

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora