- No era uno, eran varios - responde y lo veo mal - Y yo no sabía que Massimo existía, nunca me enteré si no hasta después de dos meses que se lo quité a la mamá.

- ¿Quien lo atendía?

- Pues yo - no le creo - Ikor, Ivanoska, Aren. - Se queda pensando - Mucha perdonas lo cuidaban pero mayormente fui yo.

- ¿Como hacías con tu doble vida?

- Lo cargaba para todo - Responde y me imagino lo sexy que debe verse con un niño en los brazos - Una vez estaba con unas chicas y el entro llorando pero se calló cuando vio los senos de unas tres, una de ellas le hizo comida y todo por la pena, Massimo no le quitaba la vista al escote - Suspira - Que tiempos.

- ¿Le pagaste a la chica?

- Si - la expresión de su cara me hace golpearlo - Se veía bien feliz cuando se fue así que qué más pago que ese.

- Menos mal no te conocí en ese tiempo - Le digo.

- Te hubiera echo igual de feliz - lo vuelvo a golpear - Tal vez te hubiera roto el corazón y después iría a tu casa borracho tirando piedras a tu ventana - sonrío - Tus padres no me hubieran querido por tener un hijo y un brazo tatuado, me hubieran visto como el típico chico sin futuro.

- Y nos hubiéramos visto a escondidas - Le sigo el juego.

- Exacto - Me besa - Pero aquí estamos, tus padres no van a entrar por la puerta de golpe y menos mal, ya estoy muy grande para tirarme de una ventana.

- Que horror debe ser ver a tu hija coger - Digo ignorando lo otro.

- Por eso no quiero una niña - Dice - sería mi castigo, le pondría un chip de rastreo para saber dónde está siempre y tendría que esconder esos novios bien para que no se los mate.

- Tienes todo muy planificado - Le digo y me vuelve a besar.

- Le diría a Massimo que me ayude - Sigue - Si, la verdad no estaría mal, ojalá nuestros hijos salgan como tú pero con mis ojos, son más bonitos que los tuyos.

- Ajá y tanto que te encanta - se encoje de hombros - Deberíamos quedarnos así todo el día.

- No seas floja - Me nalguea de una forma suave - ¿Ya dije lo mucho que me gusta este trasero?

- Lo vives tocando no hay que ser un genio para darse cuenta.

- ¿Has tenido sexo anal? - niego y sonríe.

- No - Respondo haciéndome a un lado.

- Si - dice y se levanta - Tengo que desvirgarte ese culo Bambola - me besa y se va al baño.

- No no tienes - me voy tras el - Si quede caminado raro y con dolor por varios días no quiero pensar cómo será el dolor por ahí.

- Esos mediocres de pene promedio con los que estuviste - Me toma las caderas - Que asco Isabella - lo rodeo con las piernas.

- Que sabes tú - le digo y me abre el agua fría haciéndome chillar - ¡Antonio!

Se ríe a carcajadas y comienza a caer agua tibia, trato de bajarme pero no me deja.

- Quieta - Pasea sus labios por mi clavícula - Ninguno de ellos te hizo sentir lo que estás sintiendo ahora - La piel se me eriza, me sube un poco y mete un pecho a su boca - Y eso que soy un viejo - me muerde - Según tu porque solo tengo 32 añitos - levanta la vista sonriendo - Eso no es mucho.

Me remuevo intranquila.

- Dame - Le digo y me baja yendo por mis labios.

Y obedece, porque me da una buena acomodada de matriz.

Unstable. [saga Bernocchi > Libro 1]Where stories live. Discover now