¿𝓜𝓪𝓵𝓯𝓸𝔂?

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La noche era amena en el castillo y Escuela de Magia de Hogwarts; las lechuzas descansaban en el campanario, las personas de los cuadros dormían al igual que los estudiantes y profesores, o eso se pensaba.

Él deambulaba por los oscuros pasillos de Hogwarts, camuflándose con la oscuridad, aquella capa que siempre utilizaba, parecía flotar detrás de él a cada paso elegante y lleno de gracia que daba. No por nada mucha gente decía que parecía un murciélago. Severus Snape, el profesor de pociones, siempre se tomaba al menos una hora de la madrugada para recorrer los pasillos, asegurándose de que ningún alumno estuviera incumpliendo las reglas; no era un secreto para nadie que recorrer los pasillos a esas horas en busca de una potencial víctima a la cuál castigar, era su pasatiempos favorito.
Y esta noche, después de varias noches sin éxito, encontró a una víctima, la víctima perfecta, había encontrado a Harry Potter saliendo de uno de los pasillos, Snape se acercó amenazante, mirándolo fijamente, aquella mirada podía helar a cualquiera... O matar a alguien del susto si no estaba acostumbrado a la presencia de Snape.

—Señor Potter... ¿Qué hace fuera de su cama a altas horas de la noche? Sabe y es de su conocimiento que hay reglas...

El más joven se quedó en silencio, tragando saliva algo duro, realmente no se le venía a la mente ninguna excusa, había saltado de su cama para seguir un ruido extraño de música, pero al llegar a aquél pasillo, ya no había más ruido.

—Vine... Al baño, si, al baño... Los baños de Gryffindor estaban ocupados

Fue la excusa más patética y ridícula que se le había ocurrido en su vida y claro que aquello no había convencido a Severus. Este lo fulminó con la mirada.

—Aún así, vagar por los pasillos a altas horas de la madrugada es merecer un castigo, así que señor Potter... Usted acaba de ganarse un castigo. Vuelva a su cama y mañana... Hablaremos de su castigo.

Un ruido muy sutil llegó a oídos de Snape, quién dirigió su mirada en la oscuridad y tomó su varita adelantándose un poco pasando al lado de Potter.

—Lumus.

La varita se encendió por la punta generando una tenue luz, pero dejando ver claramente qué era lo que había provocado aquél sonido tenue.

—Señor Malfoy... Veo que usted también decidió incumplir las reglas esta noche... Es una sorpresa, a su padre no le gustaría oír esta noticia.

La cara de Draco palideció al oír la voz de Severus nombrar a su padre, aquello sería algo terrible si llegara a enterarse que rompió una estúpida regla solo por molestar a Potter.

—No hay excusa que valga. Vuelvan a sus habitaciones, mañana mismo me encargaré de informarles sus debidos castigos.

Draco maldijo en voz baja al igual que Harry, pasar un castigo juntos no era algo que realmente le agradara, mucho menos que le llamara la atención.

Ambos se fueron a sus respectivas casas, estaba claro que el día sería agotador, Severus era bien conocido por ser un total tirano en sus castigos.
Y así fue; cuándo aquella mañana fueron a la oficina de Snape luego del desayuno, este los recibió con una tétrica sonrisa, estaba claro que había planeado un buen castigo.

—Bien, como les dije anoche en nuestra "pequeña reunión", les tengo preparados dos castigos que deberán cumplir juntos, ya que veo que se llevan muy bien.

Aquello parecían ser tres castigos más que dos únicamente.

—El primero constará en limpiar y ordenar alfabéticamente la sala donde están todas mis posiones y ingredientes para las mismas. Deberán contar cada una y cada ingrediente que encuentren en las reservas.

Viridian ;; DrarryWhere stories live. Discover now